Fallece Sor Beatriz, un pilar del altruismo yucateco

Familiares y amigos despidieron a la fundadora del albergue temporal 'San Vicente de Paúl' con una misa de cuerpo presente en el mismo lugar.

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Misa de cuerpo presente de Sor Beatriz María Loreto Laviada Arrigunaga, oficiada por el arzobispo emérito, Emilio Carlos Berlie Belaunzarán. (Milenio Novedades)
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Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- A la edad de 90 años, anteayer se desligó de la vida en esta capital, Sor Beatriz María Loreto Laviada Arrigunaga, fundadora del albergue temporal “San Vicente de Paúl”.

El día de ayer familiares y amigos la despidieron con una misa de cuerpo presente en el lugar que fundó para el cuidado, alimento y suministro de medicamentos de familiares y enfermos del Hospital O’Horán.

Apenas llegó a Yucatán, el viernes 31 de julio pasado, el arzobispo Gustavo Rodríguez Vega visitó ese albergue, donde saludó y charló con Sor Beatriz. Ayer, en ese mismo sitio, el arzobispo emérito, Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, ofició una misa de cuerpo presente y luego se procedió a la incineración.

Beatriz Laviada, hermana de la caridad de San Vicente de Paúl, dedicó más de cuatro décadas de vida a ese albergue.

Durante su niñez jugó en la Casa de Montejo y en las numerosas haciendas de su familia y pasó sus días finales en el modesto albergue, frente al hospital O’Horán que da hospedaje, comida, medicamentos y apoyo espiritual a cientos de pacientes que vienen de toda la Península, Chiapas, Belice, Honduras y Guatemala.

Nació el 10 de diciembre de 1924. Cuarta de los ocho hijos del matrimonio que formaron los señores Antonio Laviada Arana y Fausta Arrigunaga Peón, a los 24 años de edad hizo la profesión de votos en la congregación religiosa.

En los finales de 1977, el Hospital O’Horán presentaba problemas graves, uno de ellos eran los pacientes crónicos, inválidos de diferentes edades y ancianos abandonados ya no tenían cabida ahí.

Sor Beatriz María Loreto Laviada Arrigunaga, fundadora del albergue temporal “San Vicente de Paúl”, falleció a la edad de 90 años

Estas necesidades fueron observadas por ella, quien siguiendo las huellas del Vicente de Paúl, abrió caminos de amor y esperanza.

Las Voluntarias Vicentinas tocaron puertas para atender la urgente necesidad de conseguir un terreno para construir un edificio donde se les pudiera proporcionar techo, comida, atención afectiva y médica a las personas que no tenían cabida en ningún lado y para las futuras que se encontrasen en situaciones similares.

Solicitaron la construcción de pabellones en los terrenos del hospital O’Horán, pero no fue posible, de modo que se optó por la remodelación de un pabellón abandonado en el hospital, colaborando para esta obra, la entonces presidenta de las Voluntarias Vicentinas.

La Misión de la Amistad ofreció a dos enfermeras de tiempo completo para su atención y un grupo de señoras proveen para su sostenimiento.

La entonces presidenta de las Voluntarias Vicentinas, Noemí Xacur Slaimen de Abraham, tomó la idea de Sor Beatriz y lo comentó con sus familiares y amigos, de llegar a la realización de ese refugio y así da comienzo el Albergue de San Vicente de Mérida, A.C.

Sor Beatriz dormía en un cuarto de tres por tres metros, con una pequeña cama, una mesa, dos sillas, dos hábitos, unos tenis y una cruz sin valor material, pero punto de apoyo por lo que ella movía a miles de personas a cumplir el Evangelio.

Le sobreviven sus hermanos Antonio, Cecilia, viuda de Patrón, y María Genoveva, viuda de Ponce; hermana política María Elena Hernández Ramírez; sobrinos Laviada Rodríguez, Laviada Molina, Zabaleta Laviada, Laviada Hernández, Patrón Laviada y Aguilar Laviada, y demás familiares, quienes reciben las condolencias de las personas de su amistad.

Descanse en paz.

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