Un médico que cura con los brazos abiertos

Carlos May Cabrera descubrió, desde los siete años de edad, su vocación: darle la mano a los enfermos... pero, con el tiempo, acabó por darles cuerpo y alma.

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El doctor Carlos Cabrera May, director de la Fundación Brazos Abiertos, ha dedicado prácticamente toda su vida a ayudar. (César González/Milenio Novedades)
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Cecilia Ricárdez/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- El doctor Carlos Cabrera May, director general de la Fundación Brazos Abiertos Yucatán, filial de la organización estadounidense BAI (Brazos Abiertos Inc.), desde los siete años de edad descubrió, en un hospital, su vocación, cuando vio el trabajo de los médicos y entendió que era posible aliviar el dolor y sufrimiento de los pacientes y familiares.

Con este enfoque de servicio, durante su época de estudiante, como voluntario en la XVII Conferencia Internacional de Sida 2008, la primera en llevarse a cabo en América Latina, y con sede en México, amplió su visión sobre el tema y se propuso aportar para cambiar la visión de la sociedad y de los profesionales respecto a este padecimiento, de esta manera se involucró en la causa que hoy encabeza trabajando en la prevención, educación, detección temprana y atención de este virus.

Actualmente, junto con la organización es integrante del Comité Estatal para la Prevención y Control del VIH, sida  y otras ITS (Infecciones de transmisión sexual).

Valores sembrados desde el hogar

Educado con valores enfocados en la generosidad, el camino de Carlos hacia la medicina fue casi natural, sin más influencia que la observación del trabajo honesto y dedicado de sus abuelos y padres.

Desde niño, pensó en ser médico y la idea la alimentó hasta el momento de solicitar su entrada a la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady).

Para sorpresa de él, por considerarse un alumno promedio, alcanzó la calificación para ingresar a la casa de estudios desde el primer intento y al graduarse, se convirtió en el primer médico de su familia.

Cursó el internado en el 2007 y en el 2008, después de finalizar su servicio social, fue honrado como “Pasante del año” en la Jurisdicción Sanitaria #3 y logró potenciar la labor del centro de salud de la comisaría de Pustunich, Ticul, y posteriormente en Santa Elena. 

Desde su época de estudiante se integró como voluntario de la Fundación BAI, además fue director general del Grupo Cultural de la Facultad de Medicina y de la Revista de Estudiantes de la misma, así como miembro de diversos comités médicos y culturales.

Cambio de visión

En 2008 asistió a la XVII Conferencia Internacional de Sida en la Ciudad de México. Este fue un evento que cambió su vida y fue este año cuando empezó a involucrarse en el proyecto de Fundación BAI como su director médico, estableciendo el Programa de detecciones rápidas de VIH y programas de educación y consejería, vinculando a los usuarios detectados como positivos a los tratamientos disponibles.

“En la formación, incluso en la universidad, habían prejuicios sobre la enfermedad y en la sociedad un desconocimiento, por eso asistir a este encuentro fue revelador para mí, entendí el padecimiento desde una perspectiva más humana y de impacto social, con una clara idea de promover la educación, la prevención y la atención”, apuntó.

Este acercamiento le abrió la puerta a tres estancias en Estados Unidos para especializarse con expertos de primer nivel. Su previa formación en el idioma inglés le ayudó para que el aprendizaje fuera significativo y fuera un enlace entre la comunidad extranjera con la yucateca, donde los fundadores de BAI realizaban sus acciones de apoyo.

Consolidó el Programa de Educación “de pares” y lo llevó de las comunidades rurales al Colegio de Bachilleres del Estado. 
Cabrera May también ha expandido los programas de atención mediante los grupos de apoyo terapéutico y consultas de nutrición.

Actualmente se desempeña como médico especialista en el cuidado de pacientes que viven con VIH y otras infecciones de transmisión sexual. Gran parte de su formación en este campo la realizó en Houston, Texas, a cargo del Dr. Gordon Crofoot, reconocido especialista en VIH y Hepatitis a nivel internacional.

Fundación Brazos Abiertos Inc. encargó la filial en el Estado al Dr. Carlos, bajo el nombre Fundación BAI Brazos Abiertos Yucatán, trabajando en colaboración y aportando ideas para mantener vivo este proyecto.

Tradición altruista en la ciudad

Los fundadores de BAI, John Truax, José Solís, Sally Russ, Nita Lindley y el Dr. Gordón Crofoot, a pesar de no estar involucrados al 100 por ciento en la operación en Yucatán, propusieron acciones de procuración de fondos que han sido exitosas en Estados Unidos y ahora se están convirtiendo en tradiciones altruistas en la ciudad.

Como ejemplo, esta el Tour de Casas de Mérida, el cual convoca a cientos de visitantes que exploran en promedio siete predios en cada edición a favor de la fundación. Se trata de un recorrido por hermosas casonas remozadas o remodeladas, cuyos propietarios, en su mayoría extranjeros, abren sus puertas por una buena causa.

Este año tendrá lugar la edición número siete y ya se prospectaron las casas del próximo año. Más de 50 han formado parte de este proyecto, y se proyecta otro tanto en los siguientes años, esto sin repetir ningún predio. También se realizan cenas y subastas de arte para captar recursos.

“La gente ya nos reconoce por este tour, al principio casi el 90 por ciento de los participantes eran extranjeros, ahora el 80 por ciento son mexicanos, lo mismo sucede con los voluntarios, contamos con 100 voluntarios y un 30 por ciento son de otros países, tanto residentes como visitantes que llegan para hacer su servicio social”, explicó como ejemplo de la labor generosa de personas de diferentes naciones.

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