Yucatán vive con fervor el Vía Crucis

La Santa Iglesia Catedral lució llena de fieles durante la conmemoración del Viernes Santo, en donde recordaron la Pasión y Muerte de Jesucristo.

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El Arzobispo de Yucatán Monseñor Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, durante la procesión. (Luis Pérez/SIPSE)
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M. Chan/C. Ortiz/C. Levy/C. Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Fortalecer la fe como lo hizo María ante el Hijo crucificado para vivir la gloria de la resurreción fue el mensaje de los feligreses que gl de las iglesias de María Inmaculada y Cristo Resucitado.

Como en otras iglesias de la ciudad, en esas zonas del norte de Mérida se preparan con anticipación para revivir los momentos de la Pasión del Señor, bajo la guía espiritual de los padres Oscar Cetina Vega, Omar Magaña Castillo y el diácono Luis Cano Briceño, párroco, vicario y diácono de Cristo Resucitado, respectivamente; Jorge Antonio Laviada Molina, colaborador de Nuestra Señora de Líbano; así como Mons. Álvaro García Aguilar y Raúl Francisco Cardoz Fernández, párroco y vicario de María Inmaculada, respectivamente.

A las 10:00 horas comenzó el Vía Crucis de la comunidad católica de las parroquias de Jesucristo Resucitado y Nuestra Señora de Líbano, el cual recorrió la avenida Cámara de Comercio, para doblar sobre la calle 5 de Montecristo hasta llegar a la sede parroquial.

En el trayecto los encargados de leer la meditación de los momentos y sufrimientos de Jesús, desde que fue hecho prisionero hasta su muerte en la cruz y posterior resurrección, a través de las 14 estaciones fueron Celia Suárez, José Antonio González Fajardo, Ana Rosa Palomeque Cetina, Paulina Castellanos, Aranza Solís Reynosa, Stephanie Cervera Barrera, Fanny Moisés de Siqueff, Nuja Amar Salazar de Andrés, Melba Abraham de Medina, Arlette Rufino de Mendicuti, Eugenia de López, Mercedes Pieck, Alfredo Castilla Povedano y Pedro Suárez.

El Sábado Santo es el día del vacío, del miedo y del desconcierto

Los que cargaron la Cruz fueron los presbíteros Omar Magaña y Jorge Laviada, y los laicos Javier Pedroza, Juan Medina, Héctor Carrillo, Tomás Pasos, Sergio Ortiz, Miguel Sosa, Guillermo Chon, Cecilio Fuentes, Luis Segura, Didier Carrillo, Fernando Baeza y Sergio Canto. 

El Vía Crucis concluyó antes del mediodía, hora en que en los feligreses de María Inmaculada iniciaban el suyo. 

En esta parroquia, Mons. Alvaro García Aguilar invitó a todos los feligreses a vivir un Vía Crucis que fortalezca la fe y no convertirlo sólo en un recuerdo.

A través del Vía Crucis que se realizó alrededor del parque Sanjuanistas, del fraccionamiento Campestre, los integrantes del coro de la parroquia dieron voz a la Pasión de Jesús.

“El Viernes Santo no es la última palabra, la última palabra es la Pascua que es la victoria del bien sobre el mal. 

El Sábado Santo es el día del vacío, del miedo y del desconcierto, pero tampoco es el último día, el último día es la Pascua, la luz que se enciende y el amor que derrota todos los odios”, dijo Mons. Alvaro García.

Rompiendo las ataduras 

De igual forma, la Santa Iglesia Catedral lució llena de fieles durante la conmemoración del Viernes Santo, en donde recordaron la Pasión y Muerte de Jesucristo.

La fe se desbordó cuando los creyentes, dirigidos por un grupo de religiosas, meditaron las 14 estaciones del Via Crucis, que recuerdan el suplicio de la crucifixión.

Mientras todo lo anterior acontecía, como es tradición, los visitantes de la Catedral con su ruda, albahaca y romero en la mano hacían largas filas para llegar hasta el crucificado, tocando las figuras de Jesucristo, Dimas y Gestas con sus ramas, algunos dando gracias, otros pidiendo algún favor o quizá sólo como un acto de veneración.

Los oficios de Viernes Santo concluyeron con el Rosario de Pésame a la Virgen Dolorosa

Después del Vía Crucis, el Pbro. José Antonio Flores Cervera inició la Liturgia de las Siete Palabras, explicando a los fieles los significados de “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” y “En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso”; siguió el padre rector de la Catedral, Gaspar Arceo Castillo, quien con las palabras “He aquí tu hijo, he aquí tu madre” y “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado” hizo una reflexión sobre la maternidad y lo que sufrió la Virgen por su hijo y sobre el sufrimiento y el dolor, relacionándolo con las personas que se sienten abandonadas por Dios.

Posteriormente, el Arzobispo de Yucatán Monseñor Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, vestido de luto, concluyó la Liturgia de las Siete Palabras.

Al referirse a la quinta palabra, “Tengo Sed”, destacó la invitación de Cristo para romper con las ataduras del pecado; en la sexta palabra, “Todo está consumado”, el Prelado dijo que es importante abandonar los malos pasos, las dependencias y a los becerros de oro.

Para la última palabra, “Padre, en tus manos pongo mi espíritu”, recomendó a los fieles que lo escuchaban atentamente, usar la Biblia y leerla porque todos los días deben alimentar su vida espiritual.

Para continuar con la ceremonia, el Arzobispo, junto con el diácono Ermilo Torre Arcila, el rector Arceo Castillo y del presbítero Antonio Flores, presidió la Liturgia de la Pasión de Jesucristo, durante la cual los concelebrantes leyeron los pasajes bíblicos correspondientes a la crucifixión del Señor; luego realizó el rito de la Adoración de la Santa Cruz y concluyó impartiendo la comunión a los fieles.

Los fieles continuaron volcando su fe en Jesucristo durante la procesión del Santo Entierro que fue encabezada por el Arzobispo, y que rodeó la Plaza Grande en medio de gran solemnidad.

A las 20:00 recibió en la Puerta del Perdón de Catedral a la Marcha del Silencio que partió de la iglesia de Santa Ana, y en la que participaron un gran número de fieles, quienes meditaron los acontecimientos de la Pasión y Muerte del Señor.

Los oficios de Viernes Santo concluyeron con el Rosario de Pésame a la Virgen Dolorosa.

La prueba más grande

En Pacabtún, con el cielo nublado inició el Vía Crucis de la parroquia de Cristo Rey, santuario del Divino Niño, donde más de tres mil personas vivieron los dramáticos momentos de la Pasión de Cristo. 

El Pbro. Álvaro Carrillo Lugo  encabezó la representación junto con 70 monaguillos, que dirigieron las oraciones y 40 actores de grupo Pastoral Juvenil.

Fue a las 11:20 horas, cuando inició el Vía Crucis, donde algunos  jóvenes y voluntarios  formaron una cadena impidiendo que gente se desbordara,

Se presentaron las 14 estaciones de la Pasión de Cristo. Edeni  Salazar Várguez representó a Jesucristo, quien soportó caídas, golpes y latigazos, que imprimió gran realismo a la representación.

Entre  cada estación la gente mostraba humildad y un acto de contrición al hincarse para tocar el piso y subir la mano al cielo  en las estaciones.  

Durante el evento se vivió una ligera llovizna que hizo más fácil la trayectoria tanto de los asistentes y de los jóvenes actores, ya que el cielo se mantuvo nublado.

La última estación se realizó a las afueras del templo Cristo Rey, donde más de tres mil personas presenciaron la muerte del Señor con rostros de angustia y contrición.

Aproximadamente a la 13:00 horas, terminó  el Vía Crucis y dio inicio los oficios con la lectura de la Pasión de Jesús.

“La muerte de Jesucristo representa la prueba de amor más grande que Dios hace al hombre al entregarle a su propio hijo para que en la cruz redimiera de sus pecados a toda la humanidad. Ahora sólo queda esperar la resurrección del Señor y con ello confirmar en la fe a todos aquellos que creen en su mensaje de salvación y de perdón”, dijo el Pbro. Carrillo Lugo.

Realismo en acanceh

Jaime Estrella Escalante refrendó su fe, con la octava representación que hace de Jesús en Viernes Santo, en el tradicional Vía Crucis de Acanceh, ante miles de espectadores de la localidad y turistas nacionales y extranjeros. 

A pesar de la amenaza de lluvia, la representación inició a tiempo, al mediodía, con la aprehensión del Nazareno,  en la capilla mariana ubicada a un costado de la parroquia de Nuestra Señora de la Natividad, ícono del  municipio.

Desde la primera estación, el cielo nublado dejó caer algunas gotas y empezó a circular aire frío de lluvias cercanas, ambiente que facilitó la participación de familias, desde niños hasta adultos mayores, para que caminaran con la procesión sin deshidratarse.

El gris de fondo aumentaba el dramatismo de las escenas que se desarrollaron en el Palacio Municipal, la explanada principal y calles del pueblo, donde los más de 140 integrantes del grupo Renacimiento le aportaron el tono realista a los pasajes de las 14 estaciones que se presentaron en un lapso de dos horas.

Jaime, con la experiencia de siete Vía Crucis anteriores, interpretó el papel a cabalidad, viviendo las angustias, humillaciones y azotes con el realismo porque así lo marca la tradición de la representación.

El dolor era verdadero y constante debido a los 120 kilogramos que pesaba la cruz y de la cual sólo descansó unos cuantos metros cuando el personaje del Cirineo lo ayudó a cargar el madero en la quinta estación. 

Las tres caídas marcadas en el pasaje bíblico fueron sufridas hasta por los espectadores que se sorprendían por la cantidad de latigazos y la fuerza con la que se azotaba contra el asfalto. 

Estrella Escalante este año aceptó ser Cristo no por una promesa sino por agradecimiento por las bendiciones recibidas. 

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