Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Como un ejercicio de purificación para recibir la Navidad, feligreses yucatecos hicieron largas filas para acceder al sacramento de la reconciliación en el presbiterio de la Arquidiócesis de Yucatán. 

A pesar de los múltiples pendientes en vísperas de la cena de Nochebuena, jóvenes y adultos se dieron cita en las iglesias de la ciudad. 

De acuerdo con el padre Jorge Martínez Ruz, titular de la Pastoral de Comunicación de la Arquidiócesis de Yucatán, es importante la paz con uno mismo para poder gozar de la paz con los demás y con Dios. 

“El Señor trae la paz a nuestros corazones y las familias, porque el mundo hoy adolece y padece a causa de la violencia, del egoísmo, todo ese desequilibrio nosotros lo debemos corregir desde nuestras personas, generando paz y amor y buenos deseos. El sacramento de la confesión nos ayuda a regenerar nuestra vida espiritual a limpiar nuestra alma, nos llena de gracia y nos ayuda a ser mejores, por eso muchos se confiesan antes de Navidad para regalarle a Jesús un corazón limpio y poder recibir la paz que nos trae”, explicó.

Dijo que a pesar de ser recomendable la confesión previa a la celebración de la Natividad del Niño Jesús, aún después del 24 de diciembre, los feligreses pueden buscar la reconciliación.

“La conversión nos hace falta, pero debe ser auténtica no por cumplir o porque los demás lo hacen, sino porque de verdad queremos regalarle a Jesús ese cambio y ese amor que tenemos que aumentar. La confesión sacramental nos debe llevar a un gran cambio de vida para iniciar el año con la fuerza que Jesús nos trae para que estemos acompañado por él, y con esta transformación poder aportar a nuestra vida, la familia y el mundos. Pidamos al Niño Jesús en esta Navidad su bendición, luz y fuerza para cumplir lo que nos estamos proponiendo”, abundó.

En las cerca de 130 iglesias de los 14 decanatos de la Arquidiócesis de Yucatán, la grey católica podrá contactar a sus sacerdotes para impartir este sacramento en el marco de las fiestas de Navidad. 

En Mérida llamó la atención la gran cantidad de personas que formaron largas filas en los templos del Centro Histórico para cumplir con su objetivo de confesión.