Yucatecos, nacen con enfermedades genéticas

Muchas personas tienen una talla baja y no se debe a condiciones nutricionales, sino a males que tienen. Estatura 'alta' no significa salud.

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La talla de las personas se ve afectada por los genes y factores externos. (Milenio Novedades)
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Ana Hernández/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- Yucatán es un mosaico de enfermedades genéticas, que para el ojo de los expertos están a flor de piel, pero de las cuales la mayoría sólo se percata cuando son muy evidentes; el desconocimiento de estas afecciones en los genes impide a las personas tener mejor calidad de vida y decidir los métodos alternativos para evitar su propagación.

La genetista del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi”, Silvina Contreras Capetillo, y Elia María Zaldivar Rae, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien realiza un posgrado en Antropología Física de la ENAH, indicaron que estas condiciones se observan no sólo en las tallas de las personas o en el color de ojos, “hay situaciones que no se ven y son de mucho riesgo”.

En entrevista, expresaron que la genética va más allá del hecho de escoger a una buena pareja para mejorar la “raza”, esto no se puede lograr si no se conocen las condiciones hereditarias de las personas, que a veces son imperceptibles para los médicos que tratan los padecimientos, por lo que no encuentran la solución.

Elia Zaldivar comentó que Yucatán es una “mescolanza” de genes; son cambios, no evoluciones, ya que para lograr ese nivel se requiere que pasen millones de años.

Consideró que una parte de la diferencia en las generaciones actuales son contrastantes, ya que además de mejor alimentación, hay más acceso a la salud y es posible dar un seguimiento desde los primeros meses de vida.

Cuando llega un paciente con un genetista es que ya pasó con 20 médicos

Silvina Contreras indicó que hay diversas enfermedades genéticas que afectan el hueso, muchos pacientes que le envían tienen problemas derivados de problemas de desnutrición y pobreza.

En Yucatán sólo hay seis genetistas y, por lo general, las personas gastan muchos recursos en médicos y estudios que no son necesarios antes de llegar con un especialista de este nivel.

Cabe indicar que en la entidad la talla de los habitantes es baja, el promedio de la mujer es de 1.50 metros y del varón 1.60 metros; sin embargo, dijo, le ha tocado atender a pacientes con hipocondroplasia, tan evidente como el de los enanitos toreros, hasta otras personas en las que es mucho menos notable al ser una patología y no un problema de nutrición.

Dado que el promedio común de la población es de talla baja, no es muy notable, pero esta condición se hereda de padres a hijos y mientras no sepan del problema serán generaciones afectadas por esta situación, que si bien no impacta a nivel intelectual o cardiacas, sí causa una alteración en los huesos.

También hay otros pacientes que no tienen información adecuada sobre su enfermedad.

Indicó que le ha tocado atender casos en los que uno de los padres tiene el problema y no se percatan hasta que llegan con ella, ya que su hijo tiene lento crecimiento en su talla, pero no es una situación fácil de detectar.

“Cuando llega un paciente con un genetista es que ya pasó con 20 médicos, cuando la talla baja lo puede dar un endocrinólogo pediatra, quienes incluso pueden determinar sí es positivo o no darle la hormona de crecimiento, que no es algo que a todos los pacientes se les puede suministrar, porque puede causar otras secuelas graves”, apuntó. 

La talla
  • En Yucatán muchas personas tienen una talla baja y no se debe a condiciones nutricionales, sino a enfermedades que les provocan una menor talla
  • La talla baja se divide en constitucional y patológica, así como en prenatal y posnatal.
  • Los especialistas tienen una fórmula para determinar con base en los datos de ambos padres cuál es la talla promedio de los hijos, según el sexo, y a partir de esa información determinar si hay problemas en el crecimiento por ser lento o acelerado su desarrollo.

Dos casos

Silvina Contreras, genetista del “Hideyo Noguchi” comentó el caso de una pacienta que ahora mide 90 centímetros, tal vez llegue al metro, padece el síndrome de 3M, tiene siete años y su tamaño es el de una niña de dos.

“Su cerebro es normal, sólo no crece, y así quedará aunque le pongan la hormona del crecimiento”. Indicó que hay 40 casos de ese tipo en el mundo, “no se sabe el porqué se detiene el crecimiento, que ocurre desde el embarazo; su cuerpo no será como el de un enanito torero, pero será muy bajita”.

También citó el caso de un joven de 40 años, deportista, que murió de un infarto porque tenía hipercolesteromía familiar, sus niveles de colesterol eran elevados desde niño, pero no sabía hasta cierta edad, así que se puso a hacer ejercicio, pero no le hicieron un estudio de calidad del corazón.

Ahora falta que a sus hijos les realicen los estudios para determinar si heredaron la enfermedad, porque si no se les atiende pueden morir entre los 40 y 45 años, si no se les detecta y da un tratamiento para que tengan una mejor calidad de vida.

La alimentación, clave en la talla de las personas

La talla de las personas tiene una influencia no sólo por el aporte de los padres, sino por los procesos posteriores, como la alimentación.

Quienes tienen un mejor estado de nutrición también alcanzan tallas de crecimiento más altas, pues es un factor que ayuda a determinar si tendrán o no su máximo potencial de desarrollo.

En Yucatán, la talla es baja en la población en general, debido a que los abuelos estaban más propensos a la desnutrición, esto les impedía alcanzar su crecimiento real; si no se alimentaban correctamente no podían desarrollarse, señaló la genetista Silvina Contreras Capetillo.

La especialista explicó que lo mismo ocurre con las nuevas generaciones: tener un mejor desempeño nutricional les permite alcanzar su talla normal para sus genes, hablando de familias que en cada generación van mejorando su estatus económico y nutricional; pero si son personas de escasos recursos que siguen teniendo problemas alimentarios, no alcanzarán su talla máxima, “no sólo influye sus genes sino el lugar dónde vivieron”.

Precisó que es como analizar a los hermanos de una familia, en teoría si crecieron juntos deberían tener la misma talla, pero al haber diferencias se debe considerar si alguno tuvo alguna enfermedad que desde temprana edad lo afectó, como el asma u otra, lo cual incidirá y mermará su desarrollo.

La genética es el campo de la biología que busca comprender los factores de la herencia

El promedio de crecimiento de los yucatecos es distinta a los del centro y norte del país, por las diferencias de grupos étnicos; en esta parte del país hay mayor influencia de origen africano.

Los menonitas que vienen de Alemania y radican en Campeche mantienen la estatura de su población de origen, por su alimentación y porque se casan entre ellos, lo que les permite mantener sus genes; sin embargo, habría que comparar la talla con quienes viven en Durango para determinar si hay diferencias, y que podría ser en la alimentación, detalló Silvina Contreras.

Enfatizó que lo fundamental en el desarrollo es la alimentación, lo primero que comienza a hacer efecto en la talla final de una persona es la leche materna, los bebés desde que nacen les dan lácteos de fórmula y esto se asocia con más riesgo de diabetes tipo 1 y enfermedades inmunológicas, diabéticas, que desembocarán en mermas como peso y talla, principalmente.

Una mala alimentación causa que el bebé sea obeso, puede llegar a ser más alto que el promedio de la “familia”, pero no necesariamente significa más sano; una estatura arriba del promedio no necesariamente habla de una mejor calidad de vida; hay muchos factores que determinan cuál será la talla final. 

Leche materna
  • La lactancia materna exclusiva es beneficiosa para el bebé porque le otorga mucha protección en su capacidad intelectual y emocional de apego.
  • La leche materna tiene muchos más beneficios que la de fórmula; por eso se ha hecho hincapié ese método de alimentación durante los primeros meses.

Diferencias 'heredan' problemas

Por otro lado, la investigadora del CIR de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), Georgina Rosado Rosado, comentó que las diferencias de talla y color generó problemas de discriminación entre la población local, consciente incluso de que quienes cometen esos abusos no son precisamente “lo mejor genéticamente”.

Un estudio realizado con jóvenes de diversas escuelas en 2009 (no se ha hecho otro actualizado), mostró que las “etiquetas” globales procedentes de otros países, y que utilizan como modelo los jóvenes, se mezclan con otros usados en el país, como son las palabras nacos, huiros, “werex”, “box” y cancalás.

Recordó que el sistema de castas en la sociedad yucateca durante la época de la Colonia se basaba en la discriminación étnica, así que se desconfiaba de los mulatos o pardos por ser feos o tendientes al vicio o a la delincuencia.

Esto dio pie a que las familias de ese origen, para escapar de los prejuicios sociales, solicitaran a las Audiencias que declararan que sus hijos pertenecía al estamento (división social) blanco, de esas prácticas surgen los términos “blanquear” la sangre o mejorar la raza.

Este tipo de familias ahora aconsejan a sus hijos en edad casadera buscar una pareja de piel más blanca para que sus hijos “sean bonitos” y puedan ascender socialmente. 

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