Advierte Rajoy que viene 'un año muy duro' para España

El presidente del gobierno español justificó la política de recortes como la única receta para evitar la descomposición del país.

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"Esperamos que la economía española mejore en la segunda mitad del 2013": Rajoy. (Agencias)
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Agencias
MADRID, España.- El presidente del gobierno español Mariano Rajoy dijo el viernes que 2013 volverá a ser un año muy duro, el sexto consecutivo desde que estalló la crisis, y justificó la política de recortes como la única receta para evitar la descomposición del país en la actual coyuntura económica que vive Europa.

"Tenemos por delante un año muy duro, especialmente en su primera mitad. Tenemos que perseverar en las reformas que hemos emprendido", dijo Rajoy, de acuerdo a The Associated Press.

Agregó que "la economía española seguirá en recesión algún tiempo, aunque esperamos que mejor en la segunda mitad del 2013".

Rajoy se sometió durante una hora a las preguntas de los medios de comunicación para hacer un balance de su primer año de gestión, marcado por la grave crisis y el desafío independentista catalán.

Sobre la economía el jefe de gobierno defendió los ajustes, mientras que sobre Cataluña ofreció mano tendida al diálogo, pero siempre dentro de los límites que marca la constitución, lo que significa un no rotundo al plan de celebrar un referendo para separarse del resto de España en 2014.

Buena parte de las palabras de Rajoy estuvieron centradas en el rampante desempleo de 25% y la intensidad de su política de recortes, que ha enrarecido el clima social del país, con dos huelgas generales en apenas un año y protestas casi a diario.

El gobierno del Partido Popular subió los impuestos directos e indirectos, eliminó la paga extraordinaria de Navidad a los funcionarios, revalorizó a la baja las pensiones y pasó la tijera a partidas públicas tan sensibles como la educación y la sanidad para cumplir los criterios de reducción del déficit público pactados con sus socios de la Unión Europea.

Al mismo tiempo, España tuvo que pedir un préstamo de hasta 125,000 millones de dólares a Bruselas para sanear su problemático sector bancario.

Contra lo prometido

Rajoy admitió que algunas de estas medidas contravenían el programa con el que ganó abrumadoramente las elecciones de 2011 y afirmó ser consciente de la ola de "escepticismo, decepción y desconfianza" que afecta a la sociedad.

Pero al mismo tiempo pidió comprensión y solidaridad y dejó entrever que no tenía elección. Sin las medidas adoptadas, el presidente consideró que el agujero de España sería mucho mayor y la situación insostenible.

"Estamos haciendo lo que es necesario e inevitable hacer. Si no lo hubiéramos hecho, tengan la seguridad de que España y los españoles estaríamos hoy en una situación muchísimo peor", señaló. "No estamos donde quisiéramos estar, pero gracias a la corrección de rumbo, gracias a los sacrificios realizados, no nos vemos ahora obligados a enfrentarnos a otros mayores", añadió.

Para 2013 se comprometió a no subir más los impuestos y anunció una batería de reformas, entre las que destaca la de la administración pública. Además, se mostró confiado en que la economía comience a recuperarse a final de año.

Rajoy quiso enmarcar los problemas en el contexto de la crisis de deuda que sacude a Europa, mientras persiste la duda sobre si España deberá solicitar un rescate total de sus finanzas a la Unión Europea similar al de Grecia, Irlanda y Portugal. Las tensiones en los mercados de deuda golpearon al país ibérico con fuerza a mitad de año, pero en los últimos meses la hemorragia se ha contenido.

Tal y como viene repitiendo en sus mensajes, el mandatario insistió en que no tiene previsto pedir esa ayuda, pero que, si es bueno para España, lo hará.

Frente en Cataluña

Además de la crisis, Rajoy lidia con un nuevo frente en la región de Cataluña, cuyo gobierno anunció recientemente su intención de convocar un referendo separatista en 2014.

Rajoy se ofreció a entrevistarse en las próximas semanas con el presidente regional catalán Artur Mas, al que exigió "lealtad recíproca". En ese sentido, se mostró dispuesto a recomponer consensos y acomodar "mejor las demandas de diversidad", pero sin traspasar el ordenamiento jurídico, que tipifica como ilegal este proceso.

"No seré yo quien alimente ninguna tensión centrífuga", aseguró. "Mantengo tendida la mano al consenso y a las reformas acordadas, pero siempre en el marco que delimita la constitución".

En el último trimestre del año Cataluña ha vivido una situación muy convulsa que ha afectado al resto del país. Tras una masiva manifestación pro independentista el 11 de septiembre y cuando restaban todavía dos años para finalizar la legislatura, Mas convocó elecciones anticipadas el 25 de noviembre para encabezar lo que llamó un gran proceso de "transición nacional" y pidió que le dieran una mayoría excepcional de votos.

Sin embargo, las urnas lo dejaron muy lejos de esa mayoría y, aunque ganó los comicios con 50 escaños, perdió 12 representantes con respecto a 2010.

A pesar del mal resultado y el avance de las fuerzas que defienden el actual status quo de Cataluña como parte de España, Mas selló un pacto de gobierno con una fuerza independentista para llevar adelante la consulta en 2014.

El problema catalán también tiene un fuerte trasfondo económico: es la región más rica del país, pero también la más endeudada. En mitad del desafío soberanista, España está sosteniendo económicamente a Cataluña con una línea de crédito de casi 7.000 millones de dólares, que de momento ha evitado su quiebra.

"Tenemos que evitar todo lo que no distrae de los grandes objetivos de la salida de la crisis y la creación de empleo", dijo Rajoy. "Nuestra energía debería centrarse en aquello que nos une, que nos hace más fuertes, que nos permite sortear juntos las dificultades".

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