Asesinato de opositor desata indignación y temor en Túnez

El sindicato mayoritario Unión General de Trabajadores Tunecinos convocó a una huelga general para condenar 'el terrorismo y la violencia'.

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Varios médicos tunecinos cargan el cuerpo del opositor político Mohamed Brahmi, mientras un grupo de protestantes se junta en las inmediaciones del hospital. (EFE)
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EFE
TÚNEZ.- El asesinato este jueves del diputado opositor tunecino Mohamed Al Brahmi ha despertado la indignación de toda la clase política y el temor al deterioro de la delicada situación en el país, inmerso en una transición desde la caída del dictador Zin el Abidin Ben Ali el 14 de enero de 2011.

Las reacciones de condena por la muerte de Al Brahmi, que según el relato de varios medios nacionales fue tiroteado por dos hombres montados sobre una motocicleta cuando salía de su casa, no se hicieron esperar.

Decenas de personas se concentraron espontáneamente frente al hospital Mahmud al Matri, donde falleció el diputado, y en la céntrica avenida de la capital Habib Burguiba, donde se encuentra la sede del Ministerio de Interior.

Los participantes lanzaron lemas pidiendo la dimisión del Ejecutivo y el fin de la "ley islámica", en referencia a los grupos radicales islámicos tunecinos a los que se les considera responsables de la violencia política en el país.

El principal partido de la oposición, Nidá Tunez, se ha unido a la convocatoria 

Asimismo, en la localidad interior de Sidi Buzid, por la que Al Brahmi fue elegido diputado, un grupo de personas irrumpió y causó destrozos en la sede de la gobernación e intentó asaltar la sede del partido gubernamental Al Nahda.

El sindicato mayoritario Unión General de Trabajadores Tunecinos (UGTT) ha convocado una huelga general en todo el territorio nacional para mañana viernes para condenar "el terrorismo y la violencia" en respuesta al asesinato del dirigente de izquierdas.

El comunicado de la UGTT, firmado también por la Unión Tunecina para la Industria y el Comercio, el Organismo Nacional de los Abogados y la Organización Tunecina para la Defensa de los Derechos Humanos, asegura que "el asesinato muestra una vez más el fracaso del Gobierno a la hora de garantizar la seguridad en el país e imponer la soberanía de la ley".

Al Brahmi, de 58 años, fue el secretario general del Movimiento del Pueblo hasta hace tres días, cuando renunció a su cargo para unirse a la plataforma de izquierdas Frente Popular, después de que su agrupación rechazara integrarse en esta alianza opositora dirigida por Hama Hamami.

Su asesinato es el segundo de un dirigente político desde el comienzo de la transición, tras la muerte también a tiros el pasado 6 de febrero del opositor Chukri Bel Aid, integrante de esta misma plataforma política.

El asesinato de Bel Aid, del que las autoridades culpan a un grupo de radicales islámicos, desató una ola de protestas en todo el país que provocó una profunda crisis política y la dimisión del Gobierno dirigido por el partido islamista moderado Al Nahda.

El principal partido de la oposición, Nidá Tunez, se ha unido a la convocatoria de la UGTT y ha insistido en que lo ocurrido muestra el fracaso del Parlamento y de todas las autoridades emanadas de él.

En un comunicado instó "a todas las fuerzas políticas y sociales nacionalistas y democráticas a unir sus filas y su discurso en un frente de salvación nacional que acuerde un modelo, unas herramientas y un calendario alternativos que garanticen la salvación del país y la administración de la etapa de transición".

"Tiro de gracia a la democracia"

El presidente del comité político del opositor Partido Republicano, Ahmed Neyi Chebi, aún fue más lejos y aseguró que el asesinato de Al Brahmi ha supuesto "el tiro de gracia al proceso democrático en el país", y pidió la disolución del Gobierno y de la Asamblea Nacional Constituyente.

El presidente del Parlamento, Mustafa Ben Yafar, calificó la muerte de Al Brahmi, que coincide con el 56 aniversario del Día de la República, como un suceso "trágico que ha herido a Túnez en una etapa difícil" y tras el que se esconden "criminales que odian a Túnez".

Por su parte, tanto el primer ministro, Ali Laridi, del movimiento Al Nahda, como el presidente, Monsef Marzuki, prometieron una rápida actuación de la Justicia para detener a los asesinos de Al Brahmi y llamaron a los tunecinos a la contención y a la unidad.

En un discurso televisado Laridi llamó a la responsabilidad y pidió a grupos políticos, que no citó, que se mantuvieran dentro del marco democrático para evitar que la situación pueda evolucionar hacia la violencia. 

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