EFE
BAGDAD, Irak.- Al menos 17 iraquíes, la mayoría miembros de las fuerzas de seguridad, murieron hoy en atentados en varias ciudades de Irak, donde los combates entre el ejército y los yihadistas se saldaron con otros cuatro fallecidos.

Según informó a Efe una fuente policial, dos soldados y un policía perecieron en un ataque de un suicida con coche bomba contra un puesto de control conjunto de las fuerzas de seguridad y armadas, en la carretera que une las ciudades de Aana y Rawa, en la provincia occidental de Al Anbar.

También en Al Anbar, dos niños perdieron la vida y otros cuatro resultaron heridos por el impacto de un proyectil de mortero en una plaza en el centro de la ciudad de Ramadi.

Hombres armados no identificados pararon y atacaron un coche en el oeste de Tikrit, al norte de Bagdad, lo que provocó la muerte de al menos tres soldados del Ejército iraquí, que iban vestidos de civiles porque no estaban de servicio.

La misma fuente señaló que dos policías iraquíes murieron tras lanzar unos desconocidos una bomba contra una patrulla en el norte de la ciudad de Beiyi, al norte de Bagdad.

La explosión de una bomba cerca del mercado de Al Saha, en la zona de Al Shaala, en el noroeste de la capital iraquí, causó la muerte a dos personas y heridas a otras seis.

Un soldado falleció y otros dos sufrieron heridas tras el estallido de una bomba colocada en el camino al paso de un camión militar, en la zona de Al Mushada, en el norte de Bagdad.

Por otro lado, los choques entre el ejército y los miembros del Estado Islámico de Irak y del Levante (EIIL), en la zona del Tigris, en el noreste de Faluya, en Al Anbar, acabaron con la vida de cuatro yihadistas.

El Gobierno del chií Nuri al Maliki está llevando a cabo una ofensiva contra los grupos terroristas en Al Anbar desde inicios de este año, mientras que una parte de los suníes siguen rechazando la discriminación que dicen sufrir por parte de las autoridades.

Irak se enfrenta a un aumento de la violencia confesional y de atentados terroristas que causaron el pasado año la muerte de más de ocho mil 860 personas, de las que siete mil 818 eran civiles, según un recuento realizado por Naciones Unidas.