Agencias
CARACAS, Venezuela.- En Venezuela, trabajar por cuenta propia se convirtió en la más socorrida forma de conseguir dinero para el sustento diario, por lo que más de 45 por ciento de la masa laboral ejerce la “buhonería” (comercio informal).

Pedro Astudillo es uno de estos afectados; renunció al salario mínimo de cuatro mil 251 bolívares mensuales (386 dólares) que devengaba en una empresa y ahora vende café en las terminales de autobuses, donde “al mes me hago como 10 mil bolívares, me ha ido muy bien”, contó a Notimex.

Según informes del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), cinco millones 314 mil 876 personas ejercen el comercio informal en el país. La causa: el cese de actividades de cientos de empresas y fábricas expropiadas desde el año 2000, y liquidado su personal.

Gasto en alimentos

Ali Poveda, coordinador de la Asociación de Trabajadores Autónomos y Microempresarios, explicó que 70 por ciento de los venezolanos percibe salario mínimo, que se disuelve ante una tasa inflacionaria de 68 por ciento en el caso de los alimentos.

“Una de las razones para que las personas busquen opciones laborales es la caída del poder adquisitivo. Una familia de cinco personas debe destinar al menos 12 mil bolívares (poco más de mil dólares) para cubrir las necesidades básicas mensuales”, afirmó.

Detalló que más de la mitad de esos 12 mil bolívares se va en la compra de alimentos.

“Además, la escasez, de alrededor de 30 por ciento, obliga muchas veces a pagar más por esos bienes que, paradójicamente, son vendidos en las calles también por buhoneros”, denunció.

Trabajos extra

El analista financiero Henkel García sostuvo que la inflación ahora es más sensible en los aumentos del salario mínimo, pues en el pasado el poder de compra del sueldo disminuía entre 1.0 y 2.0 por ciento mensual, y ahora lo hace alrededor de 4.0 por ciento al mes.

“Como no me alcanza lo que gano como auxiliar de enfermería, los fines de semana me rebusco y realizo trabajos de peluquería a domicilio”, señaló Elianta Rodríguez, una caraqueña de 26 años, residente en populoso Barrio Unión, Petare, al este de la capital.

Poveda explicó que la economía informal la integran todo tipo de trabajador, y abarca desde la reparación de relojes, computadores y celulares hasta plomería y moto-taxistas. “Son personas que constantemente andan viendo que hacer o vender para ‘rebuscarse’”.

Resaltó que la políticas públicas dejaron de generar empleos, más bien se han reducido las fuentes de trabajo. “La federación que agrupa los empresario privados (Fedecámaras) reportó que durante los últimos 10 años desaparecieron 200 mil empleadores y esa tendencia continúa”.