Broma de emisora a clínica británica sería ilegal

Los infractores podrían ser sentenciados a prisión, pero se desconoce quien tomó la decisión de difundir la llamada.

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En esta imagen tomada del canal nueve de la televisión australiana aparecen los locutores de radio Michael Christian y Mel Greig. (Agencias)
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Agencias
SIDNEY, Australia.- La radiodifusora australiana donde laboran dos locutores que hicieron una llamada de broma al hospital londinense que atendió a la duquesa de Cambridge podría enfrentar cargos penales, por transmitir la conversación, consideraron expertos en derecho el martes.

La broma de la semana anterior ha generado una oleada de condenas, tras la muerte, aún no explicada, de una enfermera que contestó la llamada y que ayudó a que los dos locutores obtuvieran información confidencial sobre la salud de la duquesa Catalina, quien está embarazada y se internó por un cuadro de náuseas severas, según publica The Associated Press.

Pero en lo referente a los posibles cargos penales, éstos no estribarían en la muerte, sino en el hecho de que una conversación privada se transmitió sin permiso de los participantes.

Los infractores podrían ser sentenciados a prisión, pero se desconoce qué trabajador o ejecutivo de la emisora 2DayFM o de su empresa matriz Southern Cross Austereo tomó la decisión de difundir la llamada. Los locutores han dicho que la llamada tuvo autorización de ejecutivos, pero una ex conductora de 2DayFM, quien orquestó muchas bromas para la estación, dijo que los locutores siempre estaban involucrados en esas decisiones cuando ella laboraba ahí.

Southern Cross Austereo intentó comunicarse con el hospital en cinco ocasiones para aclarar la índole de la llamada. Pero Barbara McDonald, experta en asuntos legales de privacidad, dijo que ese argumento sería insuficiente para el descargo de la radiodifusora.

"Me parece que decir, 'tratamos de llamar', muestra que ellos saben que deberían haberlo hecho, y que tomaron una decisión de seguir adelante aún a sabiendas de que no tenían el permiso", dijo McDonald, profesora de derecho en la Universidad de Sídney. "No sé si esto mejora la situación o la empeora".

La broma de la semana anterior ha generado una oleada de condenas

La Ley de Dispositivos de Escucha del estado de Nueva Gales del Sur prohíbe la transmisión o grabación de conversaciones privadas sin el permiso de los participantes. Las infracciones se sancionan incluso con cinco años de prisión y con una multa de hasta 55 mil dólares australianos (58 mil dólares estadounidenses).

McDonald dijo que el Código de Prácticas de la Radio Comercial impone una prohibición similar, pero añadió que incluso si el supervisor de los medios australianos determinara que hubo infracciones, sería prácticamente impensable que se aplicara la sanción más severa: la pérdida de la licencia de transmisión.

Las autoridades australianas han dado pocos detalles sobre cualquier posible investigación. La policía estatal ha señalado sólo que se ha mantenido en contacto con sus colegas londinenses, y que está dispuesta a apoyar cualquier investigación que se abra en Gran Bretaña.

Los locutores Mel Greig y Michael Christian llamaron al Hospital Rey Eduardo VII de Londres, la semana pasada. Fingieron ser la reina Isabel II y el príncipe Carlos, y pidieron información sobre la duquesa.

Jacintha Saldanha, la enfermera que atendió el teléfono, transfirió la llamada a otra trabajadora del hospital, y los locutores se hicieron de información confidencial que difundieron después, sobre el estado de Catalina.

La radiodifusora se jactó de la broma hasta el viernes, cuando se encontró el cadáver de Saldanha. La policía no ha revelado la causa del deceso, pero muchos suponen que se relacionó con el estrés derivado de la llamada.

Una autopsia se practicaba el martes.

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