Campaña para restaurar hospitalidad en París

La ciudad arrastra una mala reputación en términos de atención a los turistas.

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El aeropuerto de Roissy-Charles-de-Gaulle, clasificado en noviembre de 2011 como el peor aeropuerto del mundo. (1.s3c.es)
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Agencias
PARIS, Francia.-  El transporte público de París lanzó una campaña para intentar restaurar la hospitalidad y los buenos modales en la ciudad, que arrastra una mala reputación en términos de atención a los turistas.

Todo comienza en el aeropuerto de Roissy-Charles-de-Gaulle, clasificado en noviembre de 2011 como el peor aeropuerto del mundo en un blog de la cadena estadounidense CNN.

No solamente por los túneles asfixiantes de su terminal 1, sino también por la "indiferencia del personal" hacia los pasajeros en tránsito.

París, una de las ciudades faro del turismo mundial, cuya imagen se asocia con productos etéreos como el perfume, el champagne y la alta costura, suscita violentas decepciones entre los turistas que descubren la rudeza de sus habitantes, según informa ANSA.

Incluso un psiquiatra japonés que trabaja hace décadas en París describió un síntoma que afecta a sus compatriotas cuando se enfrentan no con la belleza de la ciudad, sino con sus calles sucias, el metro repleto y la indiferencia de la gente.

"Llegan con una imagen desfasada, después de haber leído muchos artículos sobre Francia. No pueden imaginar la recepción agresiva e indiferente. Sienten miedo y síntomas de angustia", explicó.

Pero no son los visitantes los únicos que se quejan de esta agresividad. El vocabulario político francés reconoce las "incivilidades" que afectan a la gente a diario: ventilar su vida privada por teléfono en voz alta; fumar donde no se puede; poner los pies sobre los asientos del metro; empujar a los transeúntes sin disculparse.

La constatación de estas incivilidades es un hecho diario en los trenes y en el metro: el 97 por ciento de los usuarios consultados dijeron haber sido testigos de al menos un hecho de mala educación en el último mes. Y el 63 por ciento reconoció haberlos cometido.

La peor parte se la llevan los choferes de los buses nocturnos Notiliens, cuyos pasajeros noctámbulos "beben alcohol, fuman marihuana y ponen los pies en los asientos".
 
"No sé si las campañas tienen efecto, pero responden a una necesidad", comentó el sociólogo Dominique Picard, autor de un libro sobre cortesía y relaciones sociales. "Todo el mundo se queja del aumento de la incivilidad. Todas las categorías sociales", aseguró.

Algunos, sin embargo, buscan soluciones originales. Como en Marciac (sudoeste), donde el verano boreal pasado el dueño de un bar estableció una tasa contra la grosería: "Un café vale dos euros. Un café, por favor, vale 1.80 euros".

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