Científicos evalúan el daño oceánico por incendios en Los Ángeles
Recientemente, Tracy Quinn recorrió la autopista Pacific Coast para evaluar los daños provocados por el incendio de Palisades.
Recientemente, Tracy Quinn, presidenta y directora ejecutiva del grupo ambiental 'Heal the Bay', recorrió la autopista Pacific Coast para evaluar los daños provocados por el incendio de Palisades en Los Ángeles, California.
Su viaje terminó por destapar un paisaje desolador: la línea de agua estaba cubierta de cenizas, y la orilla, un lodazal, estaba salpicada de restos de electrodomésticos calcinados.
Durante la marea alta, las olas arrastraban escombros y cenizas potencialmente tóxicas hacia el océano, lamiendo las casas carbonizadas.
“Fue simplemente desgarrador”, comentó Quinn, quien enfatizó que nunca antes habían visto una concentración tan alta de hogares y edificios quemados tan cerca del agua.

Los desechos del incendio y las cenizas contaminadas podrían hacer que el agua sea insegura para surfistas y nadadores, especialmente tras las lluvias que arrastran productos químicos y otros peligros hacia el mar. A largo plazo, los científicos están preocupados por el impacto de los contaminantes urbanos carbonizados en la cadena alimentaria.
Las recientes tormentas y deslizamientos de tierra en la región de Los Ángeles han intensificado estas preocupaciones. Cuando estallaron los incendios en enero, Mara Dias, gerente de calidad del agua de la Surfrider Foundation, se preocupó de inmediato por la posible contaminación del océano.
Los fuertes vientos llevaron humo y cenizas mucho más allá de las áreas afectadas, alcanzando el mar.
Investigaciones realizadas a bordo de un barco de investigación durante los incendios revelaron la presencia de cenizas y desechos hasta a 161 kilómetros (100 millas) mar adentro, descritos por la ecóloga marina Julie Dinasquet del Scripps Institution of Oceanography como ‘no como una agradable hoguera’.
La escorrentía de las lluvias también representa un riesgo significativo. Esta lluvia puede arrastrar contaminantes y basura a través de desagües y ríos, incluyendo nutrientes, nitrógeno, fosfato y metales pesados.

Entre estos, los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAPs), que se liberan al quemar diversos combustibles, son motivo de preocupación.
Además, los deslizamientos de tierra en las áreas afectadas por el incendio de Palisades pueden introducir más desechos peligrosos al océano. El suelo quemado tiene una menor capacidad de absorción de agua, lo que aumenta el riesgo de escorrentía. Las autoridades del condado de Los Ángeles, junto con otras agencias, han implementado medidas para prevenir que los escombros lleguen a las playas, incluyendo barreras de concreto y sacos de arena.
Los análisis químicos recientes no han indicado problemas de salud, lo que permitió reducir el cierre de una playa a un aviso sobre la calidad del agua, aunque se recomendó a los bañistas mantenerse fuera del agua. A pesar de ello, Dinasquet y su equipo continúan investigando la dispersión de cenizas y escombros potencialmente tóxicos en el océano, buscando comprender el alcance y el impacto en el ecosistema.
Aunque los incendios forestales pueden aportar nutrientes beneficiosos como hierro y nitrógeno al océano, las cenizas contaminadas pueden tener consecuencias graves. Los investigadores están planeando estudios sobre tejidos de peces para detectar metales pesados y contaminantes. Sin embargo, advierten que tomará tiempo entender cómo estos incendios urbanos afectan al ecosistema y a la cadena alimentaria.
Con información de AP