Simple extirpación de amígdalas le causó muerte cerebral
Los médicos que intervinieron a Jahi McMath, de 13 años, quisieron desconectar a la menor del respirador artificial que la mantiene con vida.
Agencias
OAKLAND, California.- Un juez ordenó el viernes a un hospital de California que mantenga el apoyo vital artificial a una niña a la que se le declaró muerte cerebral después de una operación de rutina para extraerle las amígdalas.
El fallo del juez Evelio Grillo, de la Corte Superior, llegó mientras ambas partes en el caso acordaron reunirse y elegir a un neurólogo para examinar más a Jahi McMath, de 13 años, y determinar su estado. El juez programó para el lunes una audiencia para nombrar a un médico.
La familia de la niña buscó la orden judicial para mantener a Jahi con un respirador mientras buscan otra opinión. Salieron de los juzgados sin hacer declaraciones, según cita AP.
La familia dice que los médicos del Hospital Infantil de Oakland querían retirar el apoyo vital a Jahi después de que se le declaró con muerte cerebral el 12 de diciembre.
Después de que a su hija le hicieran una supuesta operación de rutina y fuera trasladada a una sala de recuperación, Nailah Winkfield comenzó a temer que algo estaba saliendo terriblemente mal. Jahi estaba sentada en su cama, tenía la bata del hospital ensangrentada y sostenía una tasa rosa repleta de sangre.
"¿Esto es normal?", preguntó Winkfield varias veces a las enfermeras.
Con la familia y personal del hospital tratando de ayudarla y tranquilizarla, Jahi siguió sangrando profusamente durante las siguientes horas y luego entró en paro respiratorio, relató la madre.
El personal del hospital no quiso hacer comentarios porque la familia no lo ha autorizado.
Miedo de no despertar
Winkfield relató el jueves que quiso que le quitaran las amígdalas a su hija para que la operación le ayudara con su apnea de sueño.
Recordó que incluso antes de la operación su hija le dijo que tenía miedo de no despertar. Para alivio de todos, sin embargo, parecía alerta después de la cirugía, platicando e incluso comió una paleta.
Sin embargo, más o menos una media hora después, cuando la llevaran a la unidad de cuidados intensivos, comenzó a sangrar de la boca y la nariz pese a los esfuerzos del personal médico y su familia.