¿Te imaginas una ciudad sin librerías? Se ubica en...

El tránsito de un libro va más allá de la vidriera de una librería a unas manos.

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Actualmente, participan en los clubes de lectura unos 150 niños de forma permanente. (RT)
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Agencia
Colombia.- Leer en una ciudad sin librerías puede ser una forma de rebelarse ante la realidad, de creer en la "libertad del libro", como la define Velia Vidal, directora de la corporación educativa y cultural Motete, en la ciudad de Quibdó, departamento del Chocó, en el noreste de Colombia.

Vidal nació en el Chocó, uno de los departamentos colombianos que acumula más récords negativos: pobreza monetaria, victimización en el conflicto armado de ese país y recepción de desplazados que huyen de la violencia en sus territorios.

En medio de una cotidianidad dura, marcada por necesidades básicas insatisfechas, hace dos años se cristalizó la propuesta de Motete, que lleva al frente junto a su esposo Rogelio Ortiz, como una manera de intercambiar saberes y "alimentar el pensamiento crítico" de las familias de Quibdó, a través de la lectura y la promoción cultural.

¿Qué es un motete?

Un motete es una cesta hecha con fibras naturales que es utilizada para transportar los productos de la cosecha. En este caso, esos alimentos "para el cuerpo" que se cargan en los canastos han sido cambiados por libros o "comida para la mente, para el alma". El derecho a la cultura es fundamental y por eso debe satisfacerse primero", explica esta comunicadora social graduada en la Universidad de Antioquia y especialista en Gerencia Social por la Escuela Superior de Administración.

Con la precariedad de la ciudad, se entremezclan las propuestas propias y foráneas que buscan determinar qué carencias hay que atender primero. Vidal considera que existe un "mal entendimiento" de esas escalas de las necesidades y que el modelo de desarrollo "nos ha hecho creer que la necesidad básica es la del cuerpo".

El espacio cultural, con el mismo nombre de las cestas, se encuentra en el centro de Quibdó, cerca de la catedral, a cien metros del río Atrato, que recorre buena parte del Chocó. Allí, además de actividades culturales y de lectura, hay una cafetería, donde trabajan unas ocho personas, que ofrece desde jugos de frutas de la región hasta un arroz con coco o un pescado horneado.

Lectura al barrio

El equipo que acompaña a Vidal y a su pareja está compuesto por una promotora de lectura y seis voluntarios, además de una red de artistas que los apoyan en eventos específicos.

La promoción de la lectura no se circunscribe a los muros de Motete, también han conformado clubes de lectores con niños y adolescentes en cinco barrios populares. Además, ofrecen talleres de animación de la lectura para maestros.

La situación es compleja: en muchas partes no hay servicios públicos, existe minería ilegal, contaminación de las aguas y una población que ha sido victimizada en un 90% en el conflicto armado. "Todo esto va minando la confianza", según explica Vidal.

En ese contexto adverso y áspero, su propuesta de "espacios para el encuentro" alrededor de un libro ha tenido una receptividad "muy alta". "No proponemos algo nuevo, sino volver a abrir algo que está ahí, que todos estos golpes que hemos sufrido a lo largo de la historia, lo han ido cerrando", añade.

Los libros preferidos

Entre los textos más leídos, los que "amamos profundamente", dice Vidal, se encuentran:

'Tumaco', comic infantil del colombiano Óscar Pantoja y Jim Pluk.
'Azúcar', escrito por el colombiano Ivar da Coll.
'Niña Bonita', de la brasileña Ana María Machado.
'Bajo el yarumo', cuento de Velia Vidal.
"No desaparecemos"
"No vamos a una comunidad hoy y desaparecemos", explica. La periodicidad se mantiene semana tras semana. En junio cumplirán dos años de trabajo con un grupo de chicos. "Son procesos de largo aliento", afirma.

Actualmente, participan en los clubes de lectura unos 150 niños de forma permanente.

Vidal comenta que muchos han cambiado su forma de comportarse y que es ganancia que semanalmente lleguen por su propia cuenta: "Tejan verdaderos lazos de confianza en torno a un libro".

Dentro de los grupos, comenta, surgió una pequeña voluntaria de ocho años, llamada Selena, que participa en su proceso formativo los sábados, y los domingos, junto a su abuela, orienta las actividades en un barrio de Quibdó.

La ciudad sin librerías

El tránsito de un libro va más allá de la vidriera de una librería a unas manos. "Para leer no necesitas comprar", asevera. En Quibdó hay dos bibliotecas donde los textos también circulan, se prestan.

Explica que la población del Chocó, de mayoría afrodescendiente e indígena, tradicionalmente establece sus relaciones alrededor de los relatos, "de la palabra contada y cantada".

En esa formación crítica que busca impulsar Motete, las preguntas que se hacen las familias chocoanas están sobre la mesa, frente a los problemas que conciernen al departamento: la política, la corrupción, el modelo de desarrollo, la discriminación, el racismo, la exclusión. "¿Cuál es su estado actual?, ¿Cuál será su estado en el futuro?".

La respuesta no la tienen, asevera Vidal. "No sabemos cuál es el camino pero tiene que haber otras posibilidades de desarrollo, tiene que haber otras posibilidades de construcción de modelos de vida".

Ser autosustentable

"No podemos sentarnos a depender sino también proponer, aportar y construir colectivamente", afirma la entrevistada. Al hablar sobre el aporte del Estado a iniciativas como Motete, Velia considera que "la visión sobre el Estado debe abrirse. Nosotros también lo somos y tenemos una responsabilidad frente al acceso a los derechos culturales".

Además, afirma que están abiertos a trabajar con distintas instituciones y que "el día que el Estado tenga cómo hacerlo, será bienvenido. Seguimos adelante, lo importante es existir"

Si bien Motete abrió una cuenta de micromecenazgo, no apunta su financiamiento a ese recurso. Su sustentabilidad la procura a través de su cafetería, del préstamo de servicios alimentarios para otros proyectos y del trabajo con otras organizaciones, siempre y cuando el área a desarrollar en las propuestas forme parte de su plan estratégico y sea parte de "nuestra esencia", dice Vidal.

De igual manera, gestiona el hospedaje de los voluntarios que quieran participar por un lapso determinado en un actividad organizada por Motete y reciben donaciones de libros en buen estado. Sus redes sociales son @nuestromotete, tanto en Instagram como en Facebook.

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