'Que el dolor no apague la esperanza': el Papa a presos

Francisco escuchó testimonios y denuncias de internos del Centro de Reeducación de Santa Cruz-Palmasola.

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Así llegó el Papa Francisco la mañana del viernes 10 de julio de 2015 al Centro de Reeducación de Santa Cruz-Palmasola paa su encuentro con internos. (Foto: AP)
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Agencias
SANTA CRUZ, Bolivia.- El Papa Francisco alentó hoy a un grupo de detenidos de una cárcel boliviana; les aseguró que “no todo está perdido” y les pidió resistir a los enfrentamientos porque “el demonio busca la rivalidad, la división, los bandos”.

Según información de Notimex, poco después de las 09:30 horas locales, Francisco llegó al Centro de Reeducación de Santa Cruz-Palmasola, donde fue recibido por las autoridades del penal y después se trasladó al campo deportivo abierto del pabellón PS4.

Allí escuchó los testimonios de varios internos y el discurso de Jesús Juárez Párraga, arzobispo de Sucre y responsable de la Pastoral Penitenciaria, quien denunció –entre otras cosas- que 84 por ciento de los presos no cuenta con sentencias definitivas y que el hacinamiento supera el 300 por ciento.

“No tengan miedo de ayudarse entre ustedes. Luchen por salir adelante”, impulsó Jorge Mario Bergoglio al tomar la palabra. Aseguró que en las cárceles la convivencia depende de los detenidos y pidió que el dolor no apague la esperanza en lo más profundo del corazón.

Aclaró que reclusión no es lo mismo que exclusión, porque la reclusión forma parte de un proceso de reinserción en la sociedad.

También reconoció que muchos son los elementos que juegan contra los encarcelados como el hacinamiento, la lentitud de la justicia, la falta de terapias ocupacionales y de políticas de rehabilitación, la violencia, lo cual hace necesaria una rápida y eficaz alianza interinstitucional para encontrar respuestas.

"Todos podemos poner junto a Cristo nuestras heridas, nuestros dolores y nuestros pecados", dijo el Pontífice a los presos

Sostuvo que el sufrimiento y la privación pueden volver nuestro corazón egoísta y dar lugar a enfrentamientos, pero también existe la capacidad de convertirlo en ocasión de auténtica fraternidad.

Recordó que Pedro y Pablo, discípulos de Jesús, también estuvieron presos y en esa circunstancia la oración los sostuvo, nos los dejó caer en la desesperación y en la oscuridad que puede brotar del sin sentido.

Según el pontífice, los rezos personales y en comunidad sostienen en la desesperanza y estimulan a seguir caminando, porque cuando Jesús entra en la vida de una persona, ésta no se queda detenido en su pasado sino que comienza a mirar el presente de otra manera, con otra esperanza, y empieza a mirarse con otros ojos a sí mismo y a su propia realidad.

“No queda anclado en lo que sucedió, sino que es capaz de llorar y encontrar ahí la fuerza para volver a empezar. Y si en algún momento estamos tristes, mal, bajoneados, les invito a mirar el rostro de Jesús crucificado”, constató.

“En su mirada, todos podemos encontrar espacio. Todos podemos poner junto a él nuestras heridas, nuestros dolores, así como también nuestros pecados”, recomendó.

Dignificar en vez de humillar

Refiriéndose a los directivos y guardias del penal, el Papa les indicó que su tarea es levantar y no rebajar, dignificar y no humillar, animar y no afligir.

Estableció que el proceso de reinserción pide dejar una lógica de buenos y malos para pasar a una lógica centrada en ayudar a la persona; si se actúa así generará mejores condiciones para todos.

“¿Quién está ante ustedes? podrían preguntarse. Me gustaría responderles la pregunta con una certeza de mi vida, con una certeza que me ha marcado para siempre. El que está ante ustedes es un hombre perdonado. Un hombre que fue y es salvado de sus muchos pecados. Y así es como me presento”, dijo.

“No tengo mucho más para darles u ofrecerles, pero lo que tengo y lo que amo, sí quiero dárselos, sí quiero compartirlo: Jesucristo, la misericordia del Padre”, añadió.

Antes de dar la bendición final, el Papa invitó a todos los presentes a rezar en silencio un rato, “cada uno como sepa hacerlo”.

Tras despedirse de la cárcel, abordó un papamóvil que lo condujo a un encuentro con obispos de Bolivia en la iglesia de “La Santa Cruz” de esta ciudad.

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