Agencias
SEUL, Corea del Sur.- Diez personas murieron y unas ocho desaparecieron después de que un bote pesquero naufragó frente a la costa sur de Corea del Sur, informaron el domingo funcionarios marítimos.

Tres personas fueron rescatadas y trasladadas a un hospital, con lesiones que no ponen en riesgo su vida, indicaron funcionarios de la guardia costera de Jeju a condición de mantener el anonimato debido a normas internas.

Decenas de embarcaciones buscan sobrevivientes en el área.

El barco Dolphin de 9.8 toneladas perdió comunicación con otra embarcación el sábado por la noche y fue encontrado el domingo por la mañana frente a la isla de Jeju.

Uno de los sobrevivientes relató a la agencia de noticias Yonhap -citada en un despacho informativo de The Associated Press- que el bote se volteó rápidamente debido al alto oleaje.

El sobreviviente, identificado sólo con el apellido Park, despertó cuando el capitán decía a los pasajeros que bajaran del bote, que se estaba empezando a llenar de agua.

Park agregó que los sobrevivientes se aferraron a la embarcación durante más de 10 horas, pero algunos desaparecieron ante las fuertes olas antes de la llegada de los rescatistas.

Se desconoce cuántas personas viajaban en el bote, pero la mayoría eran pasajeros en un viaje de pesca, no pescadores profesionales, de acuerdo con uno de los funcionarios de la guardia costera.

Un documento incluía una lista de 22 pasajeros, pero los funcionarios se enteraron de que al menos cuatro personas que aparecen en la lista no subieron al barco.

Además, uno de los tres sobrevivientes no se encontraba en la lista del documento, de acuerdo con el jefe de la guardia costera de Jeju, Lee Pyung-hyun.

Más de 40 embarcaciones de la guardia costera, la marina y civiles buscan en las aguas cercanas al lugar del incidente, agregó Lee. El bote zarpó de la Isla Chuja, al noroeste de Jeju, el sábado por la tarde para regresar a un poblado al suroeste en tierra firme, antes de perder comunicación, indicó Lee.

Corea del Sur sigue lidiando con el dolor y el enojo por un desastre marítimo del año pasado que cobró la vida de más de 300 personas, en su mayoría niños en edad escolar, cuando un transbordador se hundió frente a la costa sureste. Los críticos culparon del hundimiento en parte a la mala supervisión gubernamental y a la pésima cultura de seguridad del país.