Cementerios, ataúdes, cremación, urnas... ¡solo para mascotas!

Hay servicios especializados que van desde la cremación, urnas para cenizas, o ataúdes y lotes en cementerios exclusivos para animales.

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Imagen del 30 de octubre de 2016 de una tumba de un perro en el cementerio de animales en Nowy Konik, cerca de Varsovia, Polonia. (AP/Czarek Sokolowski)
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Francisco Trujillo/Notimex
DALLAS, Texas.- El cariño y respeto que las personas tienen por sus animales no termina con su muerte, sino que se extiende en la forma en que tratan sus restos una vez que las mascotas han fallecido.

Los sentimientos hacia los perros, gatos y otros animales, han creado una industria que atiende las necesidades que se generan una vez que las mascotas mueren, con servicios especializados que van desde la cremación de los restos, las urnas para sus cenizas, o si se prefiere sepultar sus cuerpos, ataúdes y lotes en cementerios exclusivos para animales.

“Es igual que con los seres humanos”, dijo Ricky Robinson, al explicar el funcionamiento de su negocio “Pet Rest Memorial Park and Crematory”, un cementerio para animales que ofrece servicios de cremación ubicado en Sasche, un suburbio del noreste de Dallas, Texas.

El Pet Rest Memorial Park and Crematory, cementerio para animales en Dallas, Texas, EU. (Foto: www.waymarking.com)

Robinson administra un cementerio en el que desde su fundación en 1977 han sido enterrados mas de cuatro mil animales, y que aún tiene capacidad para otro tanto o más. El sitio es uno de los cuatro o cinco que existen en el área urbana de Dallas-Fort Worth, para el entierro exclusivo de animales.

En el Pet Rest Memorial Park hay sepultados perros y gatos, pero también conejos, aves y hasta serpientes

Caminar por el cementerio observando las lápidas ofrece una evidencia del amor que sus dueños tenían por sus mascotas.

“Snowball Bonds, el amor de nuestras vidas”, se lee en una lápida con una imagen de un perro Terrier que vivió nueve años y murió en 2002; “Pepper, nuestra dulce chica, nuestra protectora feroz, cambiaste nuestros corazones para siempre”, dice otra.

En la tumba de una gatita llamada “April” que tenia 17 años cuando murió en 1994, se escribió, “nuestro primer amor, tu nunca serás olvidada”.

Algunas lápidas tienen grabados imágenes de caras de perros y gatos, otras las huellas de sus patas y en algunas han sido colocadas pequeñas estatuas con las figuras de los animales sepultado. Varios tienen flores y en una incluso se plantó un árbol.

Más de 80 por ciento de los animales enterrados aquí son perros y gatos, pero también hay conejos, aves, serpientes y otros.

Sin símbolos religiosos

A diferencia de los cementerios para humanos, en el cementerio de animales no hay símbolos religiosos, salvo una o dos tumbas con estatuas de San Francisco de Asís, patrono de los animales.

Robinson, el administrador del lugar, apunta también otras diferencias que existen con los cementerios de humanos: 80 por ciento de los dueños de las mascotas que son enterradas aquí, no regresan más a visitar el lugar. “Para ellos, el entierro es el cierre”, dijo.

Sólo 20 por ciento de los propietarios regresa de vez en vez durante los primeros años de duelo al sitio donde quedaron los restos de su mascota, pero existe -dijo Robinson- un mínimo porcentaje del uno por ciento que se mantiene visitando el lugar con regularidad.

La tumba de un gato en un cementerio de animales en Bruselas, Bélgica. (Notimex)

Una muestra de ello son las seis tumbas que el matrimonio de Carl y Glenda Hendrex adquirió para sepultar a sus diferentes mascotas. Glenda visita el lugar cada semana para colocarles flores.

Robinson apuntó que otra diferencia con los sepelios de seres humanos es que a los entierros de mascotas no suelen ir las familias. Por lo general es una o dos personas las que acuden a despedir a sus animales y raramente se presenta la familia, a excepción de los hispanos, quienes sí acuden en grupo.

Los funerales para animales son una tendencia al alza en todo Estados Unidos y alrededor de 15 por ciento de las funerarias del país ofrecen servicios para mascotas, de acuerdo con la Asociación Nacional de Directores de Funerarias.

La crfemación se cobra de acuerdo al peso de la mascota; los ataúdes generalmente son cajas de plástico o cemento 

Actualmente, alrededor de 65 por ciento de los hogares estadunidenses tienen un perro o un gato, lo que da una población estimada de 77 millones de perros y 88 millones de gatos. Sus dueños gastan en ellos unos 60 mil millones de dólares al año, un aumento de 185 por ciento respecto de 2001.

El propietario de una mascota gasta más en su atención y cuidado que en lo que consume en alcohol, ropa de hombre o facturas de teléfono. Las estadísticas muestran que la cantidad de dinero que la gente gasta en su mascota va en aumento, aunque los gastos funerarios constituyen aún una mínima parte de esta tendencia.

Robinson dijo que la mayoría de los dueños de mascota aún no opta por los servicios funerarios. La mayor parte se deshace de los restos a través de los servicios de los veterinarios, a los que se les paga una cuota para que los manden incinerar en crematorios industriales junto con los restos de otros animales.

Otros optan por sepultarlos en los patios de sus propios hogares, aunque esta práctica es ilegal en casi todas las ciudades estadunidenses. El uso de los servicios funerarios y de los cementerios para animales no es la opción mayoritaria, pero va en crecimiento.

Se estima que en 2013 alrededor de 500 mil animales tuvieron un funeral en Estados Unidos, según la Asociación Internacional de Crematorios y Cementerios de Animales, organización sin fines de lucro que agrupa a la industria y que tiene su sede Hillsborough, New Jersey.

Los costos de un servicio funerario para mascota varían, dependiendo especialmente del tamaño y peso del animal. En el cementerio “Pet Rest Memorial Park and Crematory” de Sasche, un entierro tiene un costo de unos 335 dólares para un animal grande de hasta un metro de largo.

Para quienes prefieren cremarlos, el servicio se cobra de acuerdo al peso de la mascota y va de los 110 dólares para un animal de cero hasta 10 kilogramos, hasta los 220 dólares para aquellos que sobrepasen los 35 kilogramos.

A ello habría que agregarle el costo de los ataúdes o las urnas. Los ataúdes, que generalmente son cajas de plástico o cemento, pueden llegar a costar 200 dólares o más, dependiendo de sus detalles. Las urnas van desde los 20 dólares hasta 100 o más, dependiendo del lujo de la misma.

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