Cristina Fernández, convencida de que Nisman no se suicidó

Por medio de una carta, la Presidenta de Argentina asegura que la muerte del fiscal responde a una operación para desestabilizar a su gobierno.

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Una mujer con su boca cerrada, sostiene un cartel fuera de la comunidad judía AMIA, donde un grupo se reunió pidiendo justicia por la muerte del fiscal Alberto Nisman. (Agencias)
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Agencias
BUENOS AIRES, Argentina.- La muerte del fiscal que acusó a la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, de proteger a terroristas iraníes, se transformó en una novela policíaca en la que un suicidio pasó a ser un asesinato de fuerte impacto político electoral.

Alberto Nisman, el fiscal que investigaba el ataque terrorista ocurrido en 1994 en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y que mató a 85 personas, provocó un escándalo político el pasado 14 de enero al denunciar a la presidenta y al canciller Héctor Timerman de complicidad con Irán.

Cinco días después de haber interpuesto una denuncia que provocó un escándalo internacional, el fiscal apareció muerto en su departamento, solo, con las puertas cerradas por dentro, tirado en el baño y con un casquillo y una pistola al lado del cuerpo, según publica Notimex.

El fallecimiento desató una conmoción social y abonó una serie de teorías conspirativas, ya que los antikirchneristas responsabilizaron desde el primero momento a Fernández de Kirchner, y los kirchneristas, a enemigos ocultos que quieren perjudicar al gobierno.

El ministro de Seguridad, Sergio Berni, afirmó el lunes por la mañana que todo apuntaba a un suicidio, pese a que todavía no se realizaba la autopsia del cuerpo ni los peritajes en el departamento, al cual él acudió antes que un juez y una fiscal, sin tener facultades para ello.

Varios miembros del gabinete respaldaron la teoría del suicidio, pero este jueves modificaron su versión luego de que la propia presidenta publicara una carta en la que habla claramente de asesinato.

Alberto Nisman, el fiscal que investigaba el ataque terrorista ocurrido en 1994 en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA)

“Los espías que no eran espías. Los interrogantes que se convierten en certeza. El suicidio (que estoy convencida) no fue suicidio”, escribió Fernández de Kirchner, quien denunció que la muerte del fiscal respondió a una operación para desestabilizar a su gobierno.

“Las cosas se ponen cada vez más extrañas", reconoció este jueves el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, después de que se diera a conocer la carta de la mandataria que fue criticada por la oposición que exigió reformas profundas e inmediatas en los cuerpos de seguridad.

Más allá de las declaraciones, la investigación ha abierto una serie de preguntas sin respuesta, ya que la fiscal Viviana Fein informó primero que “no hubo intervención de terceras personas” en la muerte del fiscal, pero no descartó "que haya habido algún tipo de inducción o instigación".

También informó que no se habían hallado muestras de pólvora en las manos del fiscal, lo que es una de las pruebas más importantes cuando se trata de un suicidio.

Además, en su mesa de trabajo se encontró una lista de compras que su empleada doméstica debía realizar el lunes, lo que no tendría sentido si pensaba suicidarse el domingo.

En el mismo sentido apunta la última foto que mandó Nisman desde su teléfono celular, y en la que muestra una mesa colmada de papeles de trabajo, ya que el lunes debía comparecer ante una comisión de la Cámara de Diputados para fundamentar su denuncia contra la presidenta.

La investigación ya comprobó que Nisman le pidió el sábado la pistola calibre .22 a un colaborador, pese a que él mismo tenía dos armas a su nombre que podría haber utilizado.

Este miércoles trascendió, además, que los investigadores descubrieron que había una tercera puerta de acceso a su departamento, en donde hay huellas que ya están siendo analizadas.

El papel de Berni, en tanto, está siendo cuestionado porque pese a ser el secretario de Seguridad no tenía nada qué hacer en el departamento de Nisman, a donde, según él mismo declaró, llegó dos minutos antes que el juez y una hora antes que la fiscal designada para el caso.

Por otra parte, en la noche del domingo hubo dos llamadas al Servicio de Atención Médica de Emergencia para que acudieran al departamento de Nisman, pero en ambos casos, cuando llegaron los médicos, se les negó el ingreso.

También llama la atención que un fiscal a cargo de un caso tan importante vinculado con el terrorismo no tuviera una custodia permanente, además de que los guaruras que no lo localizaron en las primeras horas del domingo tardaron en reportar el hecho a sus superiores.

La víspera, un cerrajero se convirtió en un testigo clave, ya que declaró que él abrió fácilmente la puerta porque no estaba cerrada por dentro, pero luego la fiscal aclaró que había dos cerraduras y que una de ellas había sido abierta previamente por la madre de Nisman.

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