Cuba: 'Aquí es siempre más barato que en los mercados'

El levantamiento de las normas que rigen la agricultura permite a los campesinos ofrecer sus productos directamente a dueños de hoteles y restaurantes.

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Mucha gente hace fila por horas para adquirir productos frescos de temporada. (Agencias)
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Agencias
LA HABANA, Cuba.- Camiones repletos de productos agrícolas viajan a diario cientos de kilómetros desde todos los rincones de Cuba y forman largas colas en el Mercado de la Calle 114, un sitio al aire libre en las afueras de La Habana que se ha transformado en un punto clave para la compra de frutas y vegetales frescos en la capital.

El intenso movimiento del mercado es consecuencia de las reformas económicas iniciadas en el 2010 por el presidente Raúl Castro, que incluyen una liberación de las normas que rigen la agricultura privada. 

En otra reforma, las autoridades permitieron recientemente que pequeños agricultores vendan sus productos directamente a hoteles y centros turísticos a partir de octubre, de acuerdo con AP.

La mercadería es traída por los mismos agricultores y por gente que se gana la vida comprando productos agrícolas en sitios lejanos y llevándola a La Habana, el mercado más grande e importante del país.

Algunos agricultores se presentan con los baúles de sus Chevrolet de la década de 1950 llena de ajos, cebollas y otros productos.

Dependiendo de la época del año, se ofrecen 44 tipos de frutas y vegetales en este terreno barroso, desde piñas y melones hasta tomates y malanga.

Los dueños de restaurantes y vendedores callejeros compran aquí. También consumidores individuales, familias e incluso grupos de vecinos que reúnen su dinero para comprar al por mayor.

"Aquí es siempre más barato que en los mercados o quioscos" de los barrios capitalinos, comentó Argelio Méndez, funcionario del gobierno que administra el mercado.

Miguel Guerrero, un agricultor de 21 años de la provincia de Mayabeque, dijo que sale de su casa a la medianoche y hace cola por horas en el mercado en la esperanza de conseguir un buen puesto.

Cansados de manejar toda la noche, los conductores tratan de dormir algo cada vez que pueden, en el techo de sus vehículos, en catres o incluso apoyados en las ruedas.

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