Avionazo en Ucrania divide al antiguo bloque soviético

Gobernantes de Europa central y oriental prefieren abstenerse de opinar hasta que no se tengan más datos de la tragedia.

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La tragedia del avión de Malaysia Airlines en Ucrania tiene fuertes implicaciones políticas, en particular en el Europa Central y Oriental. (AP)
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Agencias
VARSOVIA, Polonia.- El ministro de Relaciones Exteriores de Polonia fustigó el derribo del avión de Malaysia Airlines al culpar de la tragedia a los "bandoleros" de Ucrania respaldados por Rusia, pero en la mayor parte de Europa central y oriental los gobernantes han preferido abstenerse de opinar, negándose a hablar hasta que se tengan más datos de la tragedia.

La precaución no es de extrañar: varios antiguos estados satélite del bloque soviético han desarrollado lazos económicos más estrechos con Rusia en los últimos años, por lo que no quieren adoptar una posición firme contra Moscú en el conflicto de Ucrania.

Aunque todos han condenado la anexión rusa de Crimea, lucen divididos sobre qué hacer más allá. Sus diferencias parecen dictadas en gran medida por la profundidad de esos lazos económicos y si se sienten vulnerables ante el poder de Moscú.

Con la incertidumbre que rodea el accidente aéreo del jueves, la mayoría tienen poco que ganar si denuncian a los presuntos responsables, sobre todo porque es poco probable que la tragedia, que mató a 298 personas, detenga la creciente influencia rusa en la región, a juicio de los expertos.

"Nadie debe esperar un cambio en las relaciones entre Rusia y los países de Europa central, a menos que se presente una evidencia clara de la participación de Moscú", dijo Dariusz Kalan, analista del Instituto Polaco de Asuntos Internacionales. "Incluso en ese caso sería poco probable un giro radical, ya que los contactos políticos, económicos y energéticos están muy desarrollados", agregó.

"Un enfriamiento temporal, pero sobre todo retórico, en las relaciones con Rusia es la respuesta más fuerte que la región puede darse el lujo de dar", agregó Kalan.

Otros expertos argumentaron, sin embargo, que si se confirmara la participación de Rusia en el accidente la región se vería obligada a adoptar una postura más dura contra Moscú.

Occidente se divide también

En cierto modo, las divisiones en el antiguo bloque soviético reflejan las tensiones más hacia occidente: Francia y Alemania han seguido cultivando sus lazos comerciales con Rusia, mientras que Estados Unidos ha adoptado una línea más fuerte. Al hablar sobre la tragedia del avión, la canciller alemana Angela Merkel dijo el viernes que aún hay "no hay claridad", mostrando más cautela que Estados Unidos, donde el presidente Barack Obama vinculó directamente el derribo del avión con "equipo sofisticado... procedente de Rusia".

"Hay que tener cuidado de no imponer clichés de la Guerra Fría en la región", dijo Jakub Groszkowski, analista del Centro de Estudios Orientales en Varsovia. "Los gobiernos de Praga o Bratislava están actuando de una manera similar a los gabinetes de París o Viena".

Sin embargo, los vecinos de Rusia que pertenecieron al bloque soviético no tienen mucho margen para tomar decisiones. La región depende del petróleo y el gas natural rusos. Los lazos económicos se profundizaron aún más después de la crisis financiera mundial de 2008-09, que empujó a varios países a forjar nuevos acuerdos económicos con Rusia. Cuando los mercados occidentales se encogieron, los países más orientados a la exportación, como República Checa, voltearon la mirada a Rusia, China y otros países en busca de nuevas oportunidades.

Los gobiernos que apoyan una postura más dura hacia Rusia son Polonia, los tres estados bálticos y Rumania: todos ellos países que temen por su seguridad debido a la proximidad con Rusia y que, a diferencia de sus vecinos, tratan de limitar la influencia de Rusia en casa. El gran número de rusos étnicos en Estonia y Letonia -25 y 30% de la población, respectivamente- se suman a las preocupaciones del Báltico.

Después del desplome del avión, los líderes bálticos pidieron una investigación internacional y muchos políticos en la zona culparon rápidamente a Moscú por su papel como presunto proveedor de armas a los separatistas ucranianos.

A Polonia le preocupa desde hace muchos años un resurgimiento del poderío de Rusia. Desde que estalló la crisis en Ucrania este año, Polonia ha estado buscando más protección de parte de la OTAN y Estados Unidos. Los polacos respiraron enormemente aliviados cuando el presidente Barack Obama, durante su visita a Varsovia el mes pasado, se comprometió a hacer más para proteger a la región.

No obstante, el alivio no es universal en el antiguo bloque soviético. Los mandatarios checo y eslovaco dejaron claro que no ven necesaria una mayor seguridad y que no le darían la bienvenida a las tropas de la OTAN. Eslovaquia, al igual que Polonia es miembro de la OTAN, pero el primer ministro eslovaco, Robert Fico, ha comparado a las "tropas extranjeras" con los soldados soviéticos que invadieron Checoslovaquia en 1968.

Hungría y Bulgaria han estado buscando nuevos acuerdos con Moscú que han aumentado su dependencia energética de Rusia. El más polémico es un gasoducto al que se opone la UE y que traería gas ruso por debajo del Mar Negro hacia Bulgaria, Hungría, Serbia y Austria. Bulgaria designó a un consorcio dirigido por Gennady Timchenko, un oligarca cercano al Kremlin y que está en la lista estadounidense de personas sancionadas por la crisis ucraniana, para la construcción de su parte de la tubería.

Bulgaria, el más prorruso

Bulgaria es el país más prorruso de la región, con simpatías que nacen de una hermandad eslava arraigada en pasadas alianzas. El actual gobierno y sus partidarios son excomunistas, lo que se suma a las preocupaciones occidentales de que algunos del círculo gobernante podrían estar trabajando en secreto a favor de los intereses rusos desde el interior la OTAN y la Unión Europea de 28 naciones.

El cambio hacia Rusia es más sorprendente en República Checa. Hace apenas unos años aceptó acoger un sitio de defensa de misiles estadounidenses, un plan que desató la ira de Moscú. Obama ha retirado desde entonces los planes para el sitio.

Los izquierdistas socialdemócratas, que siempre se opusieron al plan de misiles de defensa, están ahora en el poder en República Checa. Apartándose del enfoque en el respeto a los derechos humanos de la era de Vaclav Havel, el primer ministro Bohuslav Sobotka ha dicho que no tiene sentido poner fin a los negocios con Rusia porque otros países los aprovecharían. Sobotka también se ha pronunciado en contra de la creación de "una nueva cortina de acero entre la Unión Europea y Rusia".

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