Austria elige a un ecologista de izquierda como presidente

El ecologista Alexander Van der Bellen derrota al derechista Norbert Hofer en la repetición de las elecciones presidenciales.

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Los comicios en Austria se repitieron después de que el ultranacionalista Norbert Hofer impugnó en mayo pasado las elecciones, que ganó Van der Bellen, por una diferencia mínima. (AP Photo/Matthias Schrader)
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Agencias
VIENA, Austria.- El ecologista Alexander Van der Bellen venció hoy en la repetición de las elecciones presidenciales de Austria al ultranacionalista Norbert Hofer, indica un primer sondeo de la televisión pública ORF.

Según este mismo sondeo, el ecologista recibió un 53.6 por ciento de los votos, frente al 46.4 por ciento del ultranacionalista, realizado el escrutinio del 58 por ciento de los votos.

Las estimaciones precisan que Hofer recibió en torno a 1.9 millones de votos, frente a más de dos millones de Van der Bellen.

En todas las circunscripciones escrutadas a las 16.20 GMT, el ecologista aumentó su porcentaje de voto con respecto al registrado en la votación del 22 de mayo pasado, invalidada por la Justicia.

El Tribunal Constitucional austriaco invalidó esas elecciones y ordenó una repetición por haber registrado irregularidades formales en el recuento del voto por correo.

Promete gobernar para todos

Van der Bellen destacó hoy que desea ser el presidente de todos los austriacos, también de quienes hoy votaron por su rival del ultranacionalista FPÖ.

"Quiero acercarme de forma activa a los electores del FPÖ (el partido liberal de Austria de su rival Nobert Hofer), que tienen miedos genuinos, que deben ser tomados en serio", afirmó Van der Bellen en declaraciones a la televisión pública austríaca ORF.

"Mi deseo es que la gente que me encuentre en las calles diga que diga 'nuestro presidente' y no 'el presidente'", agregó.

Respecto a la posibilidad de que haya elecciones anticipadas en Austria en 2017 (en lugar de 2018 como está previsto), el presidente electo dijo que será "cuestión del Parlamento con su mayoría" si considera necesario adelantar los comicios o no.

Izquierdista atípico

El triunfo de Van der Bellen, un político que no encaja del todo dentro de los estereotipos del ecologista clásico, calmó a los socios de la Unión Europea (UE), temerosos de que la extrema derecha se instalase en la jefatura del Estado de uno de los aún Veintiocho.

Hijo de una estonia y de un ruso de origen holandés que escaparon de la revolución bolchevique en Rusia en 1917 para radicarse en el Tirol austriaco, Van der Bellen nació el 18 de enero de 1944 y vivió allí hasta los 33 años, antes de trasladarse a Viena, donde hizo carrera, primero en el mundo académico y luego como político.

Antiguo decano de la Facultad de Ciencia Económicas de Viena, el nuevo jefe del Estado de Austria siempre ha sido muy valorado entre el electorado por su honestidad.

Su forma poco convencional de argumentar y debatir en público podría estar relacionada con su decisión de entrar en política a los 50 años de edad.

Padre de dos hijos y casado desde este año en segundas nupcias, Van der Bellen tiene fama de personaje que no encaja del todo dentro de los estereotipos de un político ecologista clásico.

Nunca se le ha visto andar en bicicleta, por ejemplo, además de que en el pasado declaró su amor por los coches potentes y hasta hoy sigue siendo un fumador empedernido.

Para muchos analistas es un político que representará muy bien las funciones de la presidencia austríaca, un cargo protocolario pero imbuido de prestigio y visto como una referencia ética.

Europeísta convencido y antiguo militante socialista, Van der Bellen habla de Heinz Fischer, presidente austriaco hasta julio de este año, como de su modelo a seguir.

Al ecologista Alexander Van der Bellen nunca se le ha visto andar en bicicleta y es un fumador empedernido

Se refiere a un jefe de Estado que representa dignamente al país en el extranjero y que internamente mide, de forma discreta pero firme, entre las fuerzas políticas del país.

Para llegar hasta hoy, Van der Bellen ha tenido que superar un proceso que comenzó el pasado 22 de mayo, con su primer intento de ganar la presidencia del país y cuando se impuso por apenas 0.6 puntos porcentuales ó 31 mil votos.

Ese resultado fue invalidado poco después por el Tribunal Constitucional por irregularidades formales -aunque no por manipulaciones- en el recuento de votos.

Este domingo, la ventaja de Van der Bellen, a la espera de que se den los datos definitivos, parece ser aún mayor y roza los siete puntos porcentuales.

El presidente electo austriaco ha dado así la vuelta a los sondeos y ha superado lo que parecía una atmósfera propicia para el triunfo del mensaje populista de Hofer, tras el triunfo del brexit en junio pasado en el Reino Unido y la victoria electoral del republicano Donald Trump en Estados Unidos.

Ante el avance de este populismo derechista, Van der Bellen se ha visto obligado en esta campaña a presentarse no sólo como candidato progresista y experimentado, sino también como un patriota, con fuertes raíces en su Tirol natal.

Uno de sus principales argumentos ha sido la advertencia de que Hofer podía impulsar un referéndum sobre la permanencia de Austria en la Unión Europea.

También ha insistido en que estas elecciones no se decidía sólo sobre qué persona ocuparía la presidencia del Estado, un cargo eminentemente protocolario, sino el futuro rumbo de Austria: integrada en la UE o donde se levanten de nuevo fronteras.

Además, durante la campaña el ya presidente electo austriaco ha entrado en algunas de las que serán sus competencias y apostado por una interpretación más activa de algunas competencias del jefe del Estado.

Por ejemplo, promete que no ratificaría con su firma el TTIP, el futuro acuerdo de libre comercio e inversiones que aún negocian Estados Unidos y la UE y que con la llegada de Trump a la Casa Blanca se ha quedado en punto muerto, incluso si fuese aprobado en el Parlamento austriaco.

Ese ha sido casi el único punto de coincidencia con su rival, un conocido escéptico de la UE y de la globalización en general.

Aunque la presidencia austriaca no prevé un papel activo del jefe de Estado en el día a día político, la Constitución sí le otorga la potestad de decidir a quién encarga la formación del gobierno, sin obligación de optar por el líder del partido más votado.

En ese sentido, Van der Bellen ha asegurado que, si ganaba, haría todo lo posible para no encargarle nunca al FPÖ ultraderechista la formación de un nuevo Ejecutivo, ni siquiera en caso de una victoria en las urnas.

Hofer, que inmediatamente ha reconocido su derrota ante el ecologista, ha criticado esta advertencia por considerarla "antidemocrática".

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