Edificios de EU recuerdan doloroso pasado de racismo

Los estadounidenses se debaten con dilemas similares, como por ejemplo ¿Qué hacer con los vestigios físicos de la segregación racial?

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El alcalde de Birmingham, Alabama, William Bell, observa la escalera que usaba de niño para ir al balcón reservado para los negros en el teatro Lyric. (Agencias)
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Agencias
BIRMINGHAM, Alabama.- De niño en la década de 1950, William Bell tuvo que ingresar al cine Lyric por una puerta lateral, que decía "de color" y que conducía directamente a los asientos, sin pasar por el elegante vestíbulo. Subió por una escalera mal iluminada y tomó asiento en un balcón bastante inclinado reservado por generaciones para los negros.

Bell, quien es hoy alcalde de Birmingham, recuerda la belleza del Lyric, pero también la forma en que aislaba a la población negra.

La desigualdad patente en el Lyric Theatre es un doloroso recordatorio de un pasado horrendo de la ciudad, que llegó a ser uno de los sitios de Estados Unidos donde la segregación racial se manifestó con mayor intensidad. Pero también es una lección de historia, un símbolo de los cambios que ha habido en el sur del país desde que los tribunales abolieron las leyes discriminatorias de Jim Crow.

De acuerdo con The Associated Press, los sectores empeñados en preservar los monumentos históricos tuvieron que decidir si mantenían los elementos alusivos a la segregación antes de abrir nuevamente las puertas del teatro, construido hace 102 años, luego de una restauración de 11 millones de dólares. Optaron por resaltar la historia, instalando una puerta de vidrio con la inscripción "Entrada Histórica Para la Gente de Color", para que los visitantes puedan echar una mirada al pasado.

En todo el sur, la gente se debate con dilemas similares: ¿Qué hacer con los vestigios físicos de la segregación racial, las ventanillas escondidas de los negocios, las salas de espera separadas, las fuentes de agua solo para negros y las escuelas abandonadas que alguna vez fueron componentes clave de una sociedad basada en un sistema de opresión?

Los estados del norte también deben tomar ese tipo de decisiones. En Portshmout, New Hampshire, hay un cementerio segragado y una placa que explica que los negros tenían que sentarse en bancos asignados especialmente en las iglesias de New England hasta mediados del 1800. En Detroit, murales decoran hoy un muro de cemento de dos metros (seis pies) de altura construido en 1941 para separar una nueva construcción para blancos del viejo barrio negro.

Pero el tema es particularmente sensible en el sur, donde millones de personas recuerdan haber vivido la segregación. Muchos ancianos y las generaciones más jóvenes sienten la necesidad de analizar el legado de Jim Crow, un nombre que pasó a simbolizar la opresión racial en Estados Unidos, según Robert Weyeneth, profesor de la Universidad de Carolina del Sur especializado en la preservación de monumentos.

"Hoy resulta más complejo porque la gente está más predispuesta a replantearse la preservación de la arquitectura asociada con la supremacía blanca", manifestó Weyeneth. "Al principio, nadie quería salvar estas cosas".

A mucha gente le molesta el recordatorio de la segregación en el Lyric, pero el alcalde estima que es importante ver la historia tal como fue, incluso si esto significa ver el balcón segregado donde se sentó de niño. El teatro era hermosos, recuerda, pero los negros no podían mezclarse con los blancos debajo suyo.

"Los mejores asientos eran los de la primera fila del balcón, porque podías tirar palomitas de maíz o nueces y les caían en los cabellos" a los blancos de abajo, dice Bell, quien hoy tiene 66 años.

"No debemos ocultar nuestro pasado", agrega.

Algunos de los sitios que debieron decidir qué hacer con su pasado racista:

Cementerio Oakland, en Atlanta


Corona junto a una tumba en la sección reservada para los negros en el Cementerio Oakland de Atlanta.

El cementerio tiene 70 mil tumbas, algunas de las cuales datan de 1850, y refleja que la segregación continuaba después de muerto. Los administradores del lugar no sienten necesidad alguna de esconder esa realidad del pasado.

El cementerio municipal estuvo dividido por razas hasta 1963, pero hoy hay negros enterrados en sectores previamente reservados para blancos.

Se pueden realizar visitas guiadas y recorrer el sector antiguamente para negros, donde hay unas 12 mil tumbas. Todavía están presentes los carteles que anuncian el sector negro, el de judíos y uno para indigentes.

Algunos visitantes dicen que no es necesario confrontar el pasado, pero el administrador del cementerio David Moore no está de acuerdo.

"Los cementerios son un buen sitio para que la gente observe y trate de entender lo que pasó antes", sostuvo.

Estación de trenes de Montpelier, en Orange, Virginia


Cartel que indica la sección reservada para la gente "de color" (colored) en la estación de trenes Montpelier de Orange.

Construida en 1910, cuando estaba prohibido que negros y blancos ocupasen los mismos espacios públicos en el sur, la estación tiene salas de espera para unos y otros. Los descendientes del presidente James Madison, en cuya propiedad de encuentra la estación blanca y amarilla, optaron por preservar los carteles de contenido racista al renovar el lugar en el 2010.

En el sitio funciona hoy una oficina de correos, que tiene exhibiciones alusivas al pasado.

Cárcel del condado de Jones, en Ellisville, Mississippi

Las placas de metal de dos fuentes de agua ocultan una dura verdad: una fuente era para blancos y otra para negros.

La National Association for the Advancement of Colored People (Asociación Nacoinal para el Progreso de la Gente de Color) pidió que se retirasen las fuentes en 1989, diciendo que eran un doloroso recordatorio de la segregación, pero los directores del penal optaron por tapar con yeso las inscripciones "de color" y "blancos". El yeso, sin embargo, se diluyó con la lluvia.

Los líderes del condado cubrieron entonces los carteles con placas de metal que revelan el año en que fue construido el penal, 1908.

Playa Butler, en ST. Augustine, Florida

No hay casi ningún elemento que haga pensar que el Parque Frank B. Buttler fue alguna vez un frecuentado centro turístico para negros, ubicado al sur de la playa segregada de St. Augustine.

El portal del parque cuenta que Butler fue un empresario negro que vio las oportunidades comerciales asociadas con una playa para negros en la primera mitad del 1900, en plena segregación racial. Construyó un complejo que incluyó baños públicos, un casino, quiscos, un motel y otros servicios para los negros, a quienes no se les permitía frecuentar las playas de los blancos.

Esas estructuras desaparecieron hace varias generaciones y la historiadora negra Bernadette Reeves lamenta que no haya alusión histórica alguna en esos sitios.

"¿Puedes creer que el océano Atlántico no era lo suficientemente grande como para que blancos y negros nadasen juntos?", preguntó la mujer.

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