Ejército toma el control en Tailandia

Tras 6 eses de protestas que dejaron 28 muertos y más de 800 heridos, se aplica la ley marcial

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El Ejército tomó hoy el control de todo el sistema de seguridad de Tailandia, incluida la vigilancia en las calles. Sin embargo, esto no parece ser un problema para los ciudadanos que se toman fotos e incluso 'selfies' (autofotos) con los militares. (Sakchai Lalit/AP)
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Agencias
BANGKOK, Tailandia.- El poderoso jefe del Ejército de Tailandia, general Prayuth Chan-ocha, intervino el martes por primera vez en la crisis política del país:  declaró la ley marcial y envió vehículos artillados al centro de la capital con la promesa de resolver el conflicto creciente lo antes posible.

La ley marcial significa que el poder de decisión en todos lo sentidos respecto al orden y la seguridad le pertenecen al Ejército o la Policía.

La medida, que evitó ser un golpe de Estado como tal, dejó intactos el asediado Gobierno interino y la Constitución. La vida se desarrollaba normalmente para los ciudadanos, tras seis meses de protestas que dejaron 28 muertos y más de 800 heridos.

Pero la intervención colocó al país en una nueva e incierta encrucijada: su destino está en manos de los militares.

"La clave para el futuro inmediato será el papel de los militares en la política", dijo Thitinan Pongsudhirak, director del Instituto de Estudios Internacionales y de Seguridad en la Universidad Chulalongkorn de Bangkok. "Si cumplen el papel de policías e incluso de mediadores... esto podría ser la solución a la parálisis".

Pero si no lo hacen, "podemos prever que habrá protestas y agitación por parte del bando perdedor".

La ley marcial se basa en precepto legal de 1914 que otorga al Ejército autoridad para intervenir en momentos de crisis 

Tailandia, un centro económico del sureste asiático cuyas aguas color turquesa y playas idílicas atraen a turistas del mundo entero, padece esporádicamente de agitación política desde 2006, cuando un golpe militar derrocó al entonces primer ministro Thaksin Shinawatra al acusarlo de corrupción, abuso de poder y falta de respeto al rey.

Su derrocamiento desató una lucha por el poder en la cual se enfrentan, en términos generales, la mayoría rural partidaria de Thaksin y la clase política conservadora de Bangkok.

El Ejército intervino luego de que, en la víspera, el primer ministro interino, Niwattumrong Boonsongpaisan, se negó a renunciar y manifestantes opositores amenazaron con intensificar su campaña para derrocar al partido gobernante en los próximos días.

Los militares, protagonistas de 11 golpes de estado desde que se puso fin a la monarquía absoluta en 1932, aparecen como partidarios de las protestas. 

Ministros del gabinete dijeron que el comandante del Ejército, general Prayuth Chan-Ocha, no consultó al gobierno antes de anunciar sorpresivamente el martes que se hacía cargo de la seguridad nacional.

Aunque los soldados entraron a varias emisoras de televisión a transmitir el mensaje del Ejército, la vida en esta enorme metrópoli de 10 millones de habitantes y en el resto del país casi no se vio alterada: las escuelas, las empresas y los centros turísticos funcionaban normalmente y el tráfico circula sin problemas.

El comunicado militar citó una ley de 1914 que otorga al Ejército autoridad para intervenir en momentos de crisis y dijo que había recurrido a esa acción debido a las continuas manifestaciones callejeras entre políticos rivales que "podrían impactar en la seguridad del país".

"El Real Ejército tailandés trata de devolver la paz y el orden a nuestro amado país y a cada tailandés tan pronto como sea posible", dijo. "Queremos que la situación del país se resuelva pronto".

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