Ejército de EU, plagado de racistas y neonazis

El FBI cree que hay cientos de supremacistas infiltrados en las tropas, pero analistas señalan que son miles.

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El periodista Matt Kennard cree que supremacistas blancos se integraron al Ejército para acceder a las armas y formación castrense. (Archivo/AP)
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Agencias
MOSCÚ, Rusia.- Si el Gobierno de Estados Unidos quiere erradicar el terrorismo racial en el país, debería empezar por sus propias fuerzas militares, donde ha crecido considerablemente el número de supremacistas blancos y neonazis, advierte el periodista de investigación Matt Kennard.

En un artículo para 'The Guardian', el periodista presenta los resultados de varios años de investigación sobre la presencia de miembros de grupos neonazis y la supremacía blanca en el Ejército estadounidense.

Según datos del FBI, hay cientos de supremacistas blancos infiltrados en el Ejército norteamericano o en la comunidad de veteranos. Según algunos analistas, puede haber miles.

De acuerdo con el periodista, cuya información cita la agencia rusa RT, estas personas reciben muy poca presión por parte del Pentágono, que todos estos años estuvo demasiado "desesperado por mantener el suministro de tropas" a Irak y Afganistán.

"Como parte de mi investigación he hablado con veteranos que se habían convertido en supremacistas blancos antes del servicio y se unieron para tener acceso a las armas y la formación, así como con veteranos que se habían radicalizado después de regresar de la guerra", escribe el autor del artículo.

Pacto secreto

Uno de los entrevistados por el periodista es Charles Wilson, portavoz del Movimiento Nacional Socialista, uno de los principales grupos neonazis en EU, quien le reveló el plan de poblar las fuerzas armadas norteamericanas de extremistas. 

"Nosotros animamos -a nuestros miembros- a inscribirse en el Ejército" para que luego puedan utilizar la formación recibida, relata Wilson, explicando que hay unos 190 miembros del grupo en el servicio y que cada uno de ellos "tiene un pacto de secreto".

Según Kennard, el alcance de la amenaza es evidente cuando conoces a gente como Dennis Mahon, un supremacista blanco con el que el periodista habló por teléfono en 2008 y que, cuatro años más tarde, fue condenado a 40 años por un atentado con bomba que hirió a un oficial negro de la ciudad de Phoenix.

"Los soldados aprenden de la guerra no convencional en Irak y se dan cuenta de que pueden utilizar ese tipo de guerra en EU (...) Les digo que aprendan todo lo que sea posible para mejorar las capacidades en cuanto a municiones, patrulla; quiero que aprendan a atacar desde un escondite y con explosivos", agrega Mahon.

Falta de acción

"A pesar del riesgo que plantean estos extremistas entrenados en el Ejército, ha habido mucha oposición a reconocer que las fuerzas armadas tienen un problema, por no hablar de hacer algo para arreglarlo", lamenta el investigador.

Como prueba de ello, el periodista recuerda un informe del Departamento de Seguridad Nacional que advertía en 2009 de que los veteranos desencantados, guiados por movimientos supremacistas blancos, podrían provocar la "posible aparición de grupos terroristas o extremistas solitarios capaces de llevar a cabo ataques violentos". Los políticos y comentaristas de derecha arremetieron entonces contra el informe.

Si el Gobierno de EU quiere tomarse en serio la amenaza de la supremacia blanca, debe comprometerse a echar sin contemplaciones a este tipo de personas del Ejército, ya que, al igual que el autor de la matanza de Charleston, Dylann Roof, "los veteranos neonazis quieren una guerra racial en EU", advierte el periodista.

"El Gobierno debe asegurarse de que los extremistas (…) no reciban entrenamiento en las Fuerzas Armadas de EU que les podría ayudar a llevar a cabo sus fantasías", concluye.

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