El carbonero, pobre entre los pobres en Paraguay

Campesinos paraguayos producen carbón vegetal para ganar más dinero que cultivando, y descubren que hay que lidiar con bajos precios e intermediarios.

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Hombres de campo dejan de cultivar para quemar madera en enormes hornos de arcilla para hacer carbón vegetal, en San Estanislao, Paraguay. (EFE)
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EFE
SAN ESTANISLAO, Paraguay.- La exportación del carbón vegetal genera en Paraguay unos 30 millones de dólares al año, pero el carbonero, el último eslabón de la cadena de esa industria rural, se la juega entre el calor y el humo asfixiante sobre precarios hornos de arcilla por unos seis dólares al día.

Justo antes del amanecer, Pedro Ríos se levanta en su caseta hecha con tablones de madera en el medio de su porción de tierra roja del fértil campo oriental paraguayo.

En ayunas toma su primer tereré -infusión de yerba mate y agua fría-, se calza unos pantalones por debajo de una panza esférica, curtida al sol, y encamina sus viejas sandalias al campo, donde en minutos la temperatura subirá a los 40 grados.

Dos montículos de arcilla coronan la chacra sin cultivos de Pedro. A vista de pájaro parecen esos hormigueros colorados descomunales que pueblan todo el suelo de este departamento noroccidental llamado San Pedro, estigmatizado por sus niveles de pobreza campesina.

Opción a cultivos mal pagados

Son los hornos de unos tres metros de alto y cinco de diámetro en los que Pedro convierte, en un proceso literalmente asfixiante, kilos y kilos de madera en carbón vegetal, desde que le dejó de ser rentable la agricultura en sus cuatro hectáreas por los bajos precios.

Cómo sería la rentabilidad que sacaría a su tierra hasta hace dos años, que decidió cambiarla por el denso humo que aspira cada día mientras hace equilibrio sobre la arcilla para ganar unos 200,000 guaraníes por semana (unos 44 dólares).

El Paraguay oriental está enmarcado en la cuenca del inmenso río Paraná, es una de las tierras más ricas del mundo, pero se da la paradoja de que los niveles de pobreza del país, que alcanzan al 32%, según Naciones Unidas, se ceban con saña en la población rural.

De acuerdo con el PNUD, 1,165,745 paraguayos viven en situación de pobreza extrema y otros 930,721 en pobreza no extrema, de una población total aproximada de 6.5 millones.

Varios comités de las Naciones Unidas han señalado la desigualdad en el acceso a la tierra como la mayor causa de pobreza en Paraguay, un país donde la informalidad laboral aún es muy abundante.

Según la FAO, Paraguay es el país con la segunda mayor concentración de tierras del mundo, donde el 2.6 % de los propietarios detentan el 85.5 % de la superficie agraria.

Pedro explica a Efe que un médico le recomendó tomar leche como medida de prevención contra el humo. Reconoce que los hornos no son todo lo seguros que deberían ser, pero es que aprendió a hacerlos "así no más, observando".

"Sí, es peligroso, si se cae el horno te vas adentro, a muchos les pasa, no hay otra cosa más que hacer, la agricultura se cayó", afirma.

Bajos precios e intermediarios

Además Pedro confiesa que empezó en esto atraído por el precio, pero que no ha hecho más que bajar. "No podemos venderlo directamente porque no tenemos vehículos", así que vienen compradores de Asunción que imponen el precio, dice. Para llenar cada horno necesita hacer entre 10 o 12 viajes hasta el aserradero tirando de su carreta a pulso o a caballo.

En Paraguay, país en el que igual que en Argentina, Uruguay y buena parte de Brasil, el asado, churrasco o parrillada es la comida en familia o amigos por excelencia, la FAO estimó en un reciente informe que se consumen al año 750,000 toneladas de carbón vegetal.

Según las cifras del organismo estatal paraguayo Rediex y el Banco Central, las exportaciones del mismo bajaron de 400,000 toneladas en el año 2008 a unas 200,000 toneladas en 2011.

"Es una fuente de trabajo para mucha gente de escasos recursos pero es muy informal", dijo a Efe el ingeniero forestal del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Cesar Valbuena.

El carbón vegetal es fuente de trabajo directo para unas 200,000 personas, según estimaciones de la Federación Paraguaya de Madereros (Fepama).

Valbuena declaró que la industria del carbón sin control puede no ser sostenible. En un país donde la enorme masa forestal que lo cubría hasta hace 50 años se ha visto reducida por la expansión de la ganadería y la agricultura, principales fuentes de divisas.

"Puede venir de talas ilegales, el déficit es en el control en aserraderos. El sistema de tráfico de maderas tiene sus riesgos por no controlar, probablemente tengan un permiso pero realmente el origen es en el bosque y como se está haciendo es discutible", añadió.

Valbuena aclaró que con mayor presencia estatal se podrían aprovechar los subproductos de las talas legales y fomentar la reforestación.

"Falta reacción y capacidad de las autoridades, lastimosamente se sigue atendiendo cuando el problema ya ocurrió, y no se ataca el problema de origen: controlar que el bosque sea sustentable", espetó.

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