La lucha de clases 'desprecia' a los pobres: Papa Francisco

El Pontífice aseguró que la tentación más grande de los eclesiásticos en América Latina es apegarse al poder y al dinero.

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“En América Latina hay que estar junto a los que más sufren, pero sin despreciarlos" aseguró el Papa. Imagen del Pontífice saluda a los fieles en la Ciudad del Vaticano. (Archivo/EFE)
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Agencias
CIUDAD DE VATICANO.- El Papa Francisco advirtió hoy que “la ideología” y la “lucha de clases” son formas de “desprecio a los pobres” y no pueden ser consideradas como parte del evangelio, el mensaje auténtico cristiano, según informó Notimex.

Esto durante un diálogo que mantuvo, en la Basílica San Juan de Letrán de Roma, con decenas de sacerdotes participantes en un retiro mundial convocado por organizaciones del movimiento católico carismático.

Improvisando, sentado ante un simple escritorio de madera, el pontífice fue respondiendo a las interrogantes que le lanzaron cinco presbíteros, uno por cada continente.

Por América Latina un fraile franciscano, proveniente de Perú, expuso que en su país se vive “una sociedad muy diversa” donde existen “ricos seguros de sí” y “pobres con poca esperanza”. Entonces preguntó: “¿Cuál debe ser nuestra actitud como pastores?”.

“En América Latina hay que estar junto a los que más sufren, pero sin despreciarlos. La ideología desprecia, la ideología te arma la lucha de clases y eso no es evangélico. Si hay una lucha de clases en el evangelio es entre la misericordia que predicó Jesús y la rigidez de los doctores de la ley”, contestó el Papa.

“Jesús no se prendió a ninguno de los cuatro partidos políticos de sus época, ni a los fariseos, ni a los saduceos, ni a los esenios ni a los zelotes. Jesús predicó las bienaventuranzas. Predicar el evangelio y estar con los pobres”, agregó.

Reconoció que la pobreza y la miseria son problemas “estructurados”, sobre todo en el sur del mundo, mientras en los países del norte la gente debe seleccionar qué alimentos consumir para caer presa de la obesidad.

Advirtió –hablando en español- que la tentación más grande de los eclesiásticos en América Latina es apegarse al poder y al dinero.

“Nuestro pueblo fiel de Dios perdona a un sacerdote que por ahí tiene un resbalón afectivo, por ahí le da un poquito al trago, lo perdona. Pero nunca el pueblo te va a perdonar un sacerdote apegado al dinero o que maltrate a la gente”, constató.

Los pobres en América Latina son el santo pueblo de Dios, los protagonistas de la tierra y la riqueza de la Iglesia, dijo el Papa

También indicó el desafío de una “mejor organización” en esa parte del mundo, que permita a la Iglesia “dejar de lado estructuras arcaicas”.

Entonces contó una anécdota de su tiempo como obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario de una de las zonas pobres de la ciudad. A él le tocaba asistir a los migrantes originarios de países limítrofes, muchos de los cuales no tenían certificados de sus bautismos.

Cuando estos feligreses querían casarse debían pedir a sus parroquias de origen los respectivos certificados y confesó que muchas veces encontraron casos de “algunos curas” dispuestos a enviar los papeles, siempre y cuando les girasen 100 dólares.

Abundó que para solucionar esos problemas propuso un decreto que eximía a los futuros esposos del certificado de bautismo a cambio de un juramento de su papá, mamá, padrino, madrina o de un familiar que asegurase que atestiguase la existencia del sacramento.

“Eso el pueblo de Dios no lo tolera: el estructuralismo, el eficientismo, transformar a la Iglesia en la ONG. América Latina tiene la posibilidad de ser una Iglesia pobre y para los pobres, la tentación va a entrar por ahí”, estableció.

“Nunca se olviden que el demonio se mete por el bolsillo, el segundo escalón es la vanidad (‘yo soy el cura patrón del pueblo’) y después la soberbia: Me junto con los poderosos y los pobres quedaron allá, aparte”, añadió.

Insistió en la necesidad de no ideologizar y advirtió que existe “mucha pobreza” y hasta “miseria espiritual” en los ricos, por eso los sacerdotes deben rezar por ellos y buscar -por todos los medios- acercarlos a Cristo, para que se liberen y no sean esclavos de esas riquezas.

“¿Cuántos explotadores y tratantes de personas hay en América Latina?, ¡Montones! Pero nuestra condena no es ideológica, es la única que permite Jesús: El evangelio. Y el corazón siempre abierto”, aclaró.

El Papa recordó que Jesús mismo llamó a un corrupto de su época a un explotador de su pueblo como Mateo y, cuando lo hizo, “sabía a quien llamaba”.

“A la noche fue a hacerse el banquete con él. Jesús recibe a todo el que se acerca con tal que deje el vicio y la esclavitud, que deje de ser rico en el sentido mundano de la palabra y que sea rico en grandeza, misericordia y seguimiento”, sostuvo.

Según Francisco los pobres en América Latina “son el santo pueblo de Dios”, “los protagonistas de la tierra” y “la riqueza de la Iglesia”.

Y subrayó: “Si no estamos convencidos que los pobres son la riqueza de la Iglesia, los vamos a usar como propaganda proselitista ideológica y eso tampoco se puede hacer, es pecado”.

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