España despide un año de crisis política

El país pasó 300 días sin gobierno, el más largo desde la instauración de la democracia en el país.

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Mariano Rajoy gobierna en situación de minoría en España, mientras los partidos políticos atraviesan pugnas internas. (Archivo/Notimex)
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Agencias
MADRID, España.- El 2016 será recordado como el “año del gobierno en funciones”, por los más de 300 días que permaneció como interino el Ejecutivo de Mariano Rajoy para renovar su mandato, tras dos elecciones y un largo bloqueo partidista.

Las elecciones del 20 de diciembre de 2015 mostraron cómo el mapa político electoral de España había cambiado, y abrió lo que se considera como el fin del llamado bipartidismo entre el conservador Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

Las dos principales fuerzas políticas, únicas que han gobernado España de forma alterna sin interrupción desde 1982, debieron negociar casi en situación de igualdad con las nuevas formaciones, la izquierdista Podemos y la centroderecha Ciudadanos.

El PP de Rajoy ganó las elecciones sin mayoría en el Congreso de los Diputados, al obtener 123 escaños, seguido de 90 del PSOE, 69 de Podemos, 40 de Ciudadanos y el resto distribuidos entre fuerzas independentistas y nacionalistas, hasta completar los 350 de la cámara.

El 21 de diciembre de 2015 se abrió el periodo de interinidad (gobierno en funciones, como se le conoce en este país), que llegó a ser el más largo en la actual etapa democrática de España.

Negociaciones fracasadas

El primer intento de Rajoy por formar un gobierno, apoyado con una coalición integrada por el PP, el PSOE y Ciudadanos, fracasó ante la negativa del entonces líder socialista Pedro Sánchez a avalar las políticas económicas y sociales del mandatario.

La falta de acuerdo obligó al rey Felipe VI a proponer a Sánchez como candidato a la investidura, pero sólo consiguió el apoyo de Ciudadanos y en las votaciones de investidura de inicios de marzo se quedó lejos de los 176 votos requeridos para avalar un mandato.

El fracaso de siguientes negociaciones llevó a una nueva convocatoria de elecciones para el 26 de junio, y para ese momento ya se multiplicaban los llamados a evitar que se prolongara más tiempo el periodo de interinidad.

Los segundos comicios los ganó el PP, que subió a 132 diputados, sobre 85 del PSOE, 71 de la coalición Unidos Podemos (Podemos con Izquierda Unida), 32 de Ciudadanos, y el resto repartidos en las demás fuerzas en la cámara.

Rajoy intentó nuevamente formar una coalición del PP, el PSOE y Ciudadanos, y una vez más Sánchez le negó el apoyo, aunque esta vez sin optar a una votación de investidura.

Las dudas sobre cómo afectaría la falta de un gobierno en plenas funciones a la economía eran muchas, hasta que en verano el Ejecutivo elevó su previsión de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en dos décimas, de 3.0 a 3.2 por ciento.

Firme

La dinámica tras estas elecciones cambió, al tomar Rajoy la iniciativa y sumar apoyos de Ciudadanos, más un voto de Coalición Canaria y acercarse con 170 votos a los 176 requeridos para ser avalado.

La votación de investidura de inicios de septiembre la perdió, pero en vez de perder fuerza se mantuvo firme, y fue la crisis interna en el PSOE, abierta por quienes no compartían la posición negativa de Sánchez, la que cambió el rumbo mantenido meses atrás.

Los resultados electorales adversos en comicios locales en el País Vasco y Galicia, más la suma de voces críticas con su dirigencia, obligaron a Sánchez a dimitir el 1 de octubre, al perder una votación interna del Comité Federal del PSOE.

Después trascendió la versión de que Sánchez intentaba negociar con independentistas catalanes su apoyo en una posible votación de investidura, lo que generó más voces contrarias a su permanencia en la dirigencia socialista.

El PSOE está dirigido desde entonces por una Comisión Gestora que encabeza el presidente de Asturias, Javier Fernández, quien en octubre sometió a votación del Comité Federal la abstención en una investidura de Rajoy y recibió el visto bueno para proponerla.

El cambio socialista abrió la puerta a Rajoy, que el 14 de octubre pasado cumplía 100 días como presidente interino, y preparaba su investidura, la que finalmente fue aprobada el 29 de ese mes con 170 votos a favor, 111 en contra y 68 abstenciones.

Partidos en crisis

El 31 de octubre, Rajoy juró ante el rey de España como presidente para un nuevo periodo, cuya duración podría no ser de cuatro años debido a la situación de minoría en la que gobierna, y por la que ha perdido ya varias votaciones en el Congreso.

El mandatario ha asegurado que esta “va a ser la legislatura del diálogo y la negociación” con los partidos opositores, postura que en sus primeras semanas ha hecho efectiva con el PSOE y Ciudadanos.

El PSOE, debilitado por la crisis interna que ha dividido al partido, deberá resolver en 2017 su nuevo liderazgo y proyecto.

Ciudadanos, en tanto, se situó como oposición útil, aunque teme con ello que en unas nuevas elecciones el PP le quite su espacio en la centroderecha.

Podemos atraviesa luchas internas por el control del partido, lo que afecta su acción opositora en el Congreso, donde pocas iniciativas suyas de cambio político y económico se han visto.

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