España deja morir a sus enfermos

Pacientes con cáncer o hepatitis denuncian que han dejado de recibir sus tratamientos porque el gobierno no tiene recursos para adquirir los fármacos.

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Mario Cortés asegura que de no recibir su tratamiento contra la hepatitis C del genotipo cuatro podría morir. (publico.es)
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Agencias
MADRID, España.- En España los enfermos graves ven cómo los recortes les privan de recibir el tratamiento adecuado. 

La hepatitis C o el cáncer son mortales para los pacientes que no pueden afrontar su recuperación por falta de dinero aunque haya fármacos eficaces.

"Soy Mario Cortés, tengo 48 años, estoy enfermo de hepatitis C desde hace 18 años. El problema es el genotipo que tengo, que es el genotipo cuatro", cuenta a la agencia RT este español que sufre de un tipo de hepatitis sin cura hasta hace poco. 

"Estoy ya en fase dos, cuando estas grietas llegan a 10 centímetros, desarrollas tumores y, o te trasplantan, o te mueres. Necesito que me traten ya", continúa.  

Pero no hay dinero. Eso es lo que le dice el médico. 

Sovaldi, un nuevo tratamiento con un 95 por ciento de éxito, podría acabar con su enfermedad para siempre en menos de seis meses. 

La Asociación Catalana de Enfermos de Hepatitis exige una reacción más rápida de la administración ante la falta de tratamientos

La UE lo aprobó en diciembre, y Francia, Alemania o el Reino Unido ya lo suministran. Pero España aún no lo ha hecho por cuestiones económicas. 

"Es una incongruencia decir que esto es caro, porque curar a una persona como yo cuesta unos 80 mil euros, pero si me dejan llegar al trasplante de hígado, sólo la operación cuesta 577 mil; luego está el tratamiento, las bajas laborales... es una incongruencia total. Para mí significa una desesperación tremenda, impotencia, rabia, porque no lo entiendo", explica Cortés.  

Denuncia que no sólo es la falta de dinero, sino también falta de interés y voluntad política del ejecutivo. 

La farmacéutica estadounidense que suministra su tratamiento ha negociado un precio, por ejemplo, con el Gobierno egipcio. Se lo vende nueve veces más barato. Algunos colectivos profesionales advierten de su urgencia.    

"En Cataluña, los médicos han hecho un grupo, han dicho 'esto no lo podemos soportar' y al jefe de la farmacia le han puesto una lista de 300 pacientes que tienen que tomar este medicamento, porque si no dentro de dos meses empezaran a morir, esto es real", comentó Juan Fernández, el presidente de ASSCAT (Asociación Catalana de Enfermos de Hepatitis).

Denunciar en los juzgados es la única opción ahora para los enfermos. Pero desde la asociación catalana exigen además una reacción más rápida de la administración.    

"La justicia es lenta, pero no lo deje en manos de la justicia porque va a tener muertos encima de la mesa, usted sí que lo puede solucionar, no hay por qué llegar a la justicia", dice Fernández.   

Mario Cortés es la cara de los recortes. Pero detrás, hay inmigrantes o parados de larga duración sin acceso total a la sanidad pública. 

Pensionistas con pocos recursos que pagan parte de sus medicamentos. Listas de espera interminables. Falta de camas y quirófanos. O pacientes de cáncer que tampoco tienen los últimos tratamientos. 

"Sobre todo nos encontramos con casos de negación de tratamientos para el cáncer. Es donde la gente nos llama y nos reclama. Por ejemplo, el médico dice, 'hasta aquí ha llegado el tratamiento porque hasta ahora tengo orden de no darle más porque es muy caro'", sostiene Carmen Flores, la presidenta del Defensor del Paciente.

Una negligencia médica hace más de 20 años dejó a su hijo tetrapléjico. Falleció hace tres. Carmen Flores creó el Defensor del Paciente para ayudar a otras víctimas de errores médicos. Pero hoy desde su asociación tiene que atender también a víctimas de los recortes.  

"Pacientes somos todos, incluyendo al señor Rajoy, y hemos nacido para morir, pero la diferencia es que unos se mueren con más dignidad porque tienen dinero y otros nos morimos con menos porque somos personas humildes. Esta diferencia es una injusticia absoluta", subraya Flores. 

Mario sigue luchando para que no sea así. No quiere tampoco apoyo económico. "No quiero caridad, no quiero el dinero de nadie, yo lo que quiero es mi tratamiento porque tengo derecho a curarme. Los derechos ni se suplican ni se negocian, solo quiero ejercer mi derecho porque para eso llevo trabajando desde los 13 años y sigo trabajando en la actualidad", dice Mario Cortés. 

Trabaja de portero en un edificio los fines de semana. Uno de los pocos trabajos que se puede permitir hacer debido a su enfermedad. Antes cuidaba caballos. Cuando pueda curarse, si llega su tratamiento, igual vuelve, nos cuenta, a hacer lo que le gusta. 

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