'La Perla del desierto' celebra su libertad

La Filarmónica de San Petersburgo resonó en la población de Palmira, con la presencia del presidente ruso.

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La filarmónica de San Petersburgo en el antiguo teatro de Palmira, Siria. (ansalatina.com)
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Agencias
PALMIRA, Siria.- A un mes de la liberación de Palmira de la barbarie del Estado Islámico, Rusia llevó a la Orquesta Mariinsky, la filarmónica de San Petersburgo al antiguo teatro de la vieja ciudad, patrimonio de la Unesco.

Una demostración de fuerza y de desprejuicio el concierto en medio de Siria y de la guerra para ratificar bien claro y fuerte que quien echó a los yihadistas de "la perla del desierto" fue Moscú.

Allí donde Estado Islámico cortaba gargantas, ahora sonaron los acordes de Bach. Pero también las palabras de Vladimir Putin, publica ansalatina.com

El presidente ruso se comunicó en directo desde el Kremlin poco antes del inicio del concierto.

"Hoy tenemos un sentido de gratitud para quien combatió el terrorismo y expresamos la esperanza de que Palmira vuelva a ser un tesoro para toda la humanidad", dijo Putin.

El titular del Kremlin destaco que la batalla al terror debe ser global y cada pérdida es considerada como de todos. Un tema caro para Putin, que no pierde la ocasión de recordar a Occidente que la política del "doble estándar" -terroristas de clase A o clase B- llevó al desastre de Estado Islámico.

En Palmira estuvo para tocar una pieza Sergei Roldugin, el amigo de infancia de Putin que terminó en el centro del escándalo de los Panama Papers como posible "sede" de coimas millonarias destinadas al círculo mágico del presidente. El lo niega.

Aún se combate

Así, en el medio del desierto, ante un nutrido grupo de periodistas internacionales comprometidos en un tour en Siria organizado por el ministerio de Defensa, del cual ANSA forma parte, Roldugin entretuvo a las tropas rusas desplegadas en Palmira, al ministro de Cultura ruso, Vladimir Medinsky, varios delegados de la Unesco y una representación de la población de Palmira. Mientras la orquesta tocaba, los helicópteros daban vueltas en torno al parque arqueológico. En las zonas aledañas se combate todavía.

Hoy fuimos recibidos por una salva de golpes de artillería dirigidos contra puestos del EI a 15 kilómetros de distancia.

La ciudad nueva está semidestruida, y las heridas de la guerra son frescas y visibles.

Desde acá a Latakia, donde se encuentra la base rusa, son casi 200 kilómetros de camino flanqueado por puestos de bloqueo, equipos de misiles y búnker del ejército sirio. Además del auto blindado, protegieron nuestro convoy dos helicópteros de asalto de la aviación rusa. Medidas de seguridad imponentes, ciertamente, pero que no borran la realidad evidente: la zona es bastante segura -consideran los rusos- para abrir, y exhibir, Palmira al mundo.

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