Las FARC dicen adiós a las armas y a la guerra

En la recta final del acuerdo de paz con el gobierno de Colombia, la guerrilla entregó su armamento a la ONU.

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Al abrazar la reconciliación y la reincorporación a la vida civil, guerrilleros de la FARC, entre ellos una insurgente y su bebé, desembarcan en una región de Tierralta, Córdoba. (Foto Presidencia de Colombia, vía Notimex)
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Agencias
BOGOTÁ, Colombia.- Los vientos de paz siguen soplando en Colombia. Mientras las FARC comienzan a desarmarse, el gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda guerrilla más importante de este país andino, dio un paso firme en Ecuador para alcanzar un acuerdo para deponer las armas y concretar lo que el presidente Juan Manuel Santos ha dicho: "la paz completa". 

Por lo pronto, la concentración de guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para la entrega de armas a la Orfganización de las Naciones Unidas (ONU) está en su recta final y se convierte en el hecho histórico más importante en 52 años de violencia en Colombia.

La firma del Acuerdo de Paz el 24 de noviembre de 2016 en el Teatro Colón en el centro histórico de Bogotá, entre el presidente Juan Manuel Santos y el jefe máximo de las FARC, Timoleón Jiménez, fue transcendental, pero hasta ese momento la rúbrica significaba voluntad política para terminar la guerra.

De acuerdo con Notimex, importantes sectores de la sociedad colombiana estaban escépticos y dudaban que las FARC dejarán las armas para siempre, que dijeran “Adiós a la Guerra”.

Las voces más contundentes llegaron desde importantes sectores de la derecha, con su principal vocero el expresidente Alvaro Uribe, que llamaron a la “Resistencia Civil”, contra el pacto de paz del gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las FARC.

En las dos últimas semanas, los colombianos ven a través de las imágenes en video y fotografía, difundidas por todos los medios de comunicación, movilizaciones masivas de los guerrilleros y milicianos en extenuantes caminatas, en vehículos de diferentes tipos y marcas, en canoas y lanchas con motores fuera de borda.

El total de guerrilleros que el gobierno y los propios líderes de las FARC esperan tener concentrados en los campamentos destinados para la dejación de las armas es de seis mil 300 combatientes.

En palabras de Jaramillo, la concentración de los combatientes ya está prácticamente terminada y pidió a la sociedad colombiana para que recupere “su capacidad de alegrarse “con lo que está pasando en los territorios de Colombia.

El último reporte que entregó esta semana el Alto Comisionado Para la Paz, Sergio Jaramillo, fue de cinco mil 784 guerrilleros listos en las llamadas Zonas Veredales Transitorias de Normalización (ZVTN), lo que significa que las 36 operaciones que planeo el gobierno para los desplazamientos de los insurgentes, 34 ya fueron ejecutadas.

La alegría no puede ser “solo frente al éxito de esta operación, sino frente a lo que está ocurriendo ahora en los territorios de Colombia, donde vemos a la gente, a los campesinos, a los trabajadores el campo, a los habitantes de las pequeñas veredas y municipios realmente felices de que se esté terminando el conflicto”.

En las zonas veredales no solo se ven a los combatientes cantando y trabajando en la adecuación de los campamentos, sino a guerrilleras en embarazo o en periodo de lactancia, sin la zozobra de los bombardeos en el campo de batalla.

Según el reporte del Alto Comisionado, 87 guerrilleras están en embarazo en los campamentos y 65 más están en estado de lactantes y la atención está bajo la responsabilidad del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), que adelanta jornadas médicas.

El Defensor del Pueblo, Carlos Alfonso Negrete Mosquera, visitó una de las zonas de concentración en el caribe colombiano, en donde conoció varios casos de bebés que nacieron en el campamento, a los que calificó como “los niños de la paz.”

Una de estas mujeres que se encontró el Defensor del Pueblo es Estafanny, quien ya no cargan el fusil, sino a Emmanuel, él bebe que nació hace un mes. Ella solo quiere vivir en “un país mejor y en paz”.

Verónica, es una niña combatiente de 15 años de edad y espera su primer hijo y estas fueron las palabras que le dijo a Negrete Mosquera: “Tengo un mes y medio, y he podido estar tranquila y con mi compañero”.

Para el Defensor del Pueblo, “estos niños son la esperanza que tiene toda Colombia para un futuro mejor” e insistió que es momento de seguir adelante con el proceso de paz para hacer realidad los sueños de estas mujeres y sus hijos.

Pero la concentración de los guerrilleros, no solo representa la llegada de “los niños de la paz o la generación de la paz”, es el fin de las FARC como fuerza insurgente y el salto a movimiento político en el escenario nacional, que se debe concretar más tardar en junio de este año.

Las FARC -recordó la FIP- se concentran en espacios “temporales y transitorios” que no abarcan más del 0.1 por ciento del territorio nacional, mientras que los diálogos de paz que fracasaron en el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002), se desarrollaron en el sur del país un área de 42 mil kilómetros cuadrados.

Para la Fundación Ideas Para la Paz (FIP), la puesta en marcha de estas zonas veredales, deja sin argumento la tesis de sectores de la derecha colombiana que plantearon que en el proceso de dejación de las armas, el gobierno iba despejar grandes extensiones del territorio colombiano.

Las negociaciones que se adelantaron con los ultraderechistas grupos paramilitares, en el gobierno de Alvaro Uribe Vélez (2002-2006- 2010), se hicieron en una zona despejada de 362 kilómetros en el norte de Colombia.

“Ambas se emplearon como sede de conversaciones y, en cambio, las zonas y puntos actuales se utilizarán únicamente para el proceso de dejación de armas y los primeros pasos para la reincorporación de las FARC”, señaló el análisis de los investigadores de la FIP.

El segundo mito que se desmoronó era que el gobierno de Santos le iba entregar “el país a las FARC. Si bien se desmilitarizarán las áreas donde se ubican estas zonas, será provisional, mientras se cumple el cronograma del desarme”.

Entrega de soberanía “no se puede confundir con que alrededor de estas zonas habrá un anillo o “zona de seguridad” de un kilómetro de ancho, donde se ubicará la Misión de Monitoreo y Verificación, sin presencia de las FARC ni de la fuerza pública, la cual estará por fuera de los límites de las ZVTN –salvo contadas excepciones– y ejercerá pleno control”.

En estas zonas también hay presencia de la ONU, sin “limitaciones para el funcionamiento de las autoridades civiles no armadas, la vigencia del Estado Social de Derecho, el desenvolvimiento de la actividad económica, política y social, ni restricción al ejercicio de los derechos de la población”, enfatizó la FIP.

Ahora la fase que sigue es el registro de las armas de cada uno de los combatientes y milicianos, así como la ubicación de las caletas o depósitos donde las FARC tienen el resto de material bélico, que deberá estar bajo control absoluto de la misión de Naciones Unidas.

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