Gobierno de Filipinas y rebeldes ponen fin a 4 décadas de conflicto

El acuerdo entre los negociadores prevé la autonomía musulmana para partes del sur del país a cambio de la desmovilización de la fuerza insurgente.

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Miriam Coronel-Ferrer, izq., directora del Panel de Paz del gobierno filipino y Mohagher Iqbal, der., jefe de negociación del Frente Islámico Moro de Liberación, se saludan después de acordarse el pacto de paz. (Agencias)
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Agencias
KUALA LUMPUR, Malasia.- El gobierno filipino y el principal grupo rebelde musulmán concluyeron el sábado las conversaciones sobre un acuerdo de paz para poner fin a cuatro décadas de lucha que ha dejado decenas de miles de muertos y ha contribuido a encender el extremismo islámico en el sudeste del Asia.

El acuerdo entre los negociadores filipinos y el Frente Moro de Liberación Islámica prevé la autonomía musulmana para partes del sur de Filipinas a cambio de la desmovilización de la fuerza insurgente. La presencia militar en la región autónoma propuesta sería restringida.

Será muy importante para la consolidación de la paz la manera como se implemente el acuerdo, en particular la capacidad de los 11 mil combatientes rebeldes para mantener la seguridad en áreas que estarán bajo su control.

Por lo menos otros cuatro grupos rebeldes musulmanes menores mantienen su lucha contra el gobierno de Manila en la región sureña de Mindanao y podrían ser un factor contraproducente para la paz.

Dirigentes de ambas partes anunciaron la conclusión de las conversaciones en Kuala Lumpur, Malasia, nación que ha mediado en el año que han durado las negociaciones.

El acuerdo del sábado ha sido el progreso más importante en 13 años de negociaciones para aplacar una tenaz insurgencia que ha dejado más de 120 mil muertos

El acuerdo y otros tres pactos firmados el año pasado conforman un acuerdo de paz definitivo que será firmado en la capital filipina, Manila, posiblemente el mes próximo, dijo el portavoz presidencial Edwin Lacierda.

"Esto proporcionará la paz justa y duradera que buscan nuestros hermanos en Mindanao", afirmó Lacierda, en referencia a la inestable región sureña y territorio de la minoría musulmana en esa nación predominantemente católica.

La jefa del equipo negociador del gobierno, Miriam Ferrer, dijo que la conclusión de las conversaciones "señala el comienzo del mayor desafío que enfrentamos, que es la implementación".

El acuerdo del sábado ha sido el progreso más importante en 13 años de negociaciones para aplacar una tenaz insurgencia que ha dejado más de 120 mil muertos y ha obstaculizado el desarrollo en las regiones paupérrimas del sur de la nación.

Estados Unidos y otros gobiernos han apoyado las conversaciones, preocupados de que los bastiones rebeldes atraiga a extremistas vinculados con Al Qaeda que ya han buscado refugio en la región.

Según el acuerdo de paz, los insurgentes del Frente Moro accedieron a poner fin a la violencia a cambio de una autonomía más amplia. Una región autónoma existente con cinco provincias musulmanas será sustituida por una región fuerte y posiblemente más amplia que se llamará Bangsamoro, además de que contará con mejor canalización de recursos.

Pese al logro, tanto el gobierno como los rebeldes admitieron que la violencia no cesará de inmediato en una región a la que afecta desde hace mucho tiempo una combinación explosiva de pobreza extrema, abundancia de armas de fuego ilegales, rivalidades entre clanes y una policía débil.

Un grupo rebelde anunció que proseguiría con su lucha.

"Continuaremos la lucha", afirmó Abu Misri, vocero del Movimiento Bangsamoro de Liberación Islámica, que se separó del Frente Moro hace tres años. "Lo que queremos es un estado islámico, un pueblo islámico, una constitución islámica", dijo a The Associated Press por teléfono el sábado.

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