Inmigrante hondureña se volvió 'madre guerrera'

Llegó a EU hace 17 años,y trabajó desde removiendo escombro hasta limpiando casas, para darles un techo y escuela a sus cinco hijos.

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La mujer dijo que vale la pena esforzarse por los hijos , cuando los hijos responden. (zonafranca.mx)
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Agencias
WASHINGTON, DC.- Anita Badillas, quien tuvo que emigrar a Estados Unidos luego de separarse de su esposo para mantener a sus cinco hijos como trabajadora de limpieza, se queda corta al definirse como “un poco guerrera”.

“He sido un poco guerrera y he logrado muchas cosas”, señala con modestia Badillas, originaria de El Paraíso, en Copán, Honduras, y jefa de familia desde hace 17 años.

A su llegada en 1997 al área metropolitana de la capital estadounidense Badillas trabajó en una compañía de construcción removiendo escombro y limpiando casas recién construidas en una jornada que podía extenderse entre 16 y 18 horas al día, seis días a la semana, según publica Notimex.

“Vine a este país en búsqueda de una vivienda para mis hijos y para que ellos estudiaran y lo logré”, remarcó con orgullo al indicar que sus dos hijas mayores son ahora profesionistas en Mercadotecnia y Administración de Empresas y sus hijos varones terminaron la preparatoria.

El dilema que enfrentan las madres que dividen su tiempo entre el trabajo y la vida familiar Anita Badillas lo vivió exacerbado por la separación geográfica inicial de sus hijos.

“Fue muy duro, muy difícil, con mucha lágrimas, pero necesitaba venir a este país, yo me había quedado sin una casa donde vivir, mi hijo más pequeño tenía tres años y mi hija mayor tenía 11 años”, indicó.

Apuntó que su exesposo tenía otra familia. “Es muy triste ver que le dan a otros hijos y no a los propios”, remarcó.

Anita Badillas dijo que su “anhelo” traer a Estados Unidos a su madre, de 86 años, a la que define como su “viejita linda”

Badillas recordó que la constante petición de sus hijos a la distancia le impulsó a hacer llegar a Estados Unidos de manera escalonada a tres de sus hijos varones a partir de 1999 al ser beneficiada por el programa de Estatus de Protección Temporal (TPS) luego del embate del huracán Mitch a Honduras.

Sin embargo, aún tiene la expectativa de que sus dos hijas pueda emigrar con una visa porque nunca quiso exponerlas a llegar como inmigrantes indocumentadas. “La travesía es muy peligrosa para las mujeres”, dijo.

“Venir a este país es saber pensar, es un gran triunfo venir por algo, por los hijos, fue una decisión inteligente, bien difícil pero valió la pena”, remarcó.

La hondureña indicó que tras la crisis económica en 2008 que afectó a la industria de la construcción perdió su trabajo y se empleó temporalmente en otra compañía que realizaba las remodelaciones en el Pentágono.

Remarcó que su trabajo aún cuando es muy cansado no le costó mucho acostumbrarse porque su padre murió cuando tenía 13 años. “Me convertí en el varón de la casa, cuidando el ganado, cosechando café y acarreando cargas de leña”, remarcó.

En la actualidad Anita tiene dos empleos, su jornada laboral, como la de la mayoría de los inmigrantes, comienza a las seis de la mañana en una compañía que sirve banquetes donde realiza múltiples funciones en un horario de tiempo completo.

Por la tarde, Badillas de 47 años, limpia oficinas hasta las 23:00 horas en un céntrico edificio de la capital estadunidense. “Hacemos la diligencia aunque se canse uno”, agregó.

Con su esfuerzo Anita construyó en su natal El Paraíso una amplia casa, cuyas fotografías muestra con orgullo y paga la hipoteca se su vivienda en Hyattsville, Maryland, que define con sencillez como “de cinco cuartos”.

Apunta que es su “anhelo” traer a Estados Unidos a su madre, de 86 años, a la que define como su “viejita linda”, y remarca que aún cuando le han negando la visa en cuatro ocasiones, seguirá intentando.

Dos de sus hijos ahora beneficiados por la Ley Dream, el programa de acción diferida que otorga amparo temporal migratorio, trabajan en Ohio en la industria de la construcción, pero esperan continuar sus estudios profesionales.

Badillas, con la asistencia del grupo activista “Casa de Maryland”, ayudó a familiares cercanos a lograr la libertad de su primo y sobrino que fueron arrestados bajo el programa de Comunidades Seguras luego de ser acusados de pandillerismo.

“La familia ha estado más cerca de mí porque he sido más aventada con las cosas”, refiere acerca de su papel de liderazgo parental de más allá de su familia nuclear.

“Vale la pena esforzarse por los hijos , cuando los hijos responden, son las recompensa, eso me hace sentir orgullosa porque ellos lo lograron, con mi esfuerzo, pero lo lograron”, subrayó Badillas, una madre guerrera por derecho propio.

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