'Haga lo que haga Trump, seguiremos cazando inmigrantes'

Los miembros de Arizona Border Recon advierten que el muro que pretende levantar el presidente electo será insuficiente para detener a los ilegales.

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Desde su difusión, los voluntarios de Arizona Border Recon se han multiplicado: de apenas unos 30 a más de 200. (facebook.com/ArizonaBorderRecon)
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Javier Vega/Milenio
SÁSABE, Arizona.- Como es costumbre, salen camuflados y empistolados a patrullar la región más temida por los migrantes: el desierto de Arizona. Son miembros de Arizona Border Recon, un grupo armado que vigila la frontera desde hace seis años. Haga lo que haga Donald Trump, ellos seguirán en lo suyo: localizar y detener a un número creciente de ilegales.

En las últimas semanas, aseguran, los cruces desde México aumentaron notablemente. Coyotes, migrantes y mulas por igual… quizá por temor a lo que viene. “Hace seis meses los grupos eran de seis a 10 personas, hoy entran 20 y hasta 30 juntos”, explica Tim Foley, líder del equipo.

Su organización ha instalado cámaras infrarrojas en algunos senderos y rutas de acceso. Las esconden entre la maleza y las reubican constantemente. En los videos de hace apenas unos días se observan filas de individuos camuflados con grandes mochilas y usando calzado especial para no dejar huellas.

“Están cruzando menos de noche”, comparte Foley. La mayoría de los grupos son captados entre las 12 y las 4 de la tarde. Para él, como ex militar, se trata de una invasión a plena luz del día. Por eso habla sin tapujos de su voto por Trump, aunque no comparta del todo sus métodos.

“Puedes construir un muro de seis metros aquí, pero ¿qué lograría? Solo detendría a los migrantes durante cinco segundos, se requieren agentes a pie de tierra”, argumenta el hombre de 57 años, apodado por los coyotes como El diablo de ojos azules.

El líder de Arizona Border Recon comparte algunas características del votante promedio del republicano: su gusto por las armas y su hartazgo del sistema político tradicional. Sin embargo, no cree ciegamente en el futuro inquilino de la Casa Blanca y esperará a ver sus resultados, eso sí, con escopeta en mano.

Tim Foley es conocido fuera de Estados Unidos por el documental Cartel Land (Tierra de cárteles), estrenado el año pasado. Este filme muestra los esfuerzos de civiles armados en México y Estados Unidos contra la influencia de los cárteles del narcotráfico. Los escenarios del documental son Michoacán y la frontera.

Desde su difusión, los voluntarios de Arizona Border Recon se han multiplicado: de apenas unos 30 a más de 200. Casi todos llegan a través de un formulario colocado en su página web o por invitación directa de algún miembro.

Randon Berg es uno de ellos. Forma parte del grupo más compacto de integrantes, quienes habitan en una casa en la localidad de Sásabe, Arizona, a unos metros del municipio sonorense que lleva el mismo nombre. Ese es su centro de operaciones: ahí planifican sus acciones y guardan sus vehículos y armamento.

Berg recién cumplió 30 años, pero tiene una vasta experiencia en operaciones militares. Fue soldado estadounidense en la guerra de Irak y aún recuerda el día que cayó Sadam Husein. Es un experto en seguir rastros y fue así como conoció a Tim Foley.

“Lo conocí en Phoenix durante un curso de rastreo y me invitó a participar”, recuerda en entrevista. “Me deshice de mi casa, de mi camioneta cara, y desde entonces vivo aquí”.

Su responsabilidad consiste en llevar grupos de vigilantes hacia las montañas o senderos, previa labor de inteligencia. “En el equipo de reconocimiento tenemos operaciones con docenas de elementos cada dos o tres meses. Literalmente nos sentamos durante días a esperar a las mulas o ilegales”, explica Berg.

En esta ocasión, solo un grupo compacto saldrá al desierto. De esa forma evitarán ser vistos. Tim Foley, Randon Berg y un pitbull negro, llamado Rocco, buscarán nuevas rutas de migrantes para luego reportarlas a la Patrulla Fronteriza.

“Este es como un gran juego de las escondidas”, bromea Tim. Han decidido manejar hacia el este…

Frontera México-Arizona

La frontera entre México y Arizona se extiende por aproximadamente 600 kilómetros. Las vallas para impedir el paso de migrantes solo ocupan un tercio de ella: 198 kilómetros. Por eso, 47 por ciento de los cruces ilegales a Estados Unidos ocurren en este punto, según estimaciones de la Federación para la Reforma Migratoria Americana (FAIR).

En Arizona existen dos tipos de barreras: las que pretenden detener a los peatones y las que solo frenan a los vehículos. Por eso, los integrantes de Arizona Border Recon le llaman la “valla mediática”, porque la frontera está asegurada solo en apariencia y esa es su mayor preocupación.

Según dicen, los traficantes de personas se han vuelto expertos en burlar los radares y las cámaras del gobierno. Por otro lado, acusan a la Patrulla Fronteriza de tener una presencia “decorativa” en la zona: los agentes permanecen en sus camionetas climatizadas esperando disuadir los cruces ilegales, sin tomar acción.

Fuera de eso, las únicas amenazas para los migrantes son el desierto y los grupos de vigilantes. Deberán caminar, al menos, cinco días continuos en un entorno extremo y lleno de peligros, especialmente por los animales salvajes.

“Esta huella es de un puma, es muy reciente”, señala Tim Foley al descender de su camioneta. Así inicia su rutina diaria, buscando marcas en la arena, una labor silenciosa y solitaria.

La caminata de varias horas en el desierto evidencia el flujo constante de personas. Por todos lados hay objetos abandonados por los migrantes, desde sudaderas y zapatos hasta galones de agua o restos de comida.

Los vigilantes encuentran una huella y de inmediato elaboran una teoría sobre ella. “Es de un zapato tenis, no es nuestra. Si miras los bordes te darás cuenta que tiene a lo mucho dos horas”, explica Randon Berg.

Según su experiencia, la huella es del coyote, quien no utiliza calzado especial. Detrás de él habrían cruzado, al menos, 10 personas. Ante el hallazgo, instalan otra cámara para monitorear la ruta y volver si es necesario.

En esta jornada no detuvieron a nadie, pero recolectaron información que consideran valiosa.

En Arizona Border Recon están acostumbrados al interés de los medios. Los han visitado periodistas de todo el mundo, incluso de Italia y Japón. Pero no ignoran lo que se dice de ellos, saben que los acusan de racistas y antiinmigrantes. Sin embargo, no abandonan su lucha y tienen planes de expansión. Les gustaría moverse más al sur, pero, como dice Tim Foley, la ley se los impide:

 “Quisiéramos ayudar a México a vencer a los cárteles, pero no podemos cruzar esa línea. A los mexicanos les digo: no somos lo que dicen los medios, solo estamos protegiendo a nuestro país. Y veremos cuánto más podemos hacerlo…”.

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