Jerusalén 2015 años D.C.: diferencias y similitudes (video)

La capital del Israel, clave para el nacimiento del cristianismo, hoy en día es una sede política y religiosa de gran importancia en el mundo.

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Jerusalén es una de las ciudades más antiguas en el mundo. Conocida por ser uno de los puntos clave para las religiones desde siglos atrás, actualmente posee una diversidad de habitantes de distintas nacionalidades y creencias. (Notimex)
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Agencias
JERUSALÉN, Israel.- Entre la Jerusalén actual y la que le tocó ver y experimentar a Jesucristo hace dos mil quince años, hay, sorprendentemente, muchas similitudes y paralelismos.

“La Jerusalén de hoy en día no es muy diferente a la de entonces: Una sede política y religiosa muy vital, a la que acude gran cantidad de peregrinos y visitantes, en la que se habla muchas lenguas y en la que hay una gran efervescencia, presencia militar y peligros latentes”.

Judith Neisse, especialista judía en Ciencia del Islam e Historia de Israel, con estudios en la Universidad alemana de Freiburg, hizo las declaraciones a Notimex en Jerusalén, en un recorrido por las laberínticas y estrechas calles de esa ciudad antigua, en las que se disputan el paso peatones, peregrinos, autos y motocicletas, comerciantes con sus puestos y soldados armados.

La algarabía es grande y no molesta en lo absoluto a los grupos de peregrinos de diversas nacionalidades que entonan cantos a viva voz en su propio idioma en la Vía Dolorosa, llamada así porque fue la ruta que se supone recorrió Jesús cargando la cruz en que fue clavado en la colina del Gólgota.

La ciudad antigua de Jerusalén está completamente rodeada por la Muralla construida en el siglo XVI, y al cruzarla para entrar se siente uno catapultado en un mundo colorido y oriental. Dentro de esa alegre confusión resalta el color del material con que fue erigida: piedra caliza de los alrededores de Jerusalén, que unifica la arquitectura de la ciudad antigua con un color cremoso y casi blanco.

Cambios trascendentales

Si bien hay similitudes y paralelismos entre la Jerusalén de hace dos mil quince años y la actual, también hay diferencias, indicó Judith Neisse. Ahora es la sede de los lugares más sagrados de tres religiones monoteístas: El cristianismo, el judaísmo y el Islam. Antes sólo lo era del judaísmo, el cristianismo estaba a punto de nacer y el islamismo surgió siete siglos después.

Israel era hace dos milenios una ciudad sometida al poder del Imperio Romano, y ahora es un país independiente, que al mismo tiempo es el escenario de un complejo conflicto internacional con el mundo árabe e islámico. La región del Medio Oriente, donde se enclava, es un barril de pólvora.

Jerusalén, en los tiempos de Cristo, tenía un templo muy grande y venía gente desde muchos puntos de las ciudades y poblaciones del mar Mediterráneo, Asia Menor (hoy es Irak), Arabia Saudita y Libia.

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No hay muchos reportes de ese tiempo pero entre los personajes que en ese entonces vivían en Jerusalén, hay quienes provenían de regiones distantes.

Por ejemplo, Simón Cirineo, el personaje que ayudó a Jesús a cargar la cruz por las calles de Jerusalén, obligado por los soldados que vigilaban la marcha. Procedía de Libia y es el primer hombre negro en haber sido declarado santo, precisó Judith Neisse.

Hoy en día, cuando uno observa a la gente que viene a Jerusalén, constata que provienen de Latinoamérica, de Europa, de Kenia, Nigeria, Estados Unidos, Nepal, India, China, Japón e Indonesia. Una enorme variedad y diversidad de nacionalidades de las tres religiones.

Neisse apuntó que la mayoría viene en grupos. Tienen metas concretas como hace dos mil años: gente que venía a Jerusalén, ya fueran judíos o de otras religiones, así como paganos que acudían para admirar las festividades, los peregrinajes y el templo.

Los lugares clave

En el año 20 antes de Cristo, Herodes mandó ampliar el Templo de Jerusalén, que en ese tiempo ya tenía la fama de ser una de las maravillas del mundo antiguo. El Rey Salomón lo hizo construir siglos antes.

En el presente, el punto clave de Jerusalén es Tempelberg, donde coinciden los lugares más sagrados de los judíos, cristianos y musulmanes.

Tempelberg es una colina que tiene en lo más alto una planicie. En ese lugar se ubican el Muro de las Lamentaciones de los judíos, la Iglesia del Santo Sepulcro de Jesús y la Cúpula de la Piedra de los musulmanes con su resplandeciente bóveda exterior recubierta de oro.

En el Muro de las Lamentaciones se mezclan los judíos radicales con los liberales que van a orar. Pese al nombre, muchas veces muestra una alegría vital, al lado de actitudes de profundo recogimiento.

El muro está separado en una sección para hombres y otra para mujeres, pera éstas a veces escalan la barda y cantan y aplauden junto con los hombres, les arrojan dulces o flores.

Los jueves es día de Bar Mitzva, el festejo que se hace a los varones judíos cuando llegan a los 12 y 13 años. A partir de ese momento se los considera responsables de sus actos frente a la religión y a la sociedad.

Llegan al Muro de las Lamentaciones rodeados de amigos y familiares que interpretan música, cantan, bailan y llevan globos de colores. Grupos alegres y ruidosos.

'Huellas' de la fe

Respecto al cristianismo, cuando Jesús vino a Jerusalén para celebrar la Pascua judía junto con sus Apóstoles, la ciudad estaba repleta. Fue una visita que culminó en la cruz. De acuerdo con los Evangelios, Jesús fue sepultado en una caverna cavada en la piedra, como era costumbre en aquellos años.

Justo en ese lugar se edificó lo que ahora es La Iglesia del Santo Sepulcro. Sus dimensiones interiores son imponentes, y alberga varias capas arqueológicas. En sus antiguos muros se localizan el Gólgota, donde fue crucificado Jesús, y el último tramo de la Vía Dolorosa, todos ellos, los lugares más sagrados para la Cristiandad.

Durante todo el año, pero especialmente en Semana Santa, hay multitudes que esperan su turno para bajar al nivel más profundo de la Iglesia del Santo Sepulcro, para inclinarse a besar, o tocar la piedra donde yació el cuerpo sin vida de Jesús. Fue ahí mismo donde se produjo la Resurrección, según la tradición católica.

Kilómetros atrás, en la cercanía, se alza el Monte de los Olivos, desde donde Jesús y los Apóstoles contemplaron Jerusalén, y donde él lloró al tener la visión de la futura destrucción de la ciudad. Ahí también está el Huerto de Getsemaní, donde Jesús oró y fue aprehendido.

En Tempelberg, se alza el templo musulmán llamado la Bóveda de la Piedra (Dome of de Rock, en inglés, y Felsendom, en alemán), el lugar más sagrado para los musulmanes junto con la Meca.

Junto a la Bóveda se encuentra la Mezquita Al-Aqsa. Hay una estricta regla: solo los musulmanes pueden entrar para visitar esos lugares.

La Bóveda es la edificación más visible cuando se mira una panorámica de Jerusalén, porque su amplia superficie cóncava brilla radiante al Sol.

Dentro de sus muros se encuentra la que se supone fue la piedra que pateó con una de sus pezuñas el caballo celeste, Buraq, al elevarse al cielo con Mahoma sobre su lomo.

De acuerdo con la Sura 17 del Corán, el Arcángel Gabriel se le apareció a Mahoma con el caballo para que lo montara, lo llevó a la mezquita geográficamente más lejana a la Meca, la de Al-Aqsa, y de allí jinete y montura partieron hacia el Cielo, donde Mahoma recibió enseñanzas directas de Dios.

En la vida cotidiana del Jerusalén actual, la convivencia diaria entre judíos y musulmanes se desarrolla en forma pacífica, sin tensiones aparentes. Pero se trata solo de la superficie. En el fondo palpita un conflicto irreductible, capaz de arrasar el mundo.

(Información de Notimex)

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