Jerusalén, sitio de guerra entre el Islam y el Judaísmo

Representantes de ambas religiones monoteístas chocan desde hace semanas en el tercer lugar santo del credo islámico.

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Desde hace semanas, los choques entre judíos y musulmanes se han multiplicado en Jerusalén. (Archivo/AP)
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Le Monde
JERUSALÉN, Israel.- Lugar santo del judaísmo y también del Islam, la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén es por lo regular teatro de tensiones entre representantes de las dos religiones monoteístas. Y fue a raíz de los sangrientos enfrentamientos que ahí se produjeron en septiembre de 2000 que comenzó la segunda intifada o rebelión palestina.

Desde hace varias semanas, los choques se han multiplicado y el intento de asesinato, el miércoles 29 de octubre, de Yehuda Glick, una figura de la extrema derecha israelí, marca una nueva escalada de la violencia. Glick encabeza un movimiento que reivindica el derecho de los judíos de orar en ese lugar.

El jueves por la mañana, el gobierno de Israel tomó la decisión rarísima de cerrar el lugar tras el ataque, antes de reabrir parcialmente el acceso por la noche.

Estatus de la Explanada

El sitio es el tercer lugar santo del islam después de La Meca y la mezquita del profeta Mahoma en Medina [en Arabia Saudí, N. del T.]. Los musulmanes lo llaman “noble santuario” (Haram Al-Charif). Ahí se encuentran el domo de Rocher y la mezquita Al-Aqsa. Según la tradición judía, en el sitio existía, hasta su destrucción en el año 70 por el Imperio Romano, el segundo templo, de ahí el apelativo: el monte del Templo.

Tras la victoria israelí en la guerra de los Seis Días (1967), Israel anexionó Jerusalén Este y el monte del Templo, administrados por el WAQF, la oficina de los bienes musulmanes bajo control de Jordania que, por acuerdo con Israel,  administra los lugares de culto.

En la actualidad, solo los musulmanes están autorizados a orar en el sitio, que no obstante es accesible a las personas de confesión diferente. Los judíos tienen derecho a acceder a ciertas horas y bajo estricta vigilancia. No obstante, la policía israelí continúa jugando hoy un rol de primer orden, vigilando e infiltrando a quienes lo visitan, según sus criterios de seguridad. En abril, luego de enfrentamientos, la policía restringió el acceso a los musulmanes mayores de 50 años.

Dudoso proyecto de ley

Pese a las restricciones en vigor, numerosos judíos desafían la prohibición y llegan al sitio para rezar como ocurre en cada otoño, cuando se celebran las fiestas de Roch Hachana y Sucot [o “Fiesta de las Tabernáculos”].

El portal de información Ynet afirmó la semana pasada que diputados israelíes del Partido Laborista [centro-izquierda] y del Likud [derecha] se habrían asociado para presentar una nueva propuesta de ley ante el parlamento, a fin de autorizar a los judíos orar en el monte del Templo. Una información que hizo reaccionar con fuerza a la vecina Jordania, que exigió aclaraciones al respecto al gobierno. El gabinete de Benjamin Netanyahu afirmó que “no había ninguna intención de modificar el estatus” del lugar.

El proyecto del tercer templo

Más de 90 por ciento de la población religiosa de Israel quiere estar autorizado a orar en el monte del Templo, afirma el diario Haaretz [centro-izquierda]. Pero, añade, algunos grupos quieren ir aún más lejos y construir un tercer templo en el lugar y en la plaza de la mezquita Al-Aqsa. Entre ellos figura Yehuda Glick, el militante de extrema derecha herido de bala.

Según el ministro de Vivienda israelí Uriel Ariel [a cargo de los asentamientos judíos ilegales en tierras palestinas], el sitio no es el tercer sitio sagrado del islam. “El primer templo fue destruido en el año 586 antes de nuestra era, el segundo en el 70, y desde entonces el pueblo judío lamenta esas pérdidas…”.  

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