Agencias
LUSHAN, China.- Luo Shiqiang permanecía sentado cerca de varios bloques de hormigón destrozados, ladrillos esparcidos por doquier y un sofá de color naranja para contar cómo su abuelo acababa de alimentar a las gallinas y regresaba cuando su vivienda de desplomó y lo aplastó en el sismo que sacudió el fin de semana la zona de Sichuan y provocó la muerte de por lo menos 186 personas.

"Lo perdimos todo en tan poco tiempo", dijo el domingo el universitario de 20 años. Agregó que su primo resultó igualmente herido en el derrumbe pero otros miembros de su familia salieron ilesos porque se encontraban trabajando en el campo, en la aldea de Longmen, en el condado de Lushan, según publica AP.

El sismo del sábado hirió además a más de 11,000 personas y causó la desaparición de casi 24 más, en general en las zonas rurales en torno a la ciudad de Ya'an, junto a la misma falla sísmica donde un demoledor terremoto mató más al norte a más de 90,000 personas hace cinco años, uno de los peores desastres naturales de China.

Los condados de Lushan y Baoxing fueron especialmente castigados el sábado por el sismo, aunque habían escapado al del 2008, y sus residentes dijeron que apenas se beneficiaron con las obras de reconstrucción regional tras el desastre, sin que se hubieran edificado refuerzos ni adoptado nuevas medidas de evacuación en sus aisladas comunidades.

Luo deseó que se hubieran adoptado más medidas y disposiciones para que los edificios de su población se hubieran construido con normas de resistencia a los sismos. "Quizá los dirigentes del país desean ayudarnos realmente, pero cuando se trata de los funcionarios de menor nivel, no cumplen sus funciones", agregó.

Los equipos de socorro fueron enviados en helicóptero y dinamitaron el domingo las rocas y restos que obstruían las carreteras de acceso a varias poblaciones montañosas muy aisladas, donde los rescatistas con uniformes de color naranja y sus perros rastreadores recorrían los escombros en busca de sobrevivientes.