Los gatos de Hemingway pierden pelea con el gobierno

Los burócratas del ministerio de Agricultura tendrán el derecho de meter la nariz en la vida de los casi 40 felinos que viven en la casa-museo del escritor, en Key West, Florida.

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Agencias
WASHINGTON, D.C.- Los gatos de Ernest Hemingway perdieron su batalla contra el gobierno estadounidense: los burócratas del ministerio de Agricultura tendrán el derecho de meter la nariz en la vida de los casi 40 felinos que viven en la casa-museo del escritor en Key West, Florida.

Tres jueces de la corte de apelación convalidaron anteriores decisiones tomadas en la disputa que dura hace años: los magistrados aprobaron el punto de vista legal de las autoridades federales, según las cuales los gatos son parte integrante del "objetivo comercial del museo" y sujetos a medidas de vigilancia análogas a las de los animales en exhibición en los zoológicos o circos.

Por ese motivo, a partir de ahora los célebres gatos podrán seguir deambulando como señores en la propiedad del escritor, pero sobre ellos se posará el ojo vigilante del ministerio, según informa ANSA.

Hemingway vivió en esta residencia tras regresar de París, desde finales de los años 20, que descubrió por consejo del escritor John Dos Passos. En esa casa Hemingway escribió la versión final de "Adiós a las armas" y algunos de sus cuentos más célebres como "Las nieves de Kilimanjaro". En la década de los años 30 el escritor recibió como regalo de un capitán de un barco un gato que tenía seis dedos, a quien Hemingway llamó "Snowball". Los gatos que actualmente viven en la casa, la mitad de los cuales con la misma anomalía en cuanto al número de dedos, serían descendientes de ese felino.

Miles de turistas visitan cada año la casa-museo y se llevan como recuerdo las fotos de los gatos que deambulan por el lugar, duermen en el jardín o beben de uno de los orinales que Hemingway quitó del bar Sloppy Joe. Su presencia siempre fue un homenaje al espíritu libertario que se respiraba en Key West, una localidad cuyos habitantes no se consideran parte de Estados Unidos y que a finales de los años 80 llegaron a declarar oficiosamente la secesión, autoproclamándose ciudadanos de la República de la Concha.

En Key West se ven a menudo gallos y gallinas que caminan tranquilamente por las calles. Sobre los gatos de Hemingway en cambio estalló una disputa, tras las protestas de un visitante preocupado por su bienestar. A partir de ahora deberán ser identificados y encerrados de noche en jaulas individuales mientras los veterinarios del gobierno, que una vez al año irán allá, decidirán si confinan sus desplazamientos a sólo el área de la casa.

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