Agencias
KIEV, Ucrania.- Manifestantes en la principal avenida del centro de la capital ucraniana de Kiev incendiaron pilas de neumáticos el sábado en protesta por el llamado de las autoridades a que levanten el campamento establecido hace seis meses.

A varios metros de distancia, trabajadores retiraban escombros de barricadas que fueron derribadas.

Las contrastantes escenas en la calle Kreshchatik pusieron de relieve sólo una de las muchas incertidumbres que enfrenta Ucrania. Incluso después de la elección presidencial del 25 de mayo para reemplazar a un líder interino que asumió el cargo en medio del caos en febrero, muchos ucranianos siguen desconfiando del gobierno y cientos continúan participando en un enorme campamento en protesta.

Tres meses de movilizaciones desde finales del año pasado al final hicieron que el presidente pro ruso Víktor Yanukóvich huyera del país. Pero el extenso campamento y las barricadas con tarimas de madera, neumáticos y basura que protegen el campamento seguían incluso después del nombramiento del presidente interino Aleksánder Turchínov, según publica The Associated Press.

Los inconformes dicen que quieren mantener el campamento hasta que el nuevo gobierno y el presidente electo Petro Poroshenko lleven a cabo reformas importantes en un país plagado de corrupción.

"Personalmente, no tengo planes de irme. Ellos necesitan mostrar a la gente que las nuevas leyes están funcionando; ellos están donde están gracias a nosotros", dijo la manifestante Anna Chaikovska.

Vitali Klitschko, recién elegido alcalde de Kiev y excampeón mundial de los pesos pesados en el boxeo, exhortó a los manifestantes para que levanten el campamento y se vayan a casa. Pero además de quitar algunas barricadas, las autoridades han hecho poco al respecto.

Rusia ha criticado varias veces a las autoridades por no despejar el campamento y desalojar los edificios ocupados por los manifestantes, que fue uno de los acuerdos logrados entre Rusia, Ucrania, Estados Unidos y la Unión Europea en abril con la idea de calmar las tensiones en territorio ucraniano.

Por otra parte, la cancillería rusa defendió el sábado el trabajo de los observadores internacionales en Ucrania y criticó la idea de un funcionario de que esos monitores concluyeran su misión por motivos de seguridad, mientras el sábado seguían los enfrentamientos entre militares ucranianos y rebeldes pro rusos en el este del país.

La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) informó que el jueves perdió el contacto con un grupo de cinco observadores en el oriente separatista ucraniano. Además, desde el lunes los rebeldes retuvieron a otros cuatro representantes de la OSCE.

Wolfgang Ischinger, negociador de la organización para Ucrania, dijo a la radio alemana ZDF esta semana que la misión de observación podría retirarse si la OSCE teme por la vida de sus empleados.

Sin embargo, el ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia indicó el sábado en un comunicado que "ante la operación punitiva de Kiev intensificada intencionalmente en el oriente del país, es esencial incrementar el trabajo de los observadores internacionales".

El sábado continuaron los enfrentamientos entre tropas del gobierno y rebeldes, que han tomado edificios administrativos y policiales en toda la región con la idea de unirla a Rusia.

En un puesto de control del gobierno ucraniano en la ciudad de Slaviansk, que ha sido epicentro del conflicto, los militares fueron baleados pero repelieron el ataque. No se reportaron decesos en el más reciente intento por romper el cerco de seguridad montado por el ejército alrededor de la ciudad.