Mauricio Macri promete verdad y sinceridad a los argentinos

El nuevo Presidente no dudó en mostrar sus mejores pasos de baile para festejar su asunción con los ciudadanos.

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Miles de argentinos arroparon a su nuevo presidente, Mauricio Macri, en las afueras de la Casa Rosada, sede del Ejecutivo. (AP)
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Agencias
BUENOS AIRES, Argentina.- "¿Y ahora qué hago?", preguntó Mauricio Macri con una sonrisa luego de que, con cierta dificultad, pudo calzarse la banda y tomar en sus manos el bastón presidencial que durante días fueron el centro de una polémica con su antecesora Cristina Fernández, la ausencia más notoria en la breve ceremonia de entrega de atributos el jueves en la Casa de Gobierno.

En primera fila, los presidentes de Bolivia, Evo Morales; de Uruguay, Tabaré Vázquez; de Colombia, Juan Manuel Santos; de Ecuador, Rafael Correa; de Perú, Ollanta Humala, de Chile, Michelle Bachelet, y de Brasil, Dilma Rouseff, aplaudieron la humorada de su nuevo colega en la región, un tecnócrata conservador que puso fin a 12 años de kirchnerismo.

Macri, de 56 años, salió al emblemático balcón de la Casa Rosada para saludar a una multitud en la Plaza de Mayo, a la que luego complació con pasos de baile al ritmo de una canción popular y la promesa de "siempre decirles la verdad", en las que fueron las primeras postales del nuevo ciclo político que comienza en Argentina.

La ceremonia de entrega de atributos, que durante las dos últimas semanas fue eje de un debate nacional, duró 15 minutos. Macri ingresó al Salón Blanco del palacio gubernamental de la mano de su esposa Juliana Awada, escuchó atentamente al escribano de la presidencia, firmó el acta y luego se acomodó la banda, con alguna dificultad, que le colocó su amigo y presidente provisional del Senado, Federico Pinedo.

Los futuros ministros y allegados del mandatario aplaudieron de pie y con un dejo de satisfacción en el rostro porque su líder finalmente pudo cumplir con el deseo de recibir los atributos en la sede gubernamental y no en el Congreso, como pretendía Fernández. La ex presidenta decidió no participar de la ceremonia de entrega de mando, un hecho inédito en la historia argentina.

El único representante del gobierno saliente presente en el acto fue Lino Barañao, el ministro de Ciencia y Tecnología desde 2007 y que continuará en el cargo en la administración de Macri.

Entre los 200 invitados exclusivos, había figuras del espectáculo, como la conductora de televisión Susana Giménez, y del deporte, como Daniel Angelici, presidente de Boca Juniors, club que presidió y del cual es fanático el gobernante. También, en un hecho poco común, asistieron los ex mandatarios Fernando De la Rúa (1999-2001) y Eduardo Duhalde (2002-2003).

Macri cumplió con los saludos protocolares y rápidamente recorrió los pasillos de la Casa Rosada hasta el balcón para cumplir con la tradición de dirigirse al pueblo, que lo recibió al grito de "se siente, se siente, Mauricio presidente" y "Mauricio no estás solo".

Pueblo maravilloso

Un momento emotivo se produjo cuando Franco Macri, padre del presidente, se paró frente al balcón y saludó a su hijo con los brazos extendidos y los puños cerrados. 
Ambos tuvieron una relación tirante a tal punto que Mauricio decidió lanzarse a la presidencia de Boca y luego a la política para rebelarse contra su padre, quien pretendía administrara a su estilo las compañías de la familia. Franco incluso comentó en una entrevista que su hijo no tenía condiciones para gobernar el país.

"Prometo siempre decirles la verdad, ser sincero y mostrarles cuáles son los problemas, porque sé que ustedes, el maravilloso pueblo argentino, son suficientemente capaces e inteligentes para, trabajando juntos, resolverlos", manifestó Macri en un discurso improvisado ante miles de seguidores, con banderas argentinas y partidarias.

Antes de despedirse, Macri rompió el protocolo y se sacó la banda presidencial para cumplir con el pedido de "baile" que le gritaba la gente. El dirigente, que se reconoce un pésimo bailarín, tiene por costumbre celebrar con un baile sus triunfos electorales.

Con el tema "No me arrepiento de este amor", de la cantante popular Gilda, Macri movió los brazos y bailó de un lado al otro del balcón, provocando aplausos y risas de sus seguidores.

"Un beso enorme, los amo", se despidió para cumplir con la agenda de un primer día de gobierno agitado.

Nuevo ciclo

Ganador de la segunda vuelta electoral del 22 de noviembre, Macri inaugura un nuevo ciclo político que reemplaza al kirchnerismo, el movimiento de centroizquierda creado en el seno del peronismo por Fernández (2007-2015) y su fallecido marido y antecesor Néstor Kirchner (2003-2007). Ambos desarrollaron un poder personalista y aplicaron una fuerte intervención estatal en la economía y amplios programas sociales.

Macri, miembro de una familia empresaria, presidió el club de fútbol Boca Juniors y fue alcalde de Buenos Aires entre 2007 y 2015.

Asume el poder con varios retos por delante: una inflación de al menos 27% anual, restricciones a la compra de dólares, retraso cambiario, estancamiento del crecimiento, un déficit fiscal superior al 7% del producto interno bruto y el litigio en Nueva York con los llamados "fondos buitres", inversionistas que han demandado al país por títulos impagos de su deuda.

"Los desafíos que tenemos por delante son enormes y los problemas no los vamos a resolver de un día para otro. Necesito que nos marquen nuestros errores, sabemos que no somos infalibles", dijo Macri en el Congreso.

El mandatario también aseguró que no se va a olvidar de los más desfavorecidos. "Vamos a cuidar a todos, el Estado va a estar donde sea necesario", señaló el dirigente conservador.

Polémica protocolaria

En una crítica hacia la administración saliente, dijo que será "implacable" con los corruptos y que no permitirá que haya "jueces militantes" que protejan a los políticos ni que se avasallen las instituciones.

Fernández rechazó la propuesta de Macri de recibir los atributos de mando en la sede del gobierno, como se ha hecho -salvo excepciones- desde 1868, y no en el Congreso, como era el deseo de la presidenta saliente.

La constitución establece que al tomar posesión de su cargo el presidente y vicepresidente deben prestar juramento "ante el Congreso reunido en Asamblea", pero no especifica dónde se hace la entrega de los atributos presidenciales.

La polémica en torno a la ceremonia puso en evidencia la primera fisura dentro del peronismo desde la derrota electoral: mientras los diputados kirchneristas decidieron ausentarse, los legisladores del peronismo más tradicional participaron en la jura en el Congreso.

Durante el resto de la jornada, Macri tomará juramento a sus ministros y por la noche asistirá junto a su esposa a una función de gala en el Teatro Colón de Buenos Aires, una de las más importantes salas líricas del mundo.

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