'Llorando y rezando. Me quedé en un charco de sangre de alguien'

Sobrevivientes del ataque en el centro comercial de Nairobi relatan los momentos de angustia que pasaron durante el atentado.

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La policía ayuda a una mujer y su hijo a protegerse de los disparos. (Reuters)
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Agencias
NAIROBI, Kenia.- Supervivientes del ataque terrorista al centro comercial Westgate de Nairobi, en Kenia, que se ha cobrado hasta el momento 62 muertos y cerca de 200 heridos, han revelado su terrible experiencia.

De acuerdo con sitio web actualidad.rt.com, María Martí, una testigo española de 29 años que logró escapar del centro comercial apenas hora y media después de que comenzara el asalto el pasado sábado, confiesa que pensó que iba a morir. 

"Todo el mundo llamaba a su familia para despedirse", recuerda Martí, que reconoce que nunca había sentido la muerte "tan cerca".

Silvia, otra española de 50 años, y su hija, de 12, se refugiaron en unos probadores porque temían que los asaltantes estuvieran buscando a la gente "tienda por tienda". "Nunca he visto nada igual en los 22 años que llevo viviendo en Nairobi".

Un camarero declaró que fue "un milagro de Dios", que pudiera escapar de los hombres armados que se acercaron a él

La presentadora de radio Kamal Kaur se valió de Twitter para detallar el horror que estaba viviendo. Su colega Ruhila Adatia, que estaba embarazada de seis meses, falleció en el asalto. 

"Llorando y rezando. Me quedé en un charco de sangre de alguien, hay un niño muerto tendido a mi lado”, reza uno de sus tuit. 

"Había cuerpos de niños por todas partes. Niños. Niños inocentes" o "casi le volaron la cabeza de un disparo a mi hijo. Ha fallado por un pulgada. (La bala) impactó contra la pared, rebotó y mató al niño que había a su lado", fueron otros de sus comentarios.

"Ellos estaban disparando indiscriminadamente, era como ver una película, a la gente rociada con balas de esa manera", comenta por su parte Zipporah Wanjiru, un empleado del centro comercial, a AFP.

El camarero Titus Alede declaró a la agencia que fue "un milagro de Dios", que pudiera escapar de los hombres armados que se acercaron a él. 

"Yo estaba sirviendo a un cliente y estos hombres llegaron. No llegaron por el dinero, ya que disparaban a la gente sin pedir nada. Recuerdo que uno de ellos decía: ‘Han matado a nuestra gente en Somalia, llegó la hora de que paguen por ello’", relató.

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