La hija de ilegales que se 'codea' con el presidente Obama

Alejandra Ceja, hija de indocumentados, es una de las mexico-americanas más destacadas del equipo del mandatario.

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Alejandra Ceja es la actual Directora Ejecutiva de la Iniciativa para la Excelencia Educativa Hispana de la Casa Blanca; aquí aparece al lado de su jefe inmediato, el Secretario de Educación, Arne Duncan. (Notimex)
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Agencias
WASHINGTON, D.C.- Antes de establecer una familia y hacer de Estados Unidos su segunda casa, el padre de Alejandra Ceja fue deportado tres veces y estuvo a punto de desistir en su búsqueda de un mejor futuro, pero años después ella lo hizo sentirse orgulloso.

Ceja dijo tener presente siempre el ejemplo de persistencia que aprendió de su padre y su madre, y es por ello que guarda una fotografía de ambos, para mantener día a día viva su inspiración “y me recuerda de donde vengo y quien soy”.

El trabajo de Alejandra Ceja consiste en elevar el número de jóvenes hispanos en las universidades de EU

“Me recuerda que no importa que esté trabajando para el presidente, soy una méxico-americana, que es hija de inmigrantes y quiero ser ante otros como yo, la representación de lo que es posible si se trabaja duro”, dijo.

Como directora ejecutiva de la Iniciativa para la Excelencia Educativa de los Hispanos de la Casa Blanca, Alejandra Ceja se destaca ahora como una de las mexico-estadunidenses más notables dentro de la administración del presidente Barack Obama.

La fotografía de sus padres está colocada a un lado de su computadora, para tenerla siempre a la vista, dentro de la modesta oficina que ocupa en el enorme inmueble de concreto, acero y vidrio que alberga el Departamento de Comercio.

“Mi padre ha sido la persona que me ha inspirado realmente”, dijo Ceja a Notimex al recordar su experiencia como hija de inmigrantes mexicanos originarios de Michoacán y quienes, a decir de ella, inculcaron en sus cuatro hermanos la importancia de la educación para el futuro de sus vidas.

Encontró una oportunidad

Su padre fue deportado mientras laboraba en los campos de cultivo de California en 1968, y tras una breve permanencia en México, fue convencido para regresar e irse a trabajar a Chicago en una planta empacadora de carne, en donde aprendió el oficio de carnicero.

Huyendo del frío clima de esa ciudad, optó por viajar a California, y para 1970, ya con su esposa y la mayor de sus hijas, se instaló de manera definitiva en Huntington Park, donde nacieron Alejandra y sus otros tres hermanos, dos mujeres más y un hombre.

Ceja recordó como después que ella nació, su padre pudo regularizar su situación y permitir que la familia saliera de las sombras, como ella misma lo resumió y gracias a lo cual sus hermanos tuvieron seguro su acceso a la educación.

Pero ella tuvo que aprender a navegar el sistema educativo en busca de ayuda financiera para continuar sus estudios superiores. En su caso fue posible gracias a su acceso al programa de Becas Pell, establecido por el gobierno para ayudar a estudiantes de bajos recursos.

Ascenso meteórico

Con una maestría en Administración Pública, Ceja llegó a Washington en 1996 como becaria en el Congreso y desde ahí inició una rápida carrera en el servicio público que la llevó a ser asesora sobre presupuesto y asignaciones del Comité de Educación de la Cámara de Representantes.

De 1999 a 2006 fue analista de la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca (OMB, por sus siglas en inglés) y durante tres años, antes de asumir su actual posición, sirvió como jefa de asesores de la subsecretaria de Educación, Martha Kanter.

La misión de Ceja desde su actual posición es elevar el porcentaje de jóvenes hispanos dentro de las universidades del país, que de acuerdo con cifras oficiales es actualmente apenas el 13 por ciento del total de esta población.

Con 11 millones de estudiantes hispanos en el sistema de educación básica a nivel nacional, la tarea de Ceja es asegurase que las escuelas ofrezcan las herramientas necesarias para que estos jóvenes puedan continuar sus estudios superiores, además de educar también a los padres.

“Uno de los mayores obstáculos que enfrentamos es la falta de información”, dijo, al hacer notar que pese a la disponibilidad de recursos como becas, el acceso a estas se ve limitado debido al desconocimiento que existe al respecto.

Motivo de orgullo

Aunque su padre no pudo ser testigo de su último nombramiento anunciado en mayo de 2013 por haber fallecido en 2007, tanto él como su madre la pudieron visitar en la Casa Blanca cuando trabajó la primera vez en la OMB y darles con ello otro motivo de orgullo.

“El momento en que mi visitaron en la Casa Blanca fue el momento de decirles que sus sacrificios dieron fruto”, señaló.

Su admiración por la firmeza con que ambos insistieron en su educación es mayor debido a que ellos apenas alcanzaron a cursar el tercer año de primaria en su natal Villamar, Michoacán, donde se ha vuelto una suerte de celebridad gracias a su padre, “mi mayor porrista”.

Recordó como cuando su padre hablaba con sus amigos en Villamar de que una de sus hijas trabajaba en la Casa Blanca, algunos le respondieron que si era como sirvienta.

Sólo que hasta que les mostró una fotografía de ella con el expresidente Bill Clinton “fue cuando empezaron a ponerle más atención. Ahora todo el pueblo sabe de mí”.

“Me siento muy orgullosa de estar en la posición en que me encuentro, representando a la hija de padres inmigrantes, la hija de un carnicero que pudo obtener educación y trabajar en la capital de la nación”, añadió.

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