Del '¡Obama! ¡Obama!' al Nobama (II)

En política exterior, los analistas apenas conceden al mandatario el acierto de no volver a invadir Irak, pero los escándalos de espionaje lo ha perjudicado.

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Obama, que llegó al poder como el Sr. Norte-Sur, más que Este-Oeste, en realidad ha hecho muy poco más que George W. Bush
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Timothy Garton Ash/The Guardian
LONDRES, Inglaterra.- El presidente del que el mundo esperaba tanto ha logrado muy poco en política externa. Tal vez no haya hecho “cosas tontas” como invadir Irak, pero eso es todo. El estadista visionario del discurso de El Cairo, en 2009, no aprovechó la oportunidad de la primavera árabe, especialmente en Egipto, donde mil millones de dólares en asistencia le dieron a EU una influencia real ante el ejército represor, que ahora domina de nuevo.

Obama estableció una “línea roja” para el uso de armas químicas en Siria y luego permitió que el presidente Bashar Asad la cruzara con impunidad. Asad procedió a concentrar sus ataques contra la oposición moderada siria, a la que Hillary Clinton pidió (a Obama) apoyar con más firmeza. Estos hechos dieron lugar a que el grupo que ahora se conoce como Estado Islámico (EI) cobrara más fuerza.

Mientras, su debilidad al tratar con el primer ministro chiita iraquí Nuri Maliki —una blandura que fue criticada por el ex secretario de Defensa Leon Panetta en sus memorias— provocó que algunos sunitas descontentos se uniesen al EI. Y ahora el Pentágono vuelve a tener presencia militar en Irak.

Aunque sabe qué es lo que debe hacer, el prematuro ganador del premio Nobel de la Paz 2010, con solo un año en el poder, aún no ha eliminado los obstáculos que impiden una solución para Israel y Palestina. Obama también ha sido débil en su respuesta a la agresión de Vladímir Putin en Ucrania. Esta primavera dijo que Rusia era meramente un poder regional y que le preocupaba más que estallara un arma nuclear en Manhattan.

El escándalo por la vigilancia electrónica masiva perpetrada por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) apartó a aliados cruciales, en especial a los alemanes; Obama ni siquiera despidió a su funcionario principal de inteligencia, general James Clapper, pese a que mintió sobre esto al Congreso.

El giro en Asia es una buena idea, pero hasta ahora ni a China ni a los aliados de EU en la zona los han impresionado los resultados.

El hombre que llegó al poder como el Sr. Norte-Sur, más que Este-Oeste, en realidad ha hecho muy poco más que George W. Bush, a través de la corporación Desafío del Milenio (Millenniun Challege) y otras iniciativas, por apoyar el desarrollo del Sur global. Por cierto, no ha cerrado Guantánamo. ¿Es necesario continuar?

De todo lo anterior, surge una pregunta interesante: ¿acomodaron mal sus prioridades históricas los votantes de EU en las primarias presidenciales demócratas, al elegir al primer afro-estadunidense antes que a la primera mujer?.

Aunque ni Obama ni Clinton habían ocupado antes un puesto ejecutivo de alto nivel (por ejemplo, al frente de un estado), Hillary tenía más experiencia y quizá habría tenido una mano más firme en general de haber llegado a la presidencia. Tenía la edad correcta, mientras que ahora tendrá 69 años si gana los comicios de 2016. Y ocho años después, con un poco más de tiempo en el Senado, seguido de un periodo como secretario de Estado o vicepresidente, Obama habría estado mejor equipado para enfrentar los desafíos de un mundo peligroso. Ahora, todas esas posibilidades solo son un gran interrogante.  

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