Pakistán sufre la peor jornada terrorista en años

El día de ayer se registraron atentados que dejaron al menos 126 muertos en dos ciudades.

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Un grupo de persona asiste al funeral del periodista paquistaní Imran Sheikh, asesinado en el atentado doble de ayer en Quetta, en la región occidental de Baluchistán, en Pakistán. (EFE)
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EFE
ISLAMABAD, Pakistán.- Las autoridades de Pakistán investigan hoy la ola de atentados que ayer causó al menos 126 muertos en dos de sus ciudades, una de las peores jornadas terroristas en años que se enmarca en el repunte de la violencia de los últimos semanas.

Los ataques, que golpearon a la occidental Quetta y la norteña de Mingora, tuvieron en gran parte como objetivo a grupos religiosos de distinto signo, lo que acentúa la impresión de que el sectarismo gana peso en un país donde la violencia es, no obstante, poliédrica.

Tres atentados mataron a 103 personas en Quetta, capital de la provincia suroccidental de Baluchistán.

El más cruento de ellos, reivindicado por el grupo integrista islámico suní Lashkar-e-Jhangvi, tuvo lugar en un salón de billares ubicado en el sótano de un edificio en la calle Alamdar, una zona con mucha población chií, corriente minoritaria en Pakistán.

Según explicaron fuentes policiales a Efe, esta acción, en la que perdieron la vida 84 personas, incluyó una doble explosión, la primera provocada por un terrorista suicida, y la segunda y más mortífera con un coche bomba.

"El escenario era apocalíptico, con cuerpos por todas partes", relató a los medios el responsable de Interior del Gobierno regional, Akbar Hussein Durrani, tras visitar el lugar del atentado, que causó además 140 heridos.

Mientras que este atentado tuvo un marcado carácter sectario, el primero que se registró en la urbe estuvo dirigido contra un vehículo del cuerpo de la guardia de fronteras.

Ese ataque, perpetrado con un coche bomba, fue reivindicado por el Ejército Unido de Baluchistán, una organización que persigue la independencia de la región, y mató a doce personas, casi todas civiles, mientras que una treintena resultaron heridas.

Una tercera acción terrorista en esta misma ciudad mató a última hora del día a siete personas, pero su autoría todavía se desconoce.

Entretanto, en la norteña Mingora, lo que inicialmente se interpretó como una explosión de gas, acabó resultando ser también un ataque terrorista contra una concentración de fieles del grupo fundamentalista suní Jamaat Tabligh.

Los 23 fallecidos formaban parte de esta agrupación proselitista de carácter eminentemente pacífico, según fuentes de seguridad policiales consultadas por Efe.

Mingora es la principal ciudad del distrito de Swat, donde hace unos meses fue tiroteada Malala Yusufzai, una joven activista de 14 años que salvó la vida de milagro tras ser atacada por los talibanes a causa de su defensa de la educación femenina en Pakistán.

En un contexto de creciente tensión en varios frentes (choques fronterizos con la India, aumento de los ataques con 'drones' y amenaza de una marcha integrista en Islamabad), los expertos alertan de un posible auge de la violencia terrorista en el país.

La fase más sangrienta de la historia moderna de Pakistán comenzó a partir de 2007, cuando varias facciones talibanes se agruparon bajo unas mismas siglas (TTP), y tuvieron su cénit en 2009, pero ese año el Ejército lanzó dos grandes operaciones contra la insurgencia.

Desde entonces la violencia -atentados y combates- ha descendido progresivamente a la mitad, según un informe del Instituto de Pakistán para Estudios de Paz (PIPS) publicado hace una semana, aunque un analista declaró a Efe de que la tendencia parece cambiar.

El experto Mohamed Amir Rana, director del PIPS y responsable del informe, recalcó que la bajada de la violencia se mantuvo hasta noviembre, pero que los datos de diciembre de 2012 muestran una variación de la situación.

Entre las causas esgrimidas por Amir Rana para ese aumento de la actividad terrorista se encuentran la menor presión ejercida sobre la insurgencia por el aparato de seguridad local y la reducción de ataques con drones de EU a los talibanes de las zonas tribales.

El experto alertó de que la proximidad de las elecciones generales en Pakistán, previstas para la próxima primavera, puede también ser un acicate para el incremento de acciones terroristas destinadas a influir en la opinión pública y los partidos políticos.

El estudio del PIPS también refleja que la zona más golpeada por el terrorismo el año pasado fue la provincia occidental de Baluchistán (474 ataques y 631 muertos), en parte por el aumento de la violencia sectaria contra los chiíes, muy centrada en esa región.

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