Jesús, al morir, pronunció un 'definitivo no' a la violencia
En el Vaticano se recordó a los cristianos que son las víctimas designadas y más frecuentes del terrorismo.
Agencias
CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco presidió la ceremonia de la Pasión del Señor, que recuerda la muerte de Cristo en el Viernes Santo y durante la cual se recordó a los cristianos asesinados de manera violenta en diversas partes del mundo.
Poco antes de las 17:00 horas locales (16:00 GMT), Francisco dio inicio a la celebración postrándose acostado en el suelo, gesto simbólico por la crucifixión. Después se declamaron varias lecturas y el relato de la pasión en latín, informa Notimex.
Como es tradición, el líder católico no tomó la palabra y la homilía corrió a cargo de Raniero Cantalamessa, el fraile que ocupa el puesto de predicador de la Casa Pontificia y que centró su discurso en los cristianos perseguidos en el mundo.
Pidió pensar en los sufrimientos de los individuos, de las personas con un nombre y una identidad precisas; en las torturas decididas a sangre fría y aplicadas por seres humanos contra otros seres humanos, incluso niños.
Reflexionó sobre cuántas personas se encuentran en el mundo en las mismas condiciones de Jesús en el pretorio de Pilato: solos, amarrados, torturados, en las manos de los militares llenos de odio, que se abandonan a toda suerte de crueldad física y psicológica.
“¡Miren de qué somos capaces nosotros los hombres! Otra que la marcha imparable del homo sapiens, el hombre que –según alguno- debía nacer de la muerte de Dios y tomar su puesto”, clamó.
Inquietante indiferencia
Recordó los 147 estudiantes asesinados por la violencia terrorista en Kenia la víspera y advirtió que es imposible ignorar que, en muchos países, los cristianos son las víctimas designadas y más frecuentes del terrorismo.
También lamentó la “inquietante indiferencia de las instituciones mundiales y de la opinión pública ante todo eso”, recordando lo que “tal indiferencia ha provocado en el pasado”.
Empero sostuvo que Jesús, al morir en el Calvario, él pronunció un “definitivo no” a la violencia, oponiendo a ella no simplemente la no-violencia sino mucho más: el perdón, la sumisión y el amor.
“Si existirá aún violencia, ella no podrá más, ni siquiera remotamente, inspirarse a Dios y nutrirse de su autoridad. Hacerlo significa hacer retroceder la idea de Dios a estadios primitivos y rústicos, superados por la conciencia religiosa y civil de la humanidad”, estableció.
“Los verdaderos mártires de Cristo no mueren con los puños cerrados sino con las manos juntos. Hemos tenido tantos ejemplos recientes. Y él que a los 21 cristianos asesinados por el EI en Libia el 22 de febrero pasado, les dio la fuerza de morir bajo los golpes murmurando el nombre de Jesús”, apuntó.
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En todo momento el Papa siguió el sermón con atención, sentado a unos metros del altar. Al finalizar el mensaje, tuvo lugar el rito de la adoración de la cruz que inició Francisco acercándose a una imagen y besándola, luego tocó el turno a un grupo de cardenales.
Las celebraciones del Viernes Santo continuarán por la noche con el rezo del Vía Crucis en el Coliseo Romano en presencia del vicario de Cristo.