Pensar en la muerte 'ilumina la vida': Francisco

Su Santidad recordó el caso de una monja de 83 años que esperaba con alegría el inicio de su recorrido con el Señor.

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El papa Francisco retomó la muerte del David para recordar que no hay que temer la llegada de la muerte. (AP)
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Agencias
CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco llamó a no temer a la muerte y precisó que pensar en ella "ilumina la vida".

En su homilía de este jueves en la misa de la Casa de Santa Marta, el Pontífice recordó que la mejor herencia que los padres pueden dejar a sus hijos es el don de la fe. 

Algunos extractos de la homilía fueron publicados por Radiovaticana, informa Ansa Latina.

Francisco tomó el párrafo de la Biblia que habla de la muerte de David. "En toda vida hay un fin", subrayó. Este "es un pensamiento que no me gusta tanto", se "cubre siempre" pero "es la realidad de todos los días".

Pensar "en el último paso" es "una luz que ilumina la vida, es una realidad que debemos tener siempre delante de nosotros", enfatizó.

Jorge Bergoglio luego contó: "en una de las audiencias del miércoles había entre los enfermos una monjita anciana, pero con una cara de paz, una mirada luminosa".

"¿Pero cuántos años tiene usted, hermana?" le preguntó el Papa. Y con una sonrisa ella contestó: 83, pero estoy terminando mi recorrido en esta vida, para comenzar otro recorrido con el Señor porque tengo cáncer de páncreas", contestó.

"Y así, en paz, esa mujer había vivido con intensidad su vida consagrada. No tenía miedo de la muerte. (Decía...) estoy terminando mi recorrido de vida para comenzar otra. Es un pasaje. Estas cosas hacen bien", indicó.

Santo pecador

David, prosiguió el Papa, reinó en Israel durante 40 años: "pero también 40 años pasan", señaló. Antes de morir, David exhortó al hijo Salomón a observar la ley del Señor. El en vida había pecado mucho, pero había aprendido a pedir perdón y la Iglesia lo llama el Santo rey David. Pecador, pero Santo!".

Y añadió: "ahora, a punto de morir, deja al hijo la herencia más bella y más grande que un hombre y una mujer puede dejarles a los hijos: les deja la fe".

"Cuando se hace un testamento -observó- la gente dice: a este le dejo esto, a este le dejo aquello, a aquel lo otro. Sí, está bien, pero la más bella herencia, la más grande herencia es la fe. Y David hace memoria de las promesas de Dios, hace memoria de la propia fe en estas promesas y se las recuerda al hijo. Dejar la fe en herencia. Cuando en la ceremonia del bautismo damos -los padres- la vela encendida, la luz de la fe les estamos diciendo: consérvala, hazla crecer en tu hijo y en hija y déjala como herencia", indicó. 

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