El Papa llama a la justicia y reconciliación en Sri Lanka

Al iniciar su gira por Asia, dijo que encontrar la paz tras tanto baño de sangre solo puede hacerse superando el mal con el bien.

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El Papa Francisco recibe el saludo de monjes budistas en Colombo, Sri Lanka, este martes 13 de enero de 2015. (Foto AP)
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Agencias
COLOMBO, Sri Lanka.- El Papa Francisco hizo una llamada a la reconciliación y la justicia a su llegada el martes a Sri Lanka, comenzando una semana por Asia, diciendo que la nación isleña no podrá sanar totalmente luego de un cuarto de siglo de guerra civil sin buscar la verdad sobre las injusticias cometidas, informa The Associated Press.

En una muestra de coexistencia étnica y religiosa, la bienvenida al pontífice incluyó percusionistas tradicionales y bailarines de la etnia mayoritaria cingalesa y la minoría tamil, así como un coro de niños interpretando una canción de bienvenida en las dos lenguas de Sri Lanka. Representantes de las principales religiones recibieron al jefe de la Iglesia católica en un país donde los católicos son menos del 7% de la población.

El pontífice de 78 años arribó al cabo de un vuelo nocturno de 10 horas desde Roma y dedicó dos horas a saludar a la gente bajo un sol abrasador. Esto le obligó a cancelar un almuerzo con los obispos de Sri Lanka, y el Papa lucía cansado al cabo de una ajetreada jornada inicial.

Entre 40 elefantes ataviados con coloridos adornos en la carretera del aeropuerto, y tras una salva de 21 cañonazos, Francisco dijo que encontrar la paz auténtica tras tanto derramamiento de sangre "solo puede hacerse superando el mal con el bien, y cultivando esas virtudes que fomentan la reconciliación, la solidaridad y la paz".

Aunque no se refirió de forma específica a la negativa de Sri Lanka a cooperar con una investigación de Naciones Unidas sobre supuestos crímenes de guerra cometidos en los últimos meses del conflicto, dijo que "el proceso de curación también tiene que incluir la búsqueda de la verdad, no para abrir viejas heridas sino como un medio necesario para promover la justicia, la reconciliación y la unidad".

Los rebeldes tamiles combatieron durante 25 años en una guerra para reclamar la independencia de la nación tamil tras décadas de discriminación percibida por parte del gobierno, dominado por la mayoría cingalesa. Las estimaciones de la ONU sugieren que entre 80 mil y 100 mil personas murieron durante el conflicto, aunque otros informes apuntan que la cifra podría ser mucho mayor.

Un informe de la ONU de 2011 dijo que unos 40 mil civiles tamiles podrían haber sido asesinados, y que ambos bandos cometieron serias violaciones de los derechos humanos. Las fuerzas del gobierno están acusadas de atacar hospitales y bloquear el acceso a alimentos y medicinas. Los rebeldes, por su parte, fueron acusados en el informe de reclutar a niños soldados y utilizar a civiles como escudos humanos.

Meses después de conocerse el informe de la ONU, el gobierno del entonces presidente Mahinda Rajapaksa publicó las conclusiones de su Comisión de Lecciones Aprendidas y Reconciliación, de que las fuerzas armadas no atacaron intencionalmente a civiles después de la guerra civil y que los rebeldes violaban habitualmente el derecho humanitario internacional.

El nuevo presidente de Sri Lanka, Maithripala Sirisena, ha prometido iniciar una investigación nacional sobre los crímenes de guerra, pero también prometió proteger a cualquiera que contribuyera a la derrota del grupo separatista Tigres de Tamil de cualquier acción legal internacional.

Mañana miércoles, el Pontífice canonizará al primer santo cingalés, el reverendo Joseph Vaz, un misionero indio del siglo XVII 

Sirisena, que juró su cargo el pasado viernes tras una inesperada victoria electoral, dijo al pontífice en el aeropuerto que su gobierno aspira a fomentar la "paz y la amistad entre nuestra gente tras superar un cruel conflicto terrorista".

"Somos un pueblo que cree en la tolerancia religiosa y en la coexistencia basada en una herencia de siglos de antigüedad", dijo.

Sin embargo, los tamiles siguen diciendo que se les discrimina, y activistas humanitarios no consideran serios los planes del gobierno de investigar las violaciones de derechos humanos.

Miles de personas se reunieron a lo largo de los 28 kilómetros (17 millas) que recorrió Francisco desde el aeropuerto, en su papamóvil descubierto. Aunque algunos que esperaban desde el amanecer se decepcionaron por la rapidez con la que pasó, Francisco se demoró tanto en saludar a la gente que canceló una reunión vespertina con los obispos de Sri Lanka tras retrasarse más de media hora en su agenda.

"¡Es como si Jesucristo viniera!"

"¡Esto es como si el propio Jesucristo viniera a Sri Lanka", se maravilló Ranjit Solis, un ingeniero retirado de 60 años. Solis recordó que el papa Pablo VI sólo pasó dos horas en el país en 1970, mientras que Juan Pablo II pasó un día allí en 1975. "¡El papa actual viene tres días! Él sirve a los pobres y le preocupan los países pobres. Es algo fantástico".

La cancelación del encuentro con los obispos le dio a Francisco más tiempo para descansar después de la ceremonia en el aeropuerto y el paseo por la ciudad. Parecía descansado cuando se reunió en privado con Sirisena en el palacio presidencial al atardecer y recibió luego a decenas de monjes budistas con sus túnicas azafranadas y otros jerarcas religiosos.

Incluso se colocó un chal azafranado sobre los hombros, una señal de honor entre los tamiles.

En su discurso, Francisco dijo que no bastaba con que el gobierno construya infraestructuras y cumpla las necesidades materiales del pueblo. "El gran trabajo de la reconstrucción", dijo, debe "fomentar la dignidad humana, el respeto por los derechos humanos y la plena inclusión de cada miembro de la sociedad".

El 70% de la gente en Sri Lanka es budista, la mayoría cingaleses. Otro 13 por ciento son hindúes, en su mayoría tamiles, y un 10 por ciento son musulmanes. Los católicos representan menos del 7% de los 20 millones de habitantes del país, pero la iglesia tiene fieles de las dos etnias y se ve a sí misma como una sólida fuente de unidad nacional.

Se espera que Francisco pida una mayor armonía y diálogo entre credos, en medio de un aumento de la violencia contra los musulmanes a manos de budistas fundamentalistas.

El miércoles, Francisco canonizará al primer santo cingalés, el reverendo Joseph Vaz, un misionero indio del siglo XVII a quien se atribuye haber revivido la fe católica entre cingaleses y tamiles en medio de la persecución de la autoridad colonial holandesa, que era calvinista. El parque Galle Face Green de Colombo, junto al mar, ya empezaba a llenarse el martes por la noche de gente que quería asegurarse un buen lugar en la misa.

Luego viajará a territorio tamil para orar en un santuario amado por los fieles de ambas etnias.

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