Paraguay lucha por impedir ejecución de 'mula' en China

Familiares, autoridades y defensores de los derechos humanos han intervenido para que Rosalía Amarilla, detenida en 2012, sea liberada.

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José Amarilla sostiene una fotografía en la que aparece su hija Rosalía Amarilla, en Nemby, Paraguay. (Agencias)
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Agencias
BEIJING, China.- Rosalía Amarilla ingresó al imponente edificio central del moderno aeropuerto de Beijing en la tarde del 24 de julio de 2012 y llevaba consigo poco más que el kilo y medio (siete libras) de cocaína que tenía escondida en su ropa interior.

Un conocido, llamado Carlos, le había dado a esta paraguaya de 31 años la ropa interior llena de droga para que viajase a Sao Paulo y de allí a Beijing, con una escala en Doha (Qatar). Las autoridades la atraparon antes de que pudiera encontrarse con dos chinos que la esperaban afuera del aeropuerto.

Tantos fiscales como abogados defensores coinciden en que eso fue lo que sucedió con esta vendedora de ropa que terminó presa en un país lejano y que ahora espera ser ejecutada por tráfico de drogas. Las autoridades paraguayas y defensores de los derechos humanos dicen que Amarilla fue obligada a trasportar la droga y que no debería ser ejecutada.

Su caso ha cobrado prominencia en Paraguay y ha generado polémicas internacionales. Senadores paraguayos firmaron una carta exigiendo su liberación y amigos y excompañeras de la escuela secundaria desfilaron por las calles de Asunción pidiendo que la enviasen de vuelta a Paraguay.

El canciller paraguayo planteó el caso de Amarilla a su colega chino durante una reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en Beijing a comienzos de este mes, según el Ministerio de Relaciones exteriores paraguayo.

Santiago Fiorio, del departamento de derechos humanos de la Cancillería, dijo que los chinos informaron que sus tribunales reconsiderarán el caso en julio. La Cancillería de China agregó en un comunicado que la Corte Suprema de Beijing aprobó una postergación de dos años de la ejecución en julio de 2013. Las autoridades judiciales chinas a menudo conmutan las condenas a muerte y disponen prisión perpetua u otros castigos en su lugar. El defensor de oficio de Amarilla en Beijing, Bai Baoli, se negó a hablar del caso.

En Paraguay, la hermana mayor de Amarilla, Patricia, dijo que su familia espera que la campaña a favor de la mujer sacará a la luz no solo su caso sino los de otras mujeres paraguayas que han sido obligadas a hacer de "mulas" por traficantes internacionales, generalmente bajo amenazas.

Dijo que la familia perdió contacto con Rosalía unos seis meses antes de enterarse de que había sido condenada a muerte en China, donde ese es el castigo habitual para ese tipo de delitos.

"Queremos que este sea un ejemplo para que no haya más mujeres en esta situación", declaró la hermana. "Esperamos que Rosalía vuelva a casa".

Elba Núñez, coordinadora regional de Cladem, una red que defiende los derechos de las mujeres latinoamericanas y del Caribe, dijo que no se sabe cuántas mujeres corren la misma suerte que Amarilla, pero afirmó que los paraguayos en particular tienen "un problema grave y muy peligroso".

La mujer está siendo obligada a trabajar en una fábrica de sofás y de sillones de la prisión a cambio de alojamiento y comida

Fiorio dijo que hay unos tres mil paraguayos en cárceles extranjeras, pero no sabía qué porcentaje había sido condenado por tráfico de drogas.

Paraguay es un centro regional importante por el que pasa mucho contrabajo de todo, desde artículos electrónicos hasta dinero sucio y también suministra mujeres y niños que son obligados a prostituirse o a realizar trabajos forzados, según el Departamento de Estado estadounidense.

Un noticiero televisivo chino mostró a otra paraguaya, Eulalia Duarte Estigarribia, cuando era atrapada en el aeropuerto de Beijing con drogas en su ropa interior. Ni Núñez ni Fiorio conocen las circunstancias del arresto de Duarte y tampoco pueden decir si fue obligada a transportar la droga o no.

En el caso de Amarilla, fiscales paraguayos la describen como una víctima del tráfico de personas, aunque siguen investigando cómo fue que viajó de Paraguay a China, según Alice Resquín, del departamento de tráfico de personas de la procuraduría general.

Rosalía Vega, directora ejecutiva de la rama de Amnistía Internacional en Paraguay, dijo que "sabemos que había sido amenazada, lo mismo que su familia".

Núñez expresó que Cladem se dedicaba a buscar y ayudar a mujeres como ella que han sido víctimas de tráfico de personas.

"Casi siempre las víctimas son mujeres que buscan mejores trabajos", declaró. "Queremos saber cuántos casos hay en China y en la región. Estas son redes internacionales muy peligrosas que conocen muy bien el negocio".

Núñez dijo que un amigo le propuso a Amarilla en 2012 que viajase con él a Brasil a comprar ropa que podría vender en Paraguay. Según documentos del segundo tribunal popular intermedio del municipio de Beijing entregados a la Cancillería paraguaya y luego traducidos al español, el conocido, Carlos, le dijo que podía viajar a China a comprar más ropa y el día previo al viaje desde Sao Paulo, le pidió que usase la ropa interior.

Amarilla, de acuerdo con el documento, sospechó que esa ropa interior escondía droga, pero le prometieron siete mil dólares si la entregaba en China. El tribunal admitió que otros le pidieron a Amarilla que transportase la droga, pero de todos modos mantuvo la sentencia de muerte, suspendida por dos años, por "el nivel de daño a la sociedad" por ese delito.

En su informe sobre Amarilla, Cladem dijo que los mismos traficantes que la contactaron estaban siendo buscados en relación con otros casos de mujeres obligadas a delinquir "bajo severas amenazas" y que "quedan durante algunas semanas y hasta meses siendo sometidas por los tratantes".

No se le dio a Amarilla la oportunidad de hablar con su abogado Bai antes del juicio y al menos una de las dos sesiones que hubo no fue traducida al español, dijo Núñez.

"No sabía lo que pasaba a su alrededor", dijo Núñez. "No le hicieron un juicio como corresponde".

Para complicar las cosas, la familia de Amarilla tuvo que usar a la embajada argentina en Beijing como intermediaria porque Paraguay no tiene relaciones diplomáticas con China.

Ahora, dijo la hermana de Amarilla, la familia se enteró de que la mujer está siendo obligada a trabajar en una fábrica de sofás y de sillones de la prisión a cambio de alojamiento y comida, algo que es común en el sistema penal chino. El juzgado de Beijing que llevó el caso de la paraguaya no respondió a pedidos de comentarios de The Associated Press.

A medida que se acerca la fecha en que el caso será reconsiderado y en vista de que todavía es posible que sea ejecutada, los fiscales paraguayos se afanan por averiguar cómo fue que Amarilla fue a parar a Beijing y quien la llevó allí.

"Es un problema grande aquí", expresó Vega, "y mucha gente está pendiente de este caso".

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