Oro negro, principal sustento del Estado Islámico

El grupo yihadista financia su lucha a través de una operación petrolera en expansión e incluso sus enemigos compran el oro negro.

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Combatientes de Al Qaeda vinculados al grupo del Estado Islámico marchan en Raqqa, Siria. (Archivo/AP)
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Erika Solomon/Guy Chazan/Sam Jones
LONDRES, Inglaterra.- Ubicado en su “guarida”, una habitación llena de cajas de cartón y señuelos de pesca en su casa en Rhode Island, Set Sar gana dinero al permitir que una compañía dé seguimiento a los más pequeños movimientos de sus ojos a través de la webcam en su computadora.

A unos 16 mil kilómetros de distancia, a las afueras del campo petrolero de al-Omar, al este de Siria, una fila de camiones se extiende seis kilómetros, y algunos conductores esperan un mes para llenarlos de crudo. Se establecieron puestos de falafel (albóndiga de pasta de garbanzo) y teterías para atender a los conductores. De ese tamaño es la demanda de petróleo.

Este es el territorio de ISIS (Estado Islámico), la organización yihadista en control de franjas de territorio sirio e iraquí. El comercio de petróleo se declaró un objetivo prioritario de la coalición militar Internacional que lucha contra el grupo. Y sin embargo, sigue sin perturbaciones.

El petróleo es el oro negro que financia la bandera negra de ISIS y que aceita su máquina de guerra, proporciona electricidad y le da a los yihadistas una ventaja vital contra sus vecinos.

Un año después de que el presidente Barack Obama lanzara una coalición internacional para pelear contra ISIS, el comercio desbordado en al-Omar y en otros ocho campos se convirtió en símbolo del dilema que enfrenta la campaña: ¿cómo derrotar al “califato” sin desestabilizar la vida de 10 millones de civiles en las zonas bajo su control, y castigar a los aliados en occidente?

La resistencia de ISIS y la debilidad de la campaña liderada por EU, le dieron a Rusia el pretexto para lanzar su propia y audaz intervención en Siria.

Administrada minuciosamente, la compañía petrolera de ISIS recluta trabajadores capacitados, desde ingenieros hasta capacitadores y administradores. Las estimaciones de los ingenieros y comerciantes locales ponen la producción de petróleo en el territorio que tiene ISIS entre 34 mil y 40 mil barriles de petróleo al día. El petróleo se vende en la boca del pozo a un precio de entre 20 y 45 dólares el barril, con lo que las ganancias promedio de los militantes son 1.5 mdd al día.

“Es una situación que te hace reir y llorar”, dice un comandante rebelde sirio en Alepo, quien compra diesel en las áreas controladas por ISIS incluso cuando sus fuerzas combaten al grupo en la primera línea. “Pero no tenemos otra opción, y somos una revolución de hombres pobres. ¿Alguien más se ofrece a darnos combustible?”.

El petróleo: arma estratégica

La estrategia petrolera de ISIS se preparó desde que el grupo surgió en Siria en 2013, los yihadistas vieron al petróleo como un soporte para su visión de un estado islámico. El consejo de la Shura del grupo lo identificó como fundamental para la supervivencia de la insurgencia, y para financiar la creación de un califato.

Cuando avanzó hacia el norte de Irak y tomó Mosul, ISIS también se apoderó de los campos de Ajil y Allas en Kirkuk, la provincia del noreste de Irak.

“Estaban listos, tenían personas allí a cargo del aspecto financiero, tenían técnicos que ajustaron el proceso de llenado y almacenamiento”, dice un jeque local de Hawija, cerca de Kirkuk. Unos 150 camiones se llenaban diariamente, cada uno con una capacidad de 10 mil dólares. ISIS perdió los campos con el ejército iraquí en abril, pero se estima que ganó 450 mdd con ellos en los 10 meses que controlaron el área.

Mientras que Al Qaeda, la red terrorista global, depende de las donaciones de ricos patrocinadores extranjeros, ISIS obtuvo su fortaleza financiera a través de su estatus como productor monopólico de una materia prima esencial que se consume en grandes cantidades en toda el área que controla. Incluso sin poder exportarlo, puede prosperar porque tiene un gran mercado cautivo en Siria e Irak.

De hecho, el diesel y el petróleo que se producen en las áreas de ISIS no solo se consumen en el territorio que controla el grupo, sino en áreas que están en guerra con ellos, como el norte que controlan los rebeldes en Siria: la región depende del combustible yihadista para su supervivencia. Los hospitales, tiendas, tractores y maquinaria que se utiliza para sacar a las víctimas de los escombros funcionan con generadores alimentados con el petróleo de ISIS.

Una empresa nacional

La estrategia de ISIS se sostiene en proyectar una imagen de un Estado en formación, y trata de manejar su industria petrolera imitando las corporaciones petroleras nacionales. De acuerdo con los sirios que dicen que ISIS intentó reclutarlos, el grupo contrata ingenieros, ofrece salarios competitivos a los que tienen la experiencia requerida, y alienta a los posibles empleados a aplicar en su departamento de recursos humanos.

ISIS también recluta a sus seguidores en el extranjero. En el discurso que dio después de la caída de Mosul, el líder de ISIS, Abu Bakr al -Baghdadi, no sólo pidió guerreros sino ingenieros y médicos, entre otros.

El petróleo se controla por los altos mandos. Hasta hace poco el emir de ISIS para el petróleo era Abu Sayyaf, un tunecino cuyo nombre real, según el Pentágono, era Fathi Ben Awn Ben Jildi Murad al-Tunisi, a quien mataron las fuerzas especiales estadounidenses en mayo. De acuerdo con funcionarios de inteligencia de EU y Europa, con él encontraron documentos relacionados con las operaciones petroleras de ISIS. Los documentos presentan una operación dirigidameticulosamente, con ingresos de pozos y costos contabilizados. Mostraban un enfoque pragmático para fijar el precio, y la gente de ISIS explotaba la diferencia en la demanda a lo largo de su territorio para maximizar las utilidades.

La supervisión de los pozos petroleros la controla el Amniyat, la policía secreta de ISIS, que garantiza que los ingresos vayan a donde tiene que ir, y aplican castigos brutales si no es así.

Red de distribución

Una vez que los conductores camiones cuentan con el petróleo de al-Omar, los comerciantes lo llevan a las refinerías locales o lo venden a un precio mayor a los intermediarios con vehículos más pequeños quienes lo transportan a ciudades al oeste como Alepo o Idlib.

Es posible que la suerte de ISIS con el petróleo no dure. Las bombas de la coalición, la intervención rusa y los bajos precios del petróleo pueden presionar los ingresos. La mayor amenaza para la producción es el agotamiento de los antiguos campos petroleros de Siria. No cuentan con la tecnología de las grandes petroleras extranjeras para contrarrestar lo que los locales describen como una lenta caída en la producción.

Mafia para mantener el gas

La “cooperación” entre el gobierno e ISIS es necesaria para generar la electricidad en Siria.

El régimen sirio está encerrado en un pacto “estilo mafia” con los yihadistas para mantener el flujo de gas. La compañía nacional de gas de Siria está a cargo de la planta de gas Tuweinan, una de varias que se convirtieron en empresas conjuntas del gobierno del presidente Bashar al-Assad y el grupo yihadista.

El gas proporciona 90 por ciento de la red eléctrica de Siria, del que ISIS y el régimen de Assad dependen. ISIS controla al menos ocho plantas de electricidad en Siria, incluyendo tres hidroeléctricas y la planta de gas más grande del país.

La cooperación es fuerte en el gas que genera la electricidad de Siria. Los acuerdos son menos por dinero y más por servicios. Los acuerdos de negocios no se traducen en una tregua; ambas partes atacan a empleados y la infraestructura del otro.

El régimen señala que estos enfrentamientos son prueba de que las negociaciones no existen. Pero el Ministerio del Petróleo y Recursos Naturales de Siria reconoce que algunos de sus empleados trabajan bajo el mando de ISIS “con el fin de preservar la seguridad de estas instalaciones”. Otros describen el combate como parte de una lucha por los mejores términos, y ninguno busca destruir al otro. “Piensen en eso como una maniobra táctica para aumentar la ventaja”, dice el propietario de una empresa de energía siria, quien solicitó no se revelara su nombre. “Esta es una negociación al estilo de la mafia de Chicago en 1920. Matas y luchas para influir en el acuerdo, pero el acuerdo no termina”.

Empleados de Tuweinan dicen que su gas se envía a la planta termoeléctrica de Alepo que controla ISIS. Cuando las instalaciones funcionan, hay frecuentes paros de servicio debido a la inestabilidad del área, el acuerdo de Tuweinan le da al régimen 50 Megavatios de electricidad cada día. ISIS toma 70 Megavatios.

Hesco, una compañía siria cuyo dueño, George Haswani, está bajo sanciones de la Unión Europea bajo la sospecha de que tiene tratos con el régimen y con ISIS, maneja parcialmente Tuweinan. Varios trabajadores dijeron que Hesco envía a ISIS 15 millones de liras sirias (cerca de 50 mil dólares) cada mes para proteger su equipo. Michel Haswani, el hijo del propietario y gerente en Hesco, lo niega. Dice que las acusaciones “no son ciertas y son imprecisas”. Pero admite que ISIS maneja parcialmente la planta.

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