Agencias
EL VATICANO.- El Papa Benedicto XVI expresó hoy su preocupación ante la pérdida de las figuras de padre y madre en la sociedad moderna por culpa de la "ideología del género", según la cual cada quien puede elegir su sexo sin importar su cuerpo.

En un largo mensaje pronunciado ante sus principales colaboradores de la Curia Romana en el Palacio Apostólico del Vaticano, el líder católico repasó los principales momentos del 2012 en la Iglesia y reflexionó sobre los desafíos del mundo moderno.

Al recordar su visita a la norteña ciudad italiana de Milán, donde encabezó el Encuentro Mundial de las Familias en junio, el líder católico advirtió sobre la "innegable crisis" que amenaza los fundamentos de la célula básica de la sociedad en el mundo occidental.

Precisó que la familia "no es únicamente una determinada forma social" sino que ella determina qué es el hombre en realidad.

Según el líder católico la crisis de esa institución evidencia la incapacidad del ser humano a adquirir grandes compromisos, a causa de una errónea comprensión de la libertad y la autorrealización, y también por eludir el soportar pacientemente los sufrimientos.

"El rechazo de la vinculación humana, que se difunde cada vez más, significa que el hombre permanece encerrado en sí mismo y, en última instancia, conserva el propio yo para sí mismo, pero no lo supera verdaderamente", señaló.

Al cambiar de sexo la persona llega a negar al Creador

"Con el rechazo de estos lazos desaparecen también las figuras fundamentales de la existencia humana: el padre, la madre, el hijo; decaen dimensiones esenciales de la experiencia de ser persona humana", apuntó.

Ponderó que la crisis de la familia se manifiesta en una "nueva filosofía de la sexualidad" llamada "género" (gender) en la cual el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza sino un papel social que se elige autónomamente, mientras hasta ahora era la sociedad la que decidía.

Calificó de "falacia" y "revolución" a esa teoría, porque en ella el hombre niega tener una naturaleza pre-constituida por su corporeidad, aquello que verdaderamente caracteriza al ser humano.

Así, sostuvo, ya no existen el hombre y la mujer como realidad de la creación, como naturaleza de la persona humana. El hombre niega su propia naturaleza.

"Allí donde la libertad de hacer se convierte en libertad de hacerse por uno mismo, se llega necesariamente a negar al creador mismo y, con ello, también el hombre como criatura de Dios, como imagen de Dios, queda finalmente degradado en la esencia de su ser", afirmó.

"En la lucha por la familia está en juego el hombre mismo. Y se hace evidente que, cuando se niega a Dios, se disuelve también la dignidad del hombre. Quien defiende a Dios, defiende al hombre", estableció.