Presidente del país más poderoso, 'harto' de sus guardaespaldas

Cada vez es más común que Barack Obama se dé sus escapadas para ser un 'ciudadano común'.

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El presidente Barack Obama se siente enjaulado en la Casa Blanca; en las últimas semanas, sus 'escapadas' se incrementaron, lo mismo a comer hamburguesas que a caminar hasta irse caminando hasta un acto público. (Archivo/huffingtonpost.es)
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Agencias
WASHINGTON, DC, EU.- El presidente estadounidense Barack Obama, rodeado las 24 horas al día por agentes de seguridad y limitado en sus movimientos desde hace casi seis años, asegura sentirse enjaulado en la Casa Blanca, por lo cual son cada vez más seguidas sus escapadas: "El oso está libre", comentó en una de sus últimas fugas.

La casa situada en el 1600 de Pennsylvania Avenue le provocó a Obama un encierro que no esperaba encontrar.

Entre agentes de seguridad por todas partes, grupos de periodistas y fotógrafos que lo siguen adonde va, el mandatario buscó la manera de "romper las cadenas" y concederse momentos como si fuera un ciudadano normal.

"El oso está libre", comentó en una de sus últimas escapadas de la Casa Blanca, cada vez más usuales. "No veía la hora de salir de DC (Washington)", le dijo a un grupo de personas que lo saludó en Minnesota.

"A veces bromeo con el Servicio Secreto y les digo que soy como un oso en una jaula y que cada tanto debo escapar", agregó.

Harry Truman rebautizó la Casa Blanca como la residencia presidencial como "la gran prisión blanca"

La realidad es que muy lejos no puede ir el mandatario en sus escapadas. El mes pasado logró realizar un paseo con su consejero John Podesta por los alrededores de la Casa Blanca, e ir y regresar caminando hasta el Ministerio del Interior.

Esa vez, Obama decidió no utilizar -como es usual- el auto presidencial, totalmente blindado.

En esa caminata, Obama vio el rostro de los sorprendidos turistas que se fotografiaban con la Casa Blanca de fondo. "Le puedo estrechar la mano, no muerdo", le dijo a un turista.

Otras escapadas que realizó incluyeron visitas a la cadena de comidas rápidas mexicana Chipotle, así como Starbucks y alguna heladería alrededor de la Casa Blanca.

El viernes pasado logró inclusive darse el gusto de comer una hamburguesa en Minneapolis, y luego caminar por la calle principal para comprarse un helado. "Hoy me siento realmente libre, puedo hacer cualquier cosa", dijo a una turista.

Obama no es el único presidente que sufrió los efectos del encierro en la Casa Blanca. Harry Truman había rebautizado la residencia presidencial como "la gran prisión blanca", y para evadirse cada tanto de la presión, se concedía paseos por Washington.

"El presidente siente que tiene la necesidad de reconectarse con los electores", afirmó el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.

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